Chilenas rebeldes

María José Cumplido

Fragmento

Janequeo

Janequeo

Siglo XVI

Si algo conoces sobre la llegada de los españoles a Chile y la guerra contra el pueblo mapuche, es probable que hayas escuchado los nombres de Lautaro, Michimalonko y Caupolicán. Pero ¿habías oído el nombre de alguna mujer? Quizás no. Por eso es importante conocer a Janequeo, una guerrera mapuche que peleó contra los españoles para defender su tierra y vengar el asesinato de su marido.

En la época en que vivió Janequeo, el gobernador de Chile enviaba constantemente tropas a conquistar el territorio mapuche. También construía fortalezas para que los indígenas no llegaran a las ciudades más importantes recién fundadas. Ante este panorama, el pueblo mapuche, invadido y atacado, hizo de todo para defenderse, y una de sus líderes fue Janequeo. Conociendo las técnicas españolas, esta mujer de origen pehuenche se encargó de manejar tropas, atacar fortalezas y defender la tierra de la invasión hispana. Ganó muchas peleas y perdió otras, pero es recordada por su valentía y garra puestas al servicio de su comunidad. Janequeo fue una verdadera guerrera que algunos cronistas de la época destacaron en sus escritos como una mujer de gran importancia para la historia de su pueblo.

¿Qué pasó con ella? Solo se sabe que, después de dar batalla junto a sus tropas, se adentró en el sur de nuestro país donde desapareció sin dejar rastro. ¿Qué habrá sido de ella? Ese es un enigma no develado de la vida de esta gran mujer insumisa.

Catalina de los Ríos y Lisperguer

Catalina de los Ríos y Lisperguer

1604-1665

A pesar de que siempre se la retrató como a una villana, esta es una de las estrellas femeninas en la historia de Chile. Una suerte de leyenda a la que tal vez conozcas por su apodo: La Quintrala. A partir de su vida se han publicado libros, se han hecho películas y hasta teleseries donde se la muestra como una temible mujer de pelo rojo. Pero ¿qué información real tenemos de ella? Sabemos que nació en una familia rica y poderosa y que no tuvo una educación formal, porque vivió en una época en que las mujeres no podían estudiar. Ese período de la historia de Chile se llamó Colonia, precisamente porque nuestro país era una colonia española. ¡Nos gobernaban los reyes de España!

Catalina fue acusada de cometer asesinatos y adulterio, también de maltratar, blasfemar y hasta de hacer brujería. Pero cuidado: fue Benjamín Vicuña Mackenna, historiador del siglo XIX, quien escribió rumores sobre estos horribles hechos. ¿Tendrán algún asidero en la realidad o serán un invento? Quizás La Quintrala solo tenía un carácter fuerte, porque no hay pruebas de estos hechos.

Lo que sí es cierto es que Catalina enfrentó un juicio en su contra, pero gracias a su posición social privilegiada no la sentenciaron. Tenía siempre una corte de sirvientes a su disposición y controlaba tierras. De su vida privada sabemos que se casó con un encomendero y militar español a conveniencia; es decir, sus padres lo decidieron por ella, como era usual en la época. Con él tuvo un hijo que murió antes de los diez años —lo cual también era frecuente, pues la mortalidad infantil era muy alta.

La Quintrala vivió bastante más que la norma en ese entonces: sesenta y un años. Fue enterrada en el centro de Santiago, en la iglesia de San Agustín, y legó gran parte de su fortuna a esa congregación, no obstante que poco tiempo antes fuera acusada de satánica por haber arrojado a la calle un Cristo de la Agonía, que pertenecía los agustinos.

Úrsula Suárez

Úrsula Suárez

1666-1749

¿Qué pensarías si hoy te ofrecieran encerrarte en un convento por el resto de tu vida? Quizás esto: ¡qué aburrido! Pero en plena Colonia ese no era un plan tan malo. En el siglo XVII, los conventos eran un espacio donde las mujeres se desarrollaban incluso más que en sus propias casas. Ahí tenían la oportunidad de estudiar, leer, escribir, recibir regalos, tener amigos y realizar un sinfín de actividades que las casadas no podían hacer.

Úrsula Suárez, que había nacido en una familia de mucho dinero, a los doce años fue enviada al convento de Las Clarisas, que se encontraba en la plaza de Armas. Allí, aparte de sus labores religiosas, escribió una autobiografía. ¡Sí, un libro que da cuenta de sus experiencias de monja!

Lo cierto es que la idea no surgió de ella, sino que de su confesor, quien le exigió el escrito, lo cual era algo común en esos ambientes.

Durante siglos, investigadores e intelectuales no le prestaron mayor atención a ese documento. Más bien lo despreciaron, quizás porque provenía de la pluma de una mujer. Pero en 1984 fue redescubierto y leído con otros ojos. Relación de las singulares misericordias que ha usado el Señor con una religiosa volvió a la vida, se reimprimió, se estudió y hoy celebramos la inusitada defensa de la libertad que exhibió esta inteligente monja en aquellas páginas.

María Antonia Palacios

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