Relaciones que funcionan

Ferran Ramon-Cortés

Fragmento

cap-1

 

Preámbulo

El 2 de junio de 2009, nos encontrábamos cenando en un hotel de Barajas, donde acabábamos de realizar juntos un curso de comunicación interpersonal con un grupo de directivos de una gran empresa. Estuvimos toda la cena comentando distintos episodios vividos a lo largo de la jornada, algunos de los cuales nos habían impactado —y puesto a prueba— especialmente. Comentábamos, por ejemplo, cómo un participante que se había mostrado exageradamente frío y distante durante todo el día nos había sorprendido a todos en los minutos finales del curso con una revelación muy íntima y personal, y cómo una de sus compañeras, tras su intervención, le había saltado a la yugular soltándole sin tapujos: «¿Y cómo nos sales ahora con esta chorrada?».

Fruto del repaso mental de las muchas incomprensiones y conflictos de los que habíamos sido testigos, nos surgió espontáneamente la pregunta: ¿Por qué no nos entendemos si nos queremos entender?

Durante dos largas horas intentamos darle respuesta, pero nos encontramos con que cuantas más vueltas le dábamos, más lejos nos sentíamos de encontrarla. Tomamos entonces una decisión: durante los siguientes dos años haríamos nuestra propia investigación. Nos dedicaríamos a tomar nota de todo lo que viviésemos y observásemos en términos de relaciones, tanto en nuestros cursos, como en nuestros entornos personales, y que intentaríamos «hacer algo» con ello.

Los dos años se han convertido finalmente en cinco, y el libro que tienes en tus manos es parte de ese «algo». Expone el modelo al que hemos llegado para explicar por qué con algunas personas nos es muy fácil entendernos, y por qué con otras nos es muy difícil; por qué algunas cosas que decimos a algunos les sientan tan mal y a otros tan bien, y por qué algunas de las cosas que nos dicen nos gustan tanto o, por el contrario, nos hieren tanto. Por qué unas mismas palabras en algunos casos nos acercan y en otros generan una insalvable distancia.

Es un modelo que ha sido testado con más de cinco mil personas que han pasado por nuestras formaciones, y que ha mostrado una sólida consistencia en sus resultados, y sobre todo una gran utilidad para las personas que lo han experimentado.*

El libro no quiere solo exponer este modelo, sino que quiere también proporcionar herramientas prácticas para poder manejarnos mejor en nuestras relaciones. No quiere explicar únicamente el porqué de algunas incomprensiones, sino facilitar las pistas concretas de cómo superarlas. Pretende en síntesis aportar un poco de luz al complejo y a veces insondable mundo de las relaciones interpersonales, y contribuir a mejorarlas.

Este es un libro escrito a cuatro manos, entre dos socios y amigos que en una cena, después de un intenso y complejo curso, sentimos la inquietud de entender más las relaciones entre las personas. Lo hemos escrito con la ilusión que sentimos en aquella cena, y lo que exponemos lo hacemos sabiendo que no es ni la única verdad ni la solución a todo, sino solo nuestra visión. Una visión que, sin embargo, esperamos que te ayude.

ÁLEX GALOFRÉ Y FERRAN RAMÓN-CORTÉS

Barcelona, diciembre de 2014

cap-2

PARTE 1

Los estilos relacionales

cap-3

1

¡Somos distintos!

El estudio de Rebeca

Rebeca había acabado de reformar su estudio, y finalmente podría disfrutar de un espacio de trabajo nuevo y atractivo.

Aquella tarde había quedado con Roberto, un amigo con el que hacía tiempo que no se veían. Todavía no le había enseñado el estudio a nadie, y aprovechando que debía pasar a buscar un paquete para enviar por correo, pensó que era una buena ocasión para mostrárselo a él. Le hacía ilusión que su amigo lo viese, y por ello lo invitó a pasar.

—¿Qué te parece el estudio?

—Está bien, aunque no habría puesto esta mesa aquí en la entrada, es algo incómodo.

—Ya, bueno…, mira la iluminación que he puesto, enfoca a las paredes, para tener una luz indirecta y cálida.

—Pero solo enfoca la parte de arriba…

—Claro, por eso las estanterías son de cristal; así dejan pasar la luz.

—Uf, entonces se verán siempre sucias.

Rebeca no se lo podía creer. ¿Cómo podía ser tan insensible? Roberto no hacía más que encontrarle pegas al estudio que con tanta ilusión había montado. Ofendida por su actitud, dio por terminada la visita diciéndole:

—Mira, ¿sabes qué? Mejor me esperas en el rellano; recojo el paquete y ahora salgo.

El proyecto del año

Faltaban veinticuatro horas para la reunión. Alberto había estado trabajando duro para tenerlo todo a tiempo. Ramón, su jefe, le había advertido que en la presentación se jugaban el proyecto más importante del año, y que por tanto esperaba que su profesionalidad estuviera a la altura de las circunstancias. Alberto había puesto todo su esmero en preparar una presentación cuidada, con impactantes imágenes y sugerentes explicaciones.

A media tarde Ramón, nervioso al no haber recibido todavía nada, se presentó en el despacho de Alberto, y con un tono cortante le preguntó:

—¿Vas a acabar algún día la presentación? ¡Porque la reunión es mañana!

—Estoy trabajando en ello, ¡y no hace falta ponerse así!

—Pero ¿qué te he dicho?

—¡Si no es lo que me has dicho, es cómo me lo has dicho!

Ramón miraba a Alberto absolutamente atónito y desconcertado. Al final le dijo:

—Mira, chico, tienes la piel muy fina; la cosa es muy sencilla. Debes preparar una simple presentación que incluya los datos básicos para explicarle el proyecto al cliente, y punto. ¡Ah!, y sin esas florituras que tanto te gustan… ¿Serás capaz?

Alberto pensó para sí: «Si es tan fácil, ¿por qué no lo haces tú, listo?», pero tragándose sus pensamientos y con un hilo de voz, lo que le acabó diciendo fue:

—Vale, en una hora tendrás la presentación en tu despacho.

¡Que lo pases bien en la fiesta!

Susana, con diecisiete años, acababa de terminar primero de bachillerato. Había estudiado con ahínco durante todo el curso y muy especialmente las últimas semanas, consciente de que las calificaciones de bachillerato ya contaban para las notas de corte de la universidad.

Después de estar semanas encerrada en bibliotecas y salas de estudio, llegó la noche de celebración de fin de curso. Una noche cuidadosamente preparada y largamente esperada.

Durante todo el día estuvo comentando con su madre la ilusión que le

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