Diario de Loki 1

Louie Stowell

Fragmento

cap-1

Me llamo Loki y soy un dios. O al menos lo era hasta el pasado martes. Ahora, Odín me ha desterrado a la Tierra con la forma de un chaval humano de once años. Y esto es un marrón por distintos motivos.

Primero, por la debilidad total de este cuerpo mortal. No es que yo sea el más fuerte de los dioses, pero ahora las piernas parecen palillos, ¡y tengo la misma fuerza que una ardillita!

Resulta que los dioses nacen ya completamente formados. Así que, hasta ahora, yo nunca había sido un niño. Al parecer, ¡así es como Odín cree que habría sido yo! ¡Menudo borde!

Segundo, mis falsos padres. El dios guardián Heimdall (que me odia) y la terrorífica gigante Hyrrokkin (ni idea de lo que siente) están aquí para fingir que son mi padre y mi madre en la Tierra. Tengo que vivir con ellos y hacer lo que me digan. Esta humillación me tiene loco. A ver, ¡que tengo miles de años! ¡No debería tener hora de acostarme! ¡Ni tampoco debería hacer tareas de casa! ¿Qué es esto de tener que doblar mis calzoncillos?

Tercero, tengo que aguantar al Thor de once años, a quien le parece superdivertido tirarse un pedo en mi cara. Que él también esté aquí, sufriendo conmigo, podría consolarme un poco…, pero es complicado si se cascan pedos en tu cabeza.

Mientras esté en la Tierra, tengo que escribir en este estúpido diario todos los días, un mes entero, para demostrar que me estoy convirtiendo en una mejor persona y que soy digno de Asgard, que no sé ni lo que quiere decir.

Y ahora estarás pensando: «Loki, eres el dios de las mentiras, el más trolero de todos los dioses… ¿Por qué no mientes en el diario y dices que has sido muy muy bueno todo el mes?».

Por desgracia, Odín, con su molesta sabiduría, ya ha pensado en eso. Este diario es mágico. Si miento, el diario me corrige. Si digo, por ejemplo…

… me suelta borderías como esta:

Corrección: no, no lo eres. El más poderoso es Odín. Tú eres un gusano enclenque cuyos únicos poderes verdaderos son la transformación física y la astucia.

Así que, tengo que elegir: mentir y ser fiel a mi gloriosa naturaleza y que me regañe esta voz que sale al tuntún no sé ni de dónde, o bien decir la verdad monda y lironda. Aburridísimo.

Corrección: yo no soy una simple voz al tuntún. Soy una simulación del mismísimo Odín, y de toda su sabiduría.

Pues, si tan sabia eres, ¿en qué número estoy pensando?

No estás pensando en un número. Estás pensando: «Odín apesta».

Vaya. A lo mejor sí que tengo que ser sincero por aquí. Para todo hay una primera vez.

Todo este drama empezó con una bromita de nada que le hice a la diosa Sif en la que se vieron involucradas su larga y dorada cabellera, unas tijeras y una siesta inoportuna. No entraré en detalles, pero digamos que en Asgard no les sientan muy bien las bromas. Ni tampoco los cortes de pelo.

Cuando me quise dar cuenta, ya estaba encadenado, sin mis poderes divinos y encerrado en una mazmorra, mientras Odín ideaba qué castigo ponerme.

Hasta esta mañana, cuando me sacaron de la cárcel de malas maneras y abrí los ojos en el sol asgardiano. Odín me plantó este diario en las manos y me echó por el puente del arcoíris que va de Asgard a Midgard; o, como vosotros, palurdos, lo llamáis: la Tierra.

Al caer, me transformé en el cuerpo de renacuajo que tengo ahora. Aterricé en la Tierra en un charco de lodo. Unos segundos más tarde, Thor aterrizó encima de mí. El tío no pesa poco ni siendo humano. Además, llevaba su martillo favorito, lo que hacía que pesara todavía más. Y ahora estoy lleno de moratones.

Me levanté y observé a mi alrededor. Estaba en un sitio gris, triste y lleno de mortales. Nadie me miraba. Entonces me di cuenta de que mi forma había cambiado. Soy tan guapo que normalmente todo el mundo se queda alucinado al verme.

Corrección: tienes el aspecto promedio de todos los dioses, y el motivo por el que todo el mundo te mira en Asgard es para comprobar si estás tramando algo.

¿He dicho ya que ODIO la verdad? Es tan fea y cruda como una de esas ratas topo desnudas que parecen bebés de babosa rosas que han estado masticando piedras.

Cuando llegaron Heimdall y Hyrrokkin, parecían más o menos ellos mismos, aunque Hyrrokkin era la mitad de alta y a Heimdall le faltaba su esplendor divino.

Ambos iban vestidos con ropa de humano mugrienta, en lugar de pieles de animales y collares y pulseras de oro. Con esos trapos Hyrrokkin parecía como si fuese a una reunión de la Sociedad del Tedio y la Monotonía. Además, iba a pie, cuando siempre va a lomos de un lobo que tiene serpientes como riendas.

La armadura y las imponentes armas de Heimdall ahora eran un chándal y unas zapatillas. Me llevaron a un cuchitril donde íbamos a vivir como una falsa familia mortal.

Corrección: en realidad es una casa bastante buena para los estándares humanos, con conexión rápida a internet y caldera eléctrica. Todos esos dibujos son sumamente imprecisos, cuando no, técnicamente, mentiras.

Bueno, volvamos a mi horripilante nueva realidad. En una de las habitaciones pequeñas y tristes de nuestra nueva vivienda, Heimdall y Hyrrokkin me sentaron y me dieron unas cuantas órdenes:

Corrección: Hyrrokkin no te amenazó con su lobo.

La amenaza se sobreentiende. Todo esto es ridículo. No se puede confiar en lo que Heimdall y Hyrrokkin le digan a Odín sobre mi mejora. Los dos me odian.

Corrección: Heimdall te odia, a Hyrrokkin ni fu ni fa. Y no serán ellos quienes informen a Odín sobre ti. Seré yo, el diario, quien lo haga.

Muy bien.

 • Tú, Loki, tienes que demostrar una mejora moral que se medirá en puntos de virtud. Tu puntuación de salida es -3.000. Tu objetivo es +3.000.

 • ;La puntuación la calculará un libro (yo) que contiene

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