Destrocé mi cara tremenda
frente al espejo
te amo —me dije— te amo
Te amo más que a nada en el mundo
Les aseguro que no estoy enfermo créanme
Ni me suceden a menudo estas cosas
pero pasó que estaba en un baño
cuando vi algo como un ángel
«Cómo estás, perro» le oí decirme
bueno —eso sería todo
Pero ahora los malditos recuerdos
ya no me dejan ni dormir por las noches
Sobre los riscos de la ladera: el sol
entonces abajo en el valle
la tierra cubierta de flores
Zurita enamorado amigo
recoge el sol de la fotosíntesis
Zurita ya no será nunca más amigo
desde las 7 P.M. ha empezado a anochecer
La noche es el manicomio de las plantas
ALLÁ LEJOS
Se hacía tarde ya cuando tomándome un hombro
me ordenó:
«Anda y mátame a tu hijo»
Vamos —le repuse sonriendo—, ¿me estás tomando
el pelo acaso?
«Bueno, si no quieres hacerlo es asunto tuyo,
pero recuerda quién soy, así que después no
te quejes»
Conforme —me escuché contestarle— ¿y dónde
quieres que cometa ese asesinato?
Entonces, como si fuera el aullido del viento
quien hablase, Él dijo:
«Lejos, en esas perdidas cordilleras de Chile»
Ríanse a mandíbula batiente
porque ella y yo nos hemos encontrado
Griten piedras y malezas del campo
que por nuestro amor
las cárceles de las ciudades se derrumban
y las rejas se deshacen
y hasta los candados han cedido
reventándose en los pórticos de los edificios
Por eso ríanse, ríanse que nos hemos encontrado
vuélense de amor por los pastos
Que yo y ella nos queramos para siempre
y que por nuestro amor sean queridas
hasta las puntas de fierro de las botas
que nos golpearon
y que quienes burlándose nos decían
«Báilennos un poco» y nos apagaban sus cigarros
en los brazos para que les bailáramos
que por nuestro amor, sólo por eso, ahora
bailen ellos
embellecidos como girasoles sobre el campo
Miren entonces la enverdecida de esta patria
para que sean queridos padre e hijo
esposa y esposo
para que hasta el león y la leona sean queridos
y después digan quién podrá apagar este amor
No lo apagarán ni lo ahogarán
océanos y ríos
PASTORAL/ EPÍLOGO
Recortados en la noche, como espejismos, con las manos
recogíamos puñados de tierra y del pasto verde
que crecía. Sé que todo esto no fue más que un sueño
pero aquella vez fue tan real
el peso de la tierra en mis manos, que llegué a creer
que todos los valles renacerían a la vida
y es posible porque algunos cantaban
incluso tú, que no habías parado de llorar
es posible que también rieras
y contigo el aire, el cielo, los valles nuevos
toda luz, hermana, toda luz
del amor que mueve el sol te juro y las otras estrellas
Con mis ojos miraba los tuyos y tú
por mis ojos
sabías más cosas de mí
Por los ojos nos entendíamos a la
distancia y antes de que dijésemos
cualquier palabra
yo ya conocía lo que tú pensabas
y tú por mis ojos también
Y esto íbamos recordando
y nuestros gemidos estremecían las paredes
Pues bien: yo sé que escucharé a la tierra
y ella atenderá el cielo
a los pastizales y a los desiertos
Y en ese día se oirán decir:
Color rostro humano es el cielo
y yo bailando y cantando
les contestaré color de cielo es mi Dios
LA VIDA NUEVA
Como una vergüenza que yo tenía comencé a
soñar, mire sí, soñé que estaba acurrucada contra
la pared igual que una india chamana y que una
gran cantidad de gente me rodeaba mirándome y
yo muerta de vergüenza, trataba de cubrirme. Iba
a parir, y mi terror era qué hacer para cortarle