Dile a Marie que la quiero es una novela que, a priori, tiene todos los ingredientes para convertirse en una gran obra y quedar guardada para mucho tiempo en tu corazón. Sin embargo, he de decir que la misma no ha sido como esperaba.Como ya he dicho, esperaba una gran historia, digna del emplazamiento tanto temporal como geográfico que posee, pero al final ha resultado ser una novela muy pasajera que, si bien relata una bonita trama, no ha llegado a mi corazón en modo alguno.Se encuentra emplazada en la Francia ocupada en los últimos años de la Segunda Guerra Mundial, cuando los aliados comenzaron a ganar terreno paulatinamente al ejército del Führer y el final de la guerra se avecinaba.En este contexto, surgen nuestros protagonistas. Mathilde es una mujer criada en la alta sociedad berlinesa que será capaz de dejar todo ello atrás cuando se enamore perdidamente de Erik, un joven actor judío que comienza a ver cómo su condición está siendo cada vez más perseguida con la implantación de una nueva normativa contra los judíos en la Alemania nazi. Ello, sin lugar a dudas, le reportará a la pareja muchos sinsabores, que comenzarán con la huida de Berlín en la búsqueda de un ambiente más propicio para la familia.Existe una gran multitud de personajes en esta novela que podrían haber resultado enriquecedores de no ser porque la obra prosigue tan rápido y los personajes tienen tan poco tiempo para darse a conocer, que la sensación que adoptas es la de no saber dónde estás metida y quién es cada uno. No aprecio, de esta forma, una evolución psicológica profunda en ninguno de ellos, quizás, por la falta de tiempo para ello, dado que nos encontramos con una novela que no alcanza las 300 páginas.A pesar de que el ritmo de la novela es bastante trepidante, puesto que constantemente mezcla personajes, acciones y emplazamientos, ha sido precisamente esa mezcla tan constante y rápida la que ha hecho que, en ocasiones, le haya perdido el ritmo a la novela y me haya costado bastante seguir su argumento, desviando, con esos saltos, la atención del lector hacia historias paralelas. Creo que la extensión de la obra es muy poca como para la cantidad de subtramas y personajes que mezcla, puesto que sientes, constantemente, que no empatizas con ninguno de ellos lo suficiente. Un número muy elevado de personajes con historias diferentes hacen que la atención en lo que debería ser la trama central se pierda y acabemos por pensar que realmente no sabemos qué estamos leyendo.No obstante, he de decir que el sabor de boca final no ha sido del todo amargo. Esperaba mucha más acción y suspense, pero aun así me parece un final bastante acabado, redondo y plausible. Serán los propios personajes, al principio de la novela tan separados e independientes, los que vayan concurriendo durante los últimos capítulos para desgranarnos el final de la historia de Marie.Recomendaría esta novela en el caso de que queramos leer algo que no nos ocupe demasiado tiempo en terminar, a la vez que una novela de tintes históricos y narrativos, con una trama muy rápida y unas acciones que no ralentizan la historia. Debo decir que mi gusto es leer novelas bastante extensas, de género histórico, aunque no por ello lentas ni pesadas, sino con una sucesión de hechos y acciones que se hallen en su justa medida, dando la oportunidad al lector de conocer a los personajes y entender la trama de forma completa. De todas formas, esto no es más que una opinión personal de esta lectora.
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