El éxito de los introvertidos

Sylvia Löhken

Fragmento

Tripa

Introducción

INTRODUCCIÓN

Extrovertidos e introvertidos: dos mundos por el precio de uno

Me llamo Sylvia Löhken y soy introvertida. Tal vez resulte inusual: la palabra «introvertido» evoca a un friqui sin afeitar, encerrado ante un ordenador varios días que va desperdigando por encima del teclado migas de pizza a domicilio. Pero ese friqui no es más que el estereotipo de una persona reservada. Somos muchas. A mí me gusta estar con mis iguales, son mi profesión y mi vocación, pero tras una jornada ajetreada y de encuentros fortuitos, necesito estar sola y recargar las pilas. Me encanta mi trabajo pero, a diferencia de mis colegas extrovertidos, soy incapaz de extraer toda la energía que necesito del trabajo animado y emocionante con compañeros de seminario, con el público y con quienes están bajo mi tutela. Pero ¿por qué la vida de un introvertido es un tema apropiado para un libro sobre comunicación? Yo también tuve que averiguarlo sola y empecé así:

La formación continuada se considera una parte integrante de mi profesión, pero en un momento dado empecé a hartarme de aprender técnicas de comunicación. Y la culpa no la tenía el tema en sí: lo que ocurre cuando dos personas se conocen es una de las cuestiones que más me interesan. No, empezaba a sentirme incómoda con los formadores y los que se formaban, con mis propios colegas. A menudo me parecían demasiado ruidosos y superficiales y me di cuenta de que el problema lo tenía yo. Así pues, empecé a darle vueltas al asunto (a los introvertidos nos encanta darle vueltas a los temas, lo hacemos constantemente). ¿Qué podía señalar que me molestara de mis colegas? Las personas que daban las clases no eran peores que yo cuando yo ocupo su lugar. Pero eran distintas, tan distintas que su enfoque solía alienarme. Muchas de ellas se consideraban una «élite»: los mandamases, pensaba, y de todos modos me parecía exagerado. A menudo, los cursos de formación dejaban caer pistas que confirmaban lo diferente que era yo. Mis gestos: «¡Más expansiva, por favor!» Mi discurso: «¡Más agresivo, por favor!» Mi forma de comunicar: «¡Más vigorosa, por favor!»

Todo aquello me incomodaba. Hasta entonces, al dar una charla nunca había sentido la necesidad de hacer gestos grandilocuentes, ni de usar la negociación agresiva o la asertividad. Y hasta entonces, mi enfoque no había tenido ningún efecto negativo. Al contrario: a los clientes «reservados» y participantes en el seminario (los de gestos calmados y mesurados que adoptaban una actitud cooperante, que no alardeaban tanto de sus emociones) les encantaba lo que les ofrecía. Y a mí me caían bien: la mayoría de mis clientes eran muy tranquilos y usaban el pensamiento lógico. «¡Ya veo! Te gustan las “cerebros azules”, ¡las personas reservadas y solitarias!», dijo mi (muy extrovertida) coach cuando le describí a mis clientes preferidos. Tenía razón. La experiencia que había tenido trabajando en seminarios había puesto de manifiesto que disfruto trabajando de forma intensiva con personas que piensan de forma similar a la mía. Y me percaté de que no existen los cursos de comunicación pensados para mis clientes y para mí, cursos específicos para satisfacer las necesidades y fortalezas de las personas reservadas.

Este libro pretende llenar ese vacío significativo, junto con seminarios, ponencias y sesiones de coaching dirigidas a las personas introvertidas. Mi punto de partida fue (y es) que la buena comunicación está relacionada con la identidad. Yo solo puedo tratar con otras personas de forma convincente si me conozco y soy capaz de manejarme de la forma adecuada: al transmitir algo, al negociar, al establecer contactos y también en mi vida privada. Pero ¿qué hace que una persona sea reservada? Como para nosotras no existe la idea de ser reservada de una forma normal (es decir, ni tímida ni hipersensible), me tomé como ejemplo y analicé el modo como me comunico habitualmente. Las obras de autoayuda escritas en inglés y también la psicología me resultaron de lo más útil. También empecé a observar a mis clientes desde una perspectiva muy concreta.

El resultado fue emocionante. Descubrí dos tipos de cualidades que las personas introvertidas aportan a la comunicación, divididos claramente entre fortalezas y obstáculos. No son solo las personas introvertidas quienes poseen estas cualidades, pero sí que muchas de ellas las tienen. ¡Con eso basta para empezar!

Está claro que las fortalezas suponen una ventaja, pero lo mismo pasa con los obstáculos, a su manera: si una persona es consciente de los obstáculos que se crea, entonces tiene una perspicacia mayor acerca de sus necesidades en comparación con las personas que no se preocupan de sus debilidades. Por ejemplo, durante mucho tiempo si de repente sentía que quería estar sola mientras estaba con mi familia y amigos, me parecía que era antisocial. Ahora soy consciente de que retirarse tiene todo el sentido del mundo puesto que me ayuda a recuperar mi energía cuando estoy agotada. Yo no llamaría a eso una debilidad, igual que los extrovertidos no son débiles si confían en ser reafirmados acerca de las cosas y las personas que les rodean en mayor medida que los introvertidos.

Permíteme que te curse una invitación muy cordial: aprende a conocer tus fortalezas y los obstáculos a los que te enfrentas. Acógelos a ambos como buenos amigos con los que compartes tu vida. Así te resultará mucho más fácil influir en una situación de forma que «encaje» contigo y te permita comunicarte bien.

Hay dos cuestiones que resultan especialmente útiles con respecto a distintos tipos de comportamiento humano:

1. ¿Qué fortalezas específicas puede utilizar una persona reservada en esta situación?

2. ¿Qué debería esperar en concreto una persona reservada en esta situación?

En este libro encontrarás las respuestas a estas preguntas a las que he llegado de forma que te resulten útiles en tu vida diaria.

Qué encontrarás en este libro y cómo interpretarlo

Las respuestas a estas dos preguntas están relacionadas con una gran variedad de situaciones en las páginas siguientes: situaciones de la vida profesional y personal, formales y de todo menos formales, cercanas y distantes, abordadas directamente o negociadas. Si te consideras una persona reservada, el propósito de este libro es ayudarte a manejarte en un mundo que a menudo es demasiado ruidoso, y tener éxito en los asuntos que te importan. Todas las secciones están escritas desde el punto de vista de una persona introvertida.

Si eres más bien extrovertido, comprenderás mejor a las personas reservadas con las que te relacionas y llegarás a valorar sus fortalezas después de leer el libro, ya se trate de tu pareja, parientes o amigos, colegas o jefes, compañeros de trabajo o de seminario.

Si no sabes a ciencia cierta si eres una persona reservada o no, en el primer capítulo encontrarás un test para ayudarte a decidirlo. Además, en todo caso, este libro está estructurado de manera que relaciones el tema en cuestión con tu situación personal: irás encontrándote interrogantes que te ayudarán si los respondes con referencia a ti mismo. Aprovecha la oportunidad, así te conocerás de veras, lo cual te ayudará cuando te comuniques con los demás.

Este libro está estructurado del modo como les gusta pensar y comunicarse a los introvertidos: de dentro a fuer

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