Calma emocional

Bernardo Stamateas

Fragmento

INTRODUCCIÓN

El presente libro nació de los cientos y cientos de correos electrónicos, consultas e inquietudes recibidos a lo largo y ancho de nuestro país, bajo un común denominador: Tengo miedo a… ¿qué hago?

Todos los seres humanos experimentamos miedos, preocupaciones y ansiedades. Esto es normal y parte de la vida. Somos seres incompletos camino a la completud, que vamos desarrollando algunas áreas más que otras, pero todos necesitamos seguir creciendo hasta el último día de nuestras vidas.

El crecimiento es una paradoja. Podríamos compararlo con dirigirnos hacia el horizonte: cuanto más nos acercamos, más se aleja. Nadie puede decir que ha alcanzado la madurez porque, a medida que avanzamos, vamos subiendo paso a paso, al igual que lo hacemos en una escalera, y así vamos creciendo.

Estas páginas incluyen temas tales como el miedo a la muerte, el miedo a la vejez, el miedo al rechazo, el miedo a la crítica, el miedo al fracaso, etc. También las preocupaciones más frecuentes que experimentamos los seres humanos y esa emoción llamada ansiedad, que hoy en día se ha convertido en una epidemia a nivel mundial.

¿Qué podemos hacer frente al miedo? Ofrezco aquí algunas ideas prácticas que espero puedas aplicar y disfrutar. Muchas de ellas son ampliamente conocidas pero el objetivo es que nos ayuden a recordar “lo obvio”, teniendo en mente que todos podemos crecer y alcanzar la plenitud día a día.

Bernardo Stamateas

CAPÍTULO 1
Soy muy ansioso

1. Una verdadera epidemia

Hoy en día la ansiedad parece haberse convertido en una epidemia. Muchas personas, aun sin darse cuenta, sufren de ansiedad, y ésta “baña” todas sus actividades y los afecta tanto a nivel psicológico como físico. Definimos la ansiedad como una reacción automática que nos prepara para actuar frente a una amenaza o un futuro que percibimos como negativo. Es un alerta del cuerpo ante determinadas situaciones, que cumple una función adaptativa y nos capacita para la resolución.

Todos los seres humanos necesitamos sentir un poco de ansiedad para vivir, siempre y cuando sea posible manejarla y se trate de una ansiedad normal y leve. Pero cuando se convierte en ansiedad crónica, no solo afecta a la persona que la padece sino además a quienes la rodean. Si yo me encuentro en un aeropuerto tomando algo antes de la salida de mi vuelo y, de repente, me doy cuenta de que mi avión está próximo a salir, seguramente me voy a levantar de un salto para dirigirme a la puerta de embarque lo más rápido posible.

Dicha reacción resulta útil porque me empuja a la acción. Este tipo de ansiedad se dispara al encontrarnos frente a una situación nueva. Ahora, si yo estoy nervioso cuando falta una hora para abordar el avión, es evidente que no es una ansiedad buena ni útil, pues se dispara en cualquier momento. Es importante “ordenar nuestro enfrentar”, ya que la ansiedad aumenta cuando no accionamos. Negarse, de modo consciente o inconsciente, a enfrentar una cuestión que requiere resolución, es lo mismo que considerarla una amenaza.

A continuación te invito a realizar un test que está basado en un estudio llevado a cabo en USA para descubrir si una persona es ansiosa. Las respuestas posibles son: algo, bastante o mucho:

  • Vivo constantemente preocupado.
  • Me preocupo cuando siento que no tengo suficiente tiempo para hacer todo lo que quiero hacer.
  • Son muchas las situaciones que me llevan a la preocupación.
  • En cuanto termino una tarea, comienzo a preocuparme por otra.
  • Me doy cuenta de que la ansiedad se me dispara en cualquier momento y no la puedo controlar.
  • No dejo de preocuparme por un proyecto hasta haberlo terminado.

Se cree que cinco de cada diez personas, en alguna etapa de su vida, sufrirán lo que se conoce como TAG: trastorno de ansiedad generalizada. Si bien, como vimos, la ansiedad es normal frente a un peligro o un desafío y nos permite ir del punto A al punto B, puede transformarse en peligrosa cuando es excesiva e incontrolable.

¿Cuándo la ansiedad puede volverse patológica?

Cuando la reacción desproporcionada es constante. De esta manera, la persona ingresa en una cadena de preocupaciones que no logra quebrar. Muchos atestiguan vivir preocupados “por todo o por nada”. Es decir, que no es una preocupación o un miedo determinados. No saben bien qué los preocupa. Por esa razón, se la considera generalizada. Los trastornos de ansiedad no suelen responder a un hecho específico, como es el caso de las fobias. El fóbico recuerda un hecho traumático puntual, por ejemplo, que cuando era chico lo encerraban en una habitación, lo cual se desplaza en el futuro hacia una fobia a los lugares cerrados. El trastorno de ansiedad suele adquirirse por imitación y aprendizaje (la forma en que fuimos criados). Algunos padres les transmiten a sus hijos la idea de que “el mundo es un lugar peligroso”.

La catástrofe que tanto te preocupa a menudo resulta ser menos horrible en la realidad de lo que fue en tu imaginación.

Wayne W. Dyer 

2. Características de la persona ansiosa

La ansiedad que no se puede manejar y perdura en el tiempo indefectiblemente traerá como resultado ciertos síntomas físicos. Uno de ellos es el cansancio extremo que raya en el agotamiento. También podemos mencionar: irritabilidad, dolores musculares, contracturas, aceleración, deseos de llorar, sensación de ahogo y angustia.

El escritor Andrea Fiorenza, autor del libro 99 estrategias para superar el miedo, la ansiedad y las fobias hace una clasificación muy importante acerca de los principales síntomas de la ansiedad. Asimismo cita que la ansiedad, ya sea neurótica o patológica, cuando se manifiesta como un fuerte malestar interior acompañado por un sentimiento de imposibilidad de llevar una vida normal, hace que nos sintamos débiles y dependientes de los demás. La clasificación que realiza es la siguiente:

Síntomas emotivos:

- Tensión y continuo estado de alerta.

- Menor capacidad de concentración, atención y aprendizaje.

- Insatisfacción de sí mismo.

- Indecisión.

- Trastorno del sueño.

- Trastorno del deseo.

Síntomas fisiológicos:

- Cansancio y debilidad.

- Mareos y vértigo.

- Sudoración abundante, manos s

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