De la psicomagia al psicotrance

Alejandro Jodorowsky

Fragmento

1. Nacimiento gradual de la psicomagia

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NACIMIENTO GRADUAL DE LA PSICOMAGIA

Psicomagia, sanación y actos psicomágicos

La Psicomagia no es un invento creado por mi intelecto. En su nacimiento no intervino la voluntad. Se fue gestando poco a poco en mis actividades artísticas influidas por El Contracielo de René Daumal, Dogma y ritual de la alta magia de Eliphas Levy; el ballet expresionista La mesa verde de Kurt Jooss, el Manifiesto de los surrealistas Dejar lo seguro por lo incierto, el Manifiesto futurista La poesía es un acto, las teorías de Antonin Artaud sobre «sacar al Teatro del teatro», la película de Luis Buñuel Él, mi amistad con el maestro zen Ejo Takata, la exploración de los dos sueños lúcidos, la práctica del masaje iniciático, el encuentro con la curandera mexicana Pachita y mi psicoanálisis con Erich Fromm.

Sin embargo, en nada se parecen psicoanálisis y Psicomagia, aunque lo reconozca como influencia. He aquí las diferencias esenciales:

El psicoanálisis debe ser pagado. La Psicomagia debe ser gratuita.

El psicoanálisis prohíbe al terapeuta tocar a sus pacientes. La Psicomagia recomienda al terapeuta tocar a sus consultantes.

El psicoanálisis es una terapia mediante palabras. La Psicomagia es una terapia mediante actos.

El psicoanálisis analiza los sueños como si fueran una realidad. La Psicomagia propone analizar la realidad como si fuera un sueño.

En psicoanálisis, cuando una persona tiene un problema, se lo analiza con palabras, buscando cuál es el trauma que lo produjo. El paciente, de este modo, puede estar hablando con su terapeuta seis meses, diez meses, varios años, hasta que llega a darse cuenta, por ejemplo, de que tiene deseos sexuales hacia su madre. Pero darse cuenta de tener un trauma no es solucionarlo. ¿Qué puede entonces hacer el paciente para pasar de las palabras a una acción curativa?

Salvador Dalí quería trasladar los sueños a la realidad. Yo seguí el camino contrario: «No se le puede enseñar al inconsciente a hablar el lenguaje de la realidad. Hay que enseñarle a la razón a hablar el lenguaje de los sueños». Para lo cual es necesario antes que nada aclarar el concepto de sanación.

Nuestra personalidad tiene cuatro aspectos: el intelectual, el emocional, el sexual y el corporal. Toda enfermedad es un conjunto de cuatro enfermedades. Si se trata un nivel sin tener en cuenta los demás, el paciente no puede curarse. Una energía única tiene que dar vida y hacer que se comuniquen estos cuatro lenguajes: palabras, emociones, deseos y necesidades para crear la unión. Entonces, aparece el alma. Si estas cuatro energías no actúan conjuntamente, el alma enferma. No se puede estar en perfecto estado de salud si el alma se oscurece.

¿Y cuáles son las enfermedades del alma? El aburrimiento, la tristeza, la falta de alegría de vivir, la fobia a morir, la insatisfacción permanente, el cansancio, la falta de entusiasmo…

Cuando se comienza a sanar a una persona, esto implica consagrarse a la sanación de todo su ser, y de este modo convertirse en sanador del cuerpo, del sexo, del corazón, del intelecto… y del alma. En un acto de Psicomagia, el sanador no tiene que ponerse límites en la sanación. Cuanto más grave sea el problema, más difícil debería ser el acto a realizar para superarlo.

Empecé a dar consejos psicomágicos de manera experimental, a través de mis lecturas gratuitas del Tarot, a un gran número de personas en Marsella. En aquel entonces, pensaba que no podían extraerse leyes psicomágicas, porque la Psicomagia, en cuanto arte, estaba al margen de cualquier ley. Creía que yo era el único que podía ejercerla, pero con la práctica sentí que podía codificar algunas leyes y delimitar una base científica que me permitiera transmitir la Psicomagia.

La primera de estas leyes es la que yo llamo «tirar del burro por la cola». Cuando una persona tiene un problema, hay que meterla de lleno en él para sacarla de ahí. Me inspiré en una anécdota del psicoanalista americano Milton Erickson. Él tenía en Texas un burro que no quería volver a entrar en su corral. Todo el mundo trataba, en vano, de empujarlo hasta allí. A diferencia del resto, Milton Erickson le tiró de la cola en dirección contraria. Y el burro salió corriendo hacia su corral.

Antes de crear la Psicomagia, cuando alguien venía a verme con un problema y yo trataba de subirle la moral, me daba cuenta de que no surtía ningún efecto. En cambio, si a una persona le dan miedo las alturas y se la mete en una habitación totalmente a oscuras, si se la sume en lo más profundo de su fobia, es a partir de esa experiencia cuando puede sanar. Hacer de la neurosis nuestra aliada nos permite encontrar la solución.

Si una paciente tiene como amante a un eyaculador precoz, lo primero que hay que decirle a esa mujer es que ha elegido a ese hombre porque le convenía. Lo segundo, es que, al anularla sexualmente, su amante expresa de forma indirecta su rabia hacia las mujeres. He ahí el origen de su eyaculación precoz. Pero esa mujer alimenta, a través de ese amante, su propia rabia contra los hombres al elegir una pareja que la hace sentir insatisfecha. Por supuesto, esa mujer nos responderá que no tenía ni idea, pero la cuestión es que continúa sufriendo por su relación. Esta situación le conviene y, si aceptamos que el inconsciente todo lo sabe, en cierto modo ella es cómplice de lo que le pasa.

A esta mujer, cuyo marido tardaba solo veinte segundos en eyacular, le aconsejé que hiciera el amor acompañada de un cronómetro para saber exactamente cuánto tiempo tardaba su marido en tener un orgasmo. Ese era el primer paso. La mujer tenía que ordenarle que le hiciera el amor, pero con una condición: «Tienes que eyacular a los diez segundos, no a los veinte»; es decir, tenía que ponerle en tal estado de tensión que se viera obligado a eyacular antes que de costumbre. Tenía que darle esa orden y, en el momento en el que él la penetrara, empezar a insultarlo. De este modo, ella se permitiría expulsar su rabia contra los hombres, y como su marido estaba obligado a eyacular lo más rápido posible, no lo haría para que su mujer se quedara insatisfecha. Efectivamente, durante la realización del acto, tardó media hora en eyacular.

El incesto es una constante que se encuentra en un gran número de árboles genealógicos. Por lo general, en una pareja, uno de sus miembros reproduce conductas de su padre o de su madre. La sutileza reside en el hecho de que a veces el hombre puede reproducir el comportamiento de su madre y no el de su padre, y viceversa para la mujer. A menudo, he visto en árboles genealógicos mujeres que se casaban con hombres que tenían el nombre de su hermano preferido o el de su padre. En la mayoría de los casos, estas mujeres son frígidas, ya que siguen ancladas a la culpa de ese deseo incestuoso. A una paciente le aconsejé que hurtara la ropa sucia de su padre y que vistiera con ella a su amante para hacerle el am

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