José María Ruiz. Si no lo soñé

José María Ruiz

Fragmento

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© Familia

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Autor: WWW.ALIOLI.NET © Peps Music Group

SÁBADO, 21 DE ENERO DE 2017

En el coche, camino de Berja

“Ya empieza. Ese cosquilleo que me da en la tripa siempre que tengo concierto, supongo que de nervios. Es una sensación rara porque siento responsabilidad cada vez que subo al escenario. ¡Quiero darlo todo para satisfacer a mi público! También es una sensación que me encanta sentir porque significa que sigo aquí, que sigo cantando y haciendo lo que me gusta. Tengo mucha suerte, la verdad. Y no solo por estar cumpliendo mi sueño, sino por contar con el apoyo incondicional de mis padres. Menos mal que siempre me acompañan, sea donde sea y a la hora que sea. Bueno, a veces se ponen un poco pesados pero supongo que eso pasa con todos los padres del mundo, así que no se lo tengo en cuenta. Sinceramente, si no estuviesen cerca de mí no sé lo que haría…

Mis padres, mi familia… mi pilar.”

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Los viajes se han convertido en mi nueva forma de vida. Soy de Sevilla, de un pueblo llamado La Puebla del Río, aunque mi casa queda a medio camino entre La Puebla y Coria del Río. Allí he vivido siempre con mi familia y rodeado de mi gente, como todo el mundo. Aunque, como ya te debes imaginar, mi vida no es exactamente igual a la de cualquier chaval de mi edad.

Desde que lo de cantar se convirtió en algo más grande, en plan profesional, he tenido que moverme un montón. Si antes no paraba quieto, ahora ya ni me ven el pelo… y mira que es complicado con el peinado que llevo, jajaja. Entre las promos, las firmas, las grabaciones y los conciertos paso mucho tiempo fuera de casa, pero la verdad es que ¡me encanta! No es por dar envidia, pero viajar es una pasada, y eso que yo no me voy precisamente de vacaciones… aunque hacer conciertos es casi mejor que eso. No te imaginas la cantidad de sitios que he podido visitar (de muchos de ellos no había oído hablar en la vida) y toda la gente maja que he conocido (tendría que hacer otro libro solo para mencionarlos).

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Autor: WWW.ALIOLI.NET © Peps Music Group

Depende de la zona de España a la que vaya me muevo en tren, en coche o en avión. Y claro, en los trayectos tienes tiempo para muchas cosas (además de para dormir, una de mis especialidades, jejeje). Hay veces en que los viajes son un poco largos y al principio me aburría un montón. No sé, al no tener a mis amigos se me hacía pesado aunque siempre tengo el WhatsApp o las redes sociales para estar en contacto con ellos. ¡Gracias al móvil, mis colegas van conmigo a todas partes!

Pero no te creas que me paso todo el rato enganchado. Hay viajes, como los que hago en avión, en los que me quedo sin internet en el móvil, así que ahí lo tengo mal para estar conectado. Y por eso poco a poco he ido convirtiendo esos ratos muertos en momentos míos: para pensar, reflexionar y darle vueltas a cosas que me rondan la cabeza. A veces hasta me viene la inspiración para componer alguna letra, aunque lo de escribir una canción es más chungo de lo que parece, no creas. Y otras veces simplemente garabateo cosas en el primer trozo de papel que pillo, como estoy haciendo ahora (cuando digo papel también sirve servilleta o revista).

Vaya, que los trayectos de un punto a otro, con sus horas de carretera y sus paisajes tras el cristal, son buenos momentos para ponerse en plan profundo.

¿Has oído alguna vez aquello que dicen de que uno no se da cuenta de lo que tiene hasta que lo pierde? Bueno, dicho así suena un poco dramático, pero tranquilidad, que esto no va de ponerse triste. Lo que quiero explicar es que yo sé perfectamente que tengo cosas superbuenas en mi vida y que, por suerte, no me ha hecho falta perder nada para ser consciente de ello. Pero no a todo el mundo le pasa igual y a veces hay gente que no aprecia lo que tiene a su alrededor. Me da mucha pena, de verdad. Volviendo a la frase que he escrito, me gusta su significado porque va mucho más allá de lo que dicen sus palabras exactas, no sé si me explico… Y en estos últimos meses me siento como identificado con ella (soy muy fan de guardarme frases, no lo puedo evitar).

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© Familia

Hay veces que la gente da por hecho las cosas que tiene, que le rodean y que hacen que su vida sea todo lo guay que es. Es como si no le dieran el valor que realmente tiene todo eso. Quizá es por todas estas horas viajando o las noches durmiendo fuera de casa, pero cada vez veo más claro que muchas veces nos olvidamos de lo que tenemos.

Por ejemplo, tener una casa donde sabes que están tus cosas, poder colgar en tu cuarto los pósteres que te gustan, tener un móvil con internet para hablar con tus amigos (aunque alguien podría inventar los datos infinitos, ya que estamos), celebrar una fiesta por tu cumple, que te regalen algo que te hacía mucha ilusión para Navidades… En resumen, que somos unos afortunados por tener cosas tan maravillosas que nos hacen felices sin que nos demos cuenta. ¿Te lo habías planteado alguna vez?

Pero más allá de los regalos, de las cosas que podemos comprar, con tanto viaje y horas solo me he dado cuenta de que hay algo mucho más fuerte e importante que tengo que aprender a cuidar bien: mi familia. A veces me parece que es lo más normal del mundo que estén allí para mí y que me dejen hacer lo que hago, como si tener unos padres o unos abuelos que te quieran y te cuiden fuese un derecho que adquieres al nacer. Eso es lo que yo siempre he creído, lo que todos creemos cuando somos pequeños y solo nos preocupamos por jugar con nuestros juguetes favoritos o por comer esas chucherías que nos han prometido si nos terminábamos el plato de comida (porque supongo que no debo de ser el único al que le cuesta comerse según qué cosas). Pero a medida que me voy haciendo mayor, que descubro cómo es el mundo que me rodea, voy dándome cuenta de lo que es realmente importante en esta vida, y no es otra cosa que mi gente.

¿Qué haría yo sin mi familia? La verdad es que nunca me había hecho esta pregunta hasta que entré en La Voz Kids y mi vida dio un giro por completo. ¡Es que ni se me había pasado por la cabeza la posibilidad de una vida sin ellos a mi lado! Pero, de repente, mi nombre estaba por todas partes, tenía que ir a muchos sitios y todo el mundo me conocía. Y aunque mola mucho recibir ese cariño, no voy a mentir: al principio asusta un poco. Ahora que paso tanto tiempo fuera de casa, veo cómo mis padres se esfuerzan por que mi mundo sea lo más normal posible para mí, y me percato de lo importantísimo que es tener gente que esté a mi lado y que me quiera. Creo que eso es algo que nos tendrían que enseñar en el colegio, la verdad.

Vale, sí. No todo es siempre fantástico y fenomenal. Es evidente que muchas veces nos peleamos, que hay momentos en los que mi her

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