Mucha teta. El manual de lactancia materna

Alba Padró

Fragmento

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PRÓLOGO

Me siento a escribir este prólogo en el AVE de Barcelona a Madrid, con mi hijo de 16 meses enganchado en la teta izquierda y mi hija de 2 años y 9 meses en la teta derecha. Mi intención era comenzarlo a escribir cuando estuviera sola y más tranquila, pero, siendo madre de estos dos terremotos, nunca sé cuándo llegará ese momento, así que aprovecho este «momento teta» porque es cuando más calmados van a estar en todo el trayecto.

Desde que soy pequeña he vivido la lactancia como algo natural en la vida de todo ser humano. Mi madre me dio pecho hasta los 3 años y siempre hablaba maravillas de su experiencia conmigo y con mis dos hermanos, así que no me planteaba nada distinto en mi caso para cuando llegara el momento. Pero, como siempre, la vida es caprichosa y Lia, mi primera hija, nació prematura. Por suerte nació con el reflejo de succión ya formado, pero hizo falta mucha mucha ayuda de profesionales, enfermeras, matronas y asesoras de lactancia para que consiguiera mamar durante más de 5 segundos sin cansarse y consiguiera ganar peso. Tuve que vivir pegada al sacaleches el primer mes (día y noche) para conseguir suplementarla con darle el pecho y que ganara peso correctamente. Tras ese pequeño bache, pudimos gozar de una lactancia preciosa incluso al quedarme embarazada de mi segundo hijo, Neo, a los 5 meses. La lactancia fue de maravilla durante todo ese segundo embarazo (exceptuando una pequeña sensibilidad extra en el pecho los 2 primeros meses) hasta que, en la recta final, me empezaron a asaltar las dudas de ¡cómo iba a hacerlo cuando naciera Neo! «¿Se podrá amamantar a la vez? ¿La mayor no le “robará” leche al pequeño? ¿Le tendré que asignar una teta a cada uno? ¡¿Cómo lo hago?!».

Fue entonces cuando mi hermana Sandra me habló de Alba por primera vez. Comencé a seguirla en Instagram y, en tan solo unos días, ya había devorado todos sus artículos de LactApp, todos sus posts, y me había convertido en una «incondicional» a su ronda de «preguntas y respuestas» matutinas. No podía parar… Todo lo que contaba era tan útil como fascinante y no paraba de preguntarme cómo era posible que tuviéramos tan poca información sobre lactancia, siendo algo tan necesario ¡y tan primario! ¿Por qué no la había conocido antes? ¡Era la Diosa de la Lactancia!

Gracias a ella aprendí todo lo necesario sobre la lactancia en tándem y le di carpetazo a tantos mitos absurdos sobre la lactancia en general… Pero la lactancia no siempre es un camino de rosas y, tras el segundo parto, tuve una ingurgitación mamaria que por poco acaba en mastitis. Conseguí superarla gracias a los masajes de presión inversa suavizante, la extracción manual y las hojas de col congelada, pero a los 2 meses, sin explicación aparente, Neo empezó a perder mucho peso y mi pecho dejó de estar tan «lleno» como antes. Contacté desesperada con pediatras y médicos y ninguno supo darme una solución más allá de dejar el pecho y darle fórmula. Por supuesto, lo primero era la salud del pequeñín y comencé a alimentarlo con biberones de leche materna que tenía congelada y leche de fórmula. Sin embargo yo, por dentro (y por fuera), lloraba desesperada porque, aunque tenía claro que no quería dejar la lactancia, aquello no pintaba bien.

Fue ahí cuando contacté personalmente con Alba. Le escribí por Instagram y a las pocas horas me recibió en su consulta.

Tanto a ella como a su (gran) equipo, les resultó un caso bastante extraño porque el peque mamaba perfectamente, no tenía problemas de frenillo, ni infección de orina, había estado ganando mucho peso las semanas anteriores y venía de una lactancia exitosa con la mayor… Quizá, decían, había podido ser el estrés de los dos bebés, no dormir, no comer bien y un cúmulo de pequeñas cosas. El caso es que no me prometían que pudiéramos recuperar la lactancia, pero sí que «lo íbamos a intentar». Me grabé esas últimas palabras de Alba a fuego y decidí entregarme a ella al 100 %.

Dos semanas después, tras miles de horas de sacaleches y mil consejos más, conseguí recuperar mi lactancia… Me emociono al pensarlo porque fue durísimo luchar contra todo pronóstico y contra todo mi entorno, incluida la familia, quien, en ocasiones y aun con su mejor intención, carecen de información y pueden no ser de gran ayuda en la lactancia y en la crianza en general. Pero gracias a Alba y a su gran equipo, a día de hoy, sigo con esta lactancia en tándem que me agota y me hace feliz a partes iguales. GRACIAS.

Cuando conocí a Alba personalmente, me encantó poder ver con mis propios ojos que era la misma mujer increíble delante y detrás de las redes. Eso la hacía, y la hace, aún más auténtica y honesta.

Alba es de esas personas carismáticas, contundentes y hechizantes que contestan al WhatsApp inmediatamente y que siempre tiene respuesta y sonrisa ¡para todo! Conozco a muy pocas personas que disfruten tanto con lo que hacen como ella. Es una workaholic que me fascinó desde la primera vez que la vi y que consigue que entiendas a la mujer y a la lactancia como lo que son: piezas fundamentales en la vida de todo recién nacido y todo/a niño/a, a las que hay que proporcionarles toda la información posible para ayudarlas a volar libres y felices. Y a ello se dedica: a hacernos libres y felices en este apasionante viaje.

De este libro, que no puede tener un título más acertado, deseo que te lleves eso mismo, «mucha teta» y la respuesta a todas tus dudas para que puedas respirar y disfrutar del viaje como os merecéis tu bebé y tú. El camino no siempre es sencillo, la sociedad no siempre lo pone fácil y el entorno, a veces, tampoco. De ahí la importancia de contar con cuanta más información, mejor, para poder estar tranquilas en los momentos difíciles y tomar decisiones con la mayor conciencia posible. Gracias, Alba, por existir y por hacernos este regalo que nos acompañará toda la vida, a nosotras y a nuestros/as hijos/as.

Y a ti, que tienes esta «joya» entre tus manos: te mando todo mi cariño femenino para que disfrutes de este apasionante viaje. Recuerda que no estás sola. Pide ayuda siempre que lo necesites y ¡ánimo! ¡Ya lo estás haciendo genial! ¡TÚ PUEDES!

NATALIA SÁNCHEZ

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ACERCA DE ESTE MANUAL

Los manuales de instrucciones dan pereza, lo sé. Tantas páginas, tantas letras, tanto dibujito…, pereza máxima tener que leer todo eso y mucha ansia para usar lo que te has comprado.

¡Total, seguro que instintivamente sabes cómo funciona! ¿No? Nadie lee nada. La mayoría de las veces somos capaces de hacer funcionar el aparato que sea sin mirar las instrucciones, pero como tengas una dificultad y algo no salga como esperas no queda otra que abrir el libro y ponerte a ello.

Y esto es justo lo que tienes entre las manos: el manual para cuando las cosas no salen de manera intuitiva o algo no se soluciona solo. Y es que la lactancia es instintiva para los bebés, pero no lo es para nosotras; tenemos que aprender y muchas veces resolver sobre la marcha todo lo que irá acontecido en nuestra lactancia.

A lo largo de estos años he a

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