Los hábitos cotidianos de las personas que triunfan

Begoña del Pueyo

Fragmento

cap-1

Prólogo

Si hubiera una rutina infalible para triunfar en la vida a todos los niveles, los seres humanos nos levantaríamos a la misma hora, tendríamos los mismos horarios y realizaríamos las mismas actividades para relajarnos o para activarnos. Si cada uno tiene su rutina es porque hay un factor cambiante en esto de los hábitos: es la propia persona. Por eso no puede funcionar lo mismo para todos. Y por eso me ha gustado mucho que Begoña del Pueyo no haya intentado buscar fórmulas mágicas, sino que haya realizado en este libro una prudente exposición de opciones para que cada cual elija las que más se adecuan a sus objetivos y a las necesidades de su cuerpo y de su mente.

El punto de partida de la obra me hizo reflexionar: en la prensa internacional está de moda hablar de los hábitos cotidianos de las personas relevantes, pero eso es algo que no estaba popularizado en España hasta hace muy poco. Al fin y al cabo, lo que alguien hiciera en su tiempo libre o cómo se organizara pertenecía al terreno personal. ¿A quién le importaba? Lo que el público quería conocer era lo relacionado con su negocio.

Eso ha cambiado. Ahora conocemos la importancia de las habilidades blandas y sabemos también, por suerte, que la gente produce más cuando es más feliz. Por eso es tan relevante lo que hagan más allá de su trabajo los profesionales que admiramos.

Antes de empezar a analizar a personas que triunfan, la autora lanza una reflexión necesaria sobre una de las características del éxito: su relatividad. El motivo por el que, en un podio, el tercero suele estar más contento que el segundo; y la razón por la que nadie puede considerarse exitoso si lo conseguido no era lo que buscaba o lo que deseaba.

Siempre he creído que las personas con éxito tenían vectores comunes como la pasión, la creatividad, el esfuerzo, el aprendizaje o el interés por la formación continua. Pero ¿comparten también hábitos cotidianos?

El subtítulo del libro, ¿Eres búho, alondra o colibrí?, se refiere a una clasificación de las personas según sus horarios preferidos para producir y descansar. Yo soy un poco alondra: me levanto a las seis de la mañana, porque solo así tengo tiempo para todo lo que quiero llevar a cabo en cada jornada. Me gustaría dormir más tiempo, porque los beneficios del sueño están científicamente comprobados, a pesar de que muchos líderes mundiales (Merkel, Trump, Theresa May) presumen de no dormir más de cuatro horas.

Después del tema del descanso, la autora repasa otros hábitos cotidianos (el modo de despertar, las alertas de los teléfonos móviles…) acompañando cada una de estas acciones con ejemplos y declaraciones de personas de los ámbitos más diversos. A menudo es necesario ver lo que hacen otros para comprobar si lo que nosotros consideramos «normal» lo es en efecto, o sencillamente para inspirarnos.

Intentaré describir lo que ha pasado por mi cabeza al leer las minuciosas entrevistas de la autora a científicos, economistas, filántropos, diseñadores, empresarios, cocineros, youtubers, deportistas, artistas y otros perfiles de gran interés a propósito de sus hábitos. Me ha llevado a darme cuenta de que hay rasgos comunes en los hábitos de la gente de éxito, claro que sí. De que leer las recomendaciones de los demás puede ayudar a alguien a definir las suyas. Y de que, por muy diferentes que sean las costumbres de unos y otros, hay una esencia que permanece: la de tener la sensación, al final del día, de que has hecho exactamente lo que querías hacer.

El libro también aborda otras cuestiones relacionadas de forma más directa con la actividad laboral, como la procastinación, la organización o el empoderamiento de los empleados.

En España tenemos una deuda pendiente con la conciliación. Nuestro horario partido no existe en ningún otro país, y las políticas contra el presentismo que vemos en las empresas más punteras deberían darse con mayor frecuencia.

Yo trabajo con una gran energía e intensidad durante mi jornada laboral porque, cuando la doy por terminada, elijo desconectar y dedicarme a lo que más me apetezca, como estar con mis hijos o hacer deporte. Todos tenemos una larga lista de cosas que nos gustaría hacer, y en demasiadas ocasiones no nos da tiempo a completarla, pero la clave del éxito, a mi juicio, está en priorizar, en destacar de esa lista aquellas tareas que son realmente importantes para ti y no dejar que las urgentes les quiten terreno.

Debemos hacer uso de la flexibilidad que a cada uno le corresponde en su trabajo y no tener miedo a perder competitividad. «La excelencia y el estrés no tienen por qué ir de la mano», recuerda la autora (y yo lo suscribo). Además, mi mantra es «lead by example» («predica con el ejemplo»), y creo que mis empleados reciben un mensaje muy sano de esos hábitos de conciliación.

Trabajamos a una velocidad acelerada, con un exceso de estímulos entre e-mails, mensajes de WhatsApp, notificaciones y DMs por Twitter o LinkedIn, en mi caso, cuatro niños… Para organizarnos frente a esa vorágine, mi consejo es que nos marquemos pequeños retos. Te recomiendo apuntar qué tienes que hacer mañana pase lo que pase, cuál va a ser tu prioridad. Las personas de éxito son las que afrontan esos desafíos cotidianos, máxime si uno de ellos les da miedo o vértigo porque es algo que no han hecho antes. Si cumples esa lista de retos, se convertirá en un motivo de satisfacción: esa jornada serás una persona de éxito.

Si algo he aprendido de este libro es que la gestión eficaz del tiempo es imprescindible para que las personas triunfen. En mi trabajo, me reúno los viernes con el equipo de management para valorar la semana. Así, ellos pueden priorizar después las tareas con sus respectivos equipos en las reuniones de inicio de semana. Esa rutina semanal nos pone a punto y nos ayuda a remar en la misma dirección.

Además, comulgo con el proverbio «si quieres que algo se haga, pídeselo a una persona ocupada». Yo creo que las personas ocupadas no tienen más remedio que organizarse y son mucho más eficientes.

¿Sabes por qué es importante encontrar tiempo para practicar deporte, para meditar o para visitar a tu familia? Porque nadie te lo exige. En una cultura regida por el retorno inmediato, esas acciones «optativas» siempre van a quedar desbancadas por otras más urgentes, más automáticas o más sencillas de llevar a cabo. Aquellas que otros te reclaman también saltan a las primeras posiciones: hay una fecha de entrega, un «monstruo del pánico» como decía Tim Urban, que te empuja a ejecutarlas. Pero son las otras, las que no son obligatorias, las que te van a hacer ganar calidad de vida. Por eso siempre que puedo intento montar en bici, jugar al tenis o al golf, ir a esquiar: porque nadie me lo exige y porque es lo que quiero y necesito hacer. Cuando bajo una montaña esquiando realmente me olvido de todo lo demás y me centro en la naturaleza. Es bueno para mi mente y para mi cuerpo.

¿Qué es bueno para ti, qué necesitas para tener éxito? Puede que ya lo sepas o puede que este libro te ayude a descubrirlo.

NATHALIE PICQUOT

Directora General de Twitter España

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