Guárdame en ti

Raúl Zurita

Fragmento

cap

 

Destrocé mi cara tremenda

frente al espejo

te amo —me dije— te amo

Te amo más que a nada en el mundo

 

 

Les aseguro que no estoy enfermo         créanme

Ni me suceden a menudo estas cosas

pero pasó que estaba en un baño

cuando vi algo como un ángel

«Cómo estás, perro» le oí decirme

bueno —eso sería todo

Pero ahora los malditos recuerdos

ya no me dejan ni dormir por las noches

 

 

Sobre los riscos de la ladera: el sol

entonces abajo en el valle

la tierra cubierta de flores

Zurita enamorado amigo

recoge el sol de la fotosíntesis

Zurita ya no será nunca más amigo

desde las 7 P.M. ha empezado a anochecer

La noche es el manicomio de las plantas

 

ALLÁ LEJOS

 

 

 

Se hacía tarde ya cuando tomándome un hombro

me ordenó:

«Anda y mátame a tu hijo»

Vamos —le repuse sonriendo—, ¿me estás tomando

el pelo acaso?

«Bueno, si no quieres hacerlo es asunto tuyo,

pero recuerda quién soy, así que después no

te quejes»

Conforme —me escuché contestarle— ¿y dónde

quieres que cometa ese asesinato?

Entonces, como si fuera el aullido del viento

quien hablase, Él dijo:

«Lejos, en esas perdidas cordilleras de Chile»

 

Ríanse a mandíbula batiente

porque ella y yo nos hemos encontrado

Griten piedras y malezas del campo

que por nuestro amor

las cárceles de las ciudades se derrumban

y las rejas se deshacen

y hasta los candados han cedido

reventándose en los pórticos de los edificios

Por eso ríanse, ríanse que nos hemos encontrado

vuélense de amor por los pastos

Que yo y ella nos queramos para siempre

y que por nuestro amor sean queridas

hasta las puntas de fierro de las botas

que nos golpearon

y que quienes burlándose nos decían

«Báilennos un poco» y nos apagaban sus cigarros

en los brazos para que les bailáramos

que por nuestro amor, sólo por eso, ahora

bailen ellos

embellecidos como girasoles sobre el campo

Miren entonces la enverdecida de esta patria

para que sean queridos padre e hijo

esposa y esposo

para que hasta el león y la leona sean queridos

y después digan quién podrá apagar este amor

No lo apagarán ni lo ahogarán

océanos y ríos

 

PASTORAL/ EPÍLOGO

Recortados en la noche, como espejismos, con las manos

recogíamos puñados de tierra y del pasto verde

que crecía. Sé que todo esto no fue más que un sueño

pero aquella vez fue tan real

el peso de la tierra en mis manos, que llegué a creer

que todos los valles renacerían a la vida

y es posible porque algunos cantaban

incluso tú, que no habías parado de llorar

es posible que también rieras

y contigo el aire, el cielo, los valles nuevos

toda luz, hermana, toda luz

del amor que mueve el sol te juro y las otras estrellas

 

 

Con mis ojos miraba los tuyos y tú

por mis ojos

sabías más cosas de mí

Por los ojos nos entendíamos a la

distancia y antes de que dijésemos

cualquier palabra

yo ya conocía lo que tú pensabas

y tú por mis ojos también

Y esto íbamos recordando

y nuestros gemidos estremecían las paredes

 

 

Pues bien: yo sé que escucharé a la tierra

y ella atenderá el cielo

a los pastizales y a los desiertos

Y en ese día se oirán decir:

Color rostro humano es el cielo

y yo bailando y cantando

les contestaré color de cielo es mi Dios

 

LA VIDA NUEVA

 

 

 

Como una vergüenza que yo tenía comencé a

soñar, mire sí, soñé que estaba acurrucada contra

la pared igual que una india chamana y que una

gran cantidad de gente me rodeaba mirándome y

yo muerta de vergüenza, trataba de cubrirme. Iba

a parir, y mi terror era qué hacer para cortarle

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