El arte de no amargarse la vida (edición ampliada y actualizada)

Rafael Santandreu

Fragmento

cap-1

Prólogo a la nueva edición

En un tiempo muy remoto, a principios del siglo I, un emperador romano llamado Marco Aurelio miraba la lluvia desde el pórtico de su casa de campo. La belleza de las extensas praderas, los árboles cargados de hojas, el olor de la tierra mojada...

Y su corazón se llenaba, una vez más, de un gran regocijo. Los oropeles, la gloria, las comodidades y los grandes entretenimientos no eran el eje de su plenitud, sino esas pequeñas maravillas de la vida. ¡Sí, casi todo el mundo envidiaba su posición, mas no él!

Marco Aurelio sabía que su felicidad estaba solo en su cabeza: en su filosofía, en su manera de pensar. ¡Y sabía que iba a ser feliz hasta su último aliento! Nada ni nadie le podía arrebatar esa fuerza del corazón.

Hoy, veinte siglos después, miles de personas como yo se encuentran contemplando una lluvia parecida. En mi caso, en el aeropuerto de Keflavik, en Islandia, de vuelta a Madrid. Dulcemente. Fluyendo en un estado casi extático.

Y me siento completamente hermanado con el soberano romano. Y es que, separados por una ingente cantidad de tiempo, sentimos lo mismo. Ambos aprendimos que «todos» podemos ser dueños de nuestra mente.

No necesitar nada. Sentirse libre. Tener una gran capacidad para disfrutar de la vida. Apreciar hasta las lágrimas las cosas hermosas del mundo. Experimentar una profunda armonía.

El arte de NO amargarse la vida es la recopilación de más de diez años de trabajo como psicólogo. ¡Y más de quince de autoterapia personal!

He aprendido tanto de mí como de los miles de personas que me han confiado su corazón. Cada uno de los pacientes que he visitado me ha enseñado a dar una vuelta de tuerca más al «arte» de la psicología cognitiva, la evolución científica de aquella filosofía de Marco Aurelio.

Querido lector: lee este libro con apertura mental y sano escepticismo. Pero te aseguro que su contenido puede cambiar tu vida. Tú también puedes convertirte en un filósofo estoico o cínico, o dicho de otro modo, en una persona muy fuerte y feliz.

Desde que publiqué la primera edición de este libro, he recibido miles de cartas, correos electrónicos, mensajes de Facebook... de personas que, gracias a él, se han convertido en sus propios psicólogos y han transformado su mente. Gente agradecida a la que yo devuelvo las gracias, a mi vez, por animarme a seguir trabajando.

Tú puedes ingresar también en el Club de Stephen Hawking, el científico en silla de ruedas. Todos los lectores de este libro estáis invitados a formar parte de él. Juntos, aprenderemos a no quejarnos jamás, a apreciar nuestras infinitas posibilidades, a que nuestra mirada refulja ardiente ante el espectáculo desbordante de la vida: en cada momento, independientemente de lo que suceda ahí fuera.

cap-2

Prólogo

Después de más de veinte años de ejercicio profesional como médico de familia, durante los cuales ha disminuido progresivamente la percepción de equilibrio emocional de la población, al tiempo que ha aumentado la prescripción de fármacos psicoactivos, con dudosos beneficios y controvertida eficacia, tuve la oportunidad de conocer a Rafael Santandreu.

Sin duda alguna, su trayectoria profesional, su labor docente y sus aportaciones e innovaciones conceptuales le convierten en uno de los referentes actuales de mayor prestigio para los médicos asistenciales en el campo de la salud mental.

Su enfoque terapéutico es heredero, en parte, de Albert Ellis, el padre de la Terapia Racional Emotiva Conductual. Sin embargo, su adaptación del mismo va más allá porque hace hincapié en la exploración de los pensamientos, convencionalismos y creencias irracionales que hemos adquirido a lo largo de nuestras vidas, que son causa de sufrimiento y frustración, y pueden desembocar, a su vez, en malestar emocional y en trastornos psíquicos como ansiedad y depresión. A lo largo del libro, enriquecido con numerosos ejemplos de casos reales vividos por el propio autor, se avanza en el concepto de que nuestra percepción de la realidad está, paradójicamente, en función de cómo decidimos reaccionar, lo cual también es susceptible de ser modificado por nuestro pensamiento, emociones y conducta que decidimos exteriorizar. La singularidad de Santandreu radica en que ofrece las claves para volver a empezar, sin profundizar necesariamente en el pasado del individuo, para lograr transformarnos, aceptar a los demás, ser mejores personas y, en definitiva, obtener una sensación predominante de felicidad.

Como indica el autor, la vida no es fácil, y está llena de retos y acontecimientos adversos que necesitan ser resueltos. La lectura de este libro nos empuja no sólo a reflexionar, sino a pasar a la acción, aunque no sin esfuerzo, al tiempo que nos prepara para una vida futura más plena y gratificante.

Deseo que el lector experimente el mismo entusiasmo que yo tuve al leer este libro, en cuya esencia creo que están las bases de una nueva era para el tratamiento de los trastornos emocionales y adaptativos.

Doctor MANUEL BORRELL MUÑOZ

Especialista en Medicina Familiar y Comunitaria

Premio a la Excelencia Profesional del
Colegio de Médicos de
Barcelona 2009

cap-3

PRIMERA PARTE

Las bases

cap-4

1

Transformarse es posible

¡APOSTANDO FUERTE!

Una fría mañana de invierno de 1940, un joven llamado Robert Capa guardó en la maleta su pequeña cámara compacta Leica, una montaña de carretes nuevos y algo de ropa. En el bolsillo derecho de su americana, llevaba un pasaje para embarcar en un buque rumbo hacia la Segunda Guerra Mundial. Capa fue uno de los primeros fotógrafos de guerra de la historia del periodismo y un personaje maravilloso. Bien parecido, simpático, bebedor, valiente y, a ratos, hasta romántico, a este neoyorquino nacido en Praga le iba la aventura.

En el Día D, cientos de miles de jovencísimos norteamericanos se apiñaban en las barcazas anfibias camino de las playas de Normandía. El terror les acompañaba al son de los estallidos de las bombas de las defensas alemanas. Muchos vomitaban el desayuno en el interior de aquellas heladas tanquetas, pero nadie se quejaba por ello. Sus mentes no tenían tiempo para pensar en esas minucias. Entre aquellos chicos, Capa revisaba tembloroso sus cámaras una y otra vez, como si el ritual de trabajo pudiese acallar el ruido atronador de los cañonazos enemigos.

Y, de repente, un golpe seco hizo temblar la tanqueta indicando que habían llegado a la

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