La de Ginzburg era una escritura sencilla pero potente, una prosa nacida del fondo de la tierra y atenta a todas las pequeñas cosas de la vida... La autora hizo de lo doméstico un instrumento para mirar el mundo, y aunque nunca supo cómo llevar un diario, sí consiguió enlazar vida y literatura con compromiso y belleza. «Las tareas de casa y otros ensayos» (Lumen) recopila las lúcidas reflexiones de quien convertía en arte todo cuanto erigía en palabras. Las siguientes líneas corresponden al prólogo con el que la poeta Elena Medel introduce esta colección de textos de una de las escritoras italianas más importantes del siglo pasado.