Tu eslabón perdido

Juan Pablo Gaviria

Fragmento

INTRODUCCIÓN

Mi querido lector:

Ahora que abres el libro y les das una oportunidad a estas primeras palabras que escribo (que de seguro determinarán si sigues leyendo o no), quiero compartir contigo tres cosas. No sé si llegaste a este libro porque alguien te lo recomendó, porque ya conoces mi “lora” —como llamo cariñosamente a los temas de los que hablo con pasión—, o porque Dios o el universo (como prefieras llamarlo) conspiraron para que terminara en tus manos. Independientemente del camino que tomaron estas letras para llegar a este destino, quiero hacer una aclaración. O, mejor, mi ego quiere hacer una aclaración, porque si fuera por mi alma, no habría nada que aclarar, pero todavía me queda algo de ese ego que todo lo quiere justificar.

Lo primero es que no pretendo enseñarte nada, porque considero, como verás más adelante, que la sabiduría es más importante que el conocimiento. Tampoco intento que consideres lo que vas a leer como una verdad absoluta, pues para mí, la verdad existe solo a los ojos de quien la cree. Lo que voy a hacer aquí es compartir contigo una historia de lo que creí que eran eventos lineales en el tiempo, situaciones que me llevaron a ciertas conclusiones de vida que nos han servido enormemente a mí y también a otras personas a lo largo de los últimos años.

Lo segundo es una confesión. Hasta hace un año era muy mal lector, lo cual, en la suma de años vividos, me hace un mal lector en general. Si estuviera en un certamen de belleza y me preguntaran: “Señorito Colombia, si pudiera, ¿qué quisiera cambiar de su vida?”, diría que me gustaría leer más. Desde el colegio fui un pésimo lector y esa fue una de las razones para haber sido un incomprendido en mis épocas de estudiante, como te contaré. Pero ser mal lector no ha sido tan malo después de todo. He aprendido muchas cosas desde la experiencia, y, por eso, todo lo que voy a compartir contigo en este libro tiene que ver directamente con cosas que he vivido y he podido poner en práctica, es decir, con la tercera de las tres sabidurías, la verdadera, la experiencia propia (de esto hablaremos más adelante).

Si incluyo alguna cita textual es porque he puesto en práctica lo que dice en ella, porque he podido debatirla y hasta he pensado en formas diferentes de sentir, decir y hacer después de entenderla y experimentarla. Y es que siempre he sido así. Tal vez por eso no me acoplé a los métodos de estudio del colegio o la universidad. Y no lo digo para criticar y llevar la contraria a lo que piensan los demás, sino porque considero fundamental cuestionarse todo como método de autoconocimiento. Así que, mi querido lector, te invito a que hagas eso a medida que leas y avances en estas páginas, pero te pido que lo hagas con un corazón abierto y dispuesto a recibir, a considerar que tu verdad no es única, al igual que la mía, pues solo se basa en nuestras creencias.

Al leer con una mente abierta te das la oportunidad de explorar tu propio conocimiento, no sobre el mundo exterior, sino sobre tu mundo interior; sobre quién eres tú, qué vienes a hacer en este mundo y quién quieres ser. Es decir, déjate retar para que sepas qué tanto te conoces y para que te cuestiones si esto te trae beneficios o no en la travesía de tu vida.

Tal vez hable de temas conocidos para ti, no importa. Seguro no los has abordado con la óptica de este narrador de historias audiovisuales que tiene como propósito de vida ayudar a que otras personas encuentren el suyo, a que rompan paradigmas y diseñen su vida como quieran. Si le metes buena onda, encontrarás en el corazón de estas páginas un viaje profundo a tu interior. La energía que le entregues al libro te será devuelta. Te lo prometo.

Y, como ves, yo escribo así, simple, y desde mi pasión por compartir herramientas que te ayuden a transformar tu vida. Y lo hago porque está en mi ADN. Amo ayudar y me apasiona contar historias que transforman.

Por eso los videos que hago, los talleres, las conferencias y las palabras de este libro están destinados a sostenerte en los altibajos naturales de nuestro paso por la vida, ya sea que estés en una etapa temprana de diseño de tu existencia, o en una etapa de rediseño. Encontrarás que las palabras de este libro no tendrán caducidad, porque lo que está dentro de nuestra alma se mantiene y se mantendrá igual en el tiempo, independientemente de lo que suceda en el exterior. Por eso podrás volver acá cada vez que lo necesites.

Como ya dije, considero que la verdadera sabiduría viene de la experiencia, y leer estas páginas no hará que ellas se conviertan en sabiduría para ti; serán conocimiento. Entonces, si encuentras verdad en algo de lo que comparto contigo, si resuenan contigo estos textos, te invito a que los conviertas en sabiduría dándote la oportunidad de ponerlos en práctica en tu propia experiencia, ya que este es un libro que puedes probar y evaluar. En parte mi intención es que puedas pasar del conocimiento a la acción, es decir, que tengas las herramientas para convertirlo en tu sabiduría; por eso encontrarás también algunos ejercicios que te retarán a hacerlo.

La tercera cosa es una historia para que tengas un mejor contexto antes de iniciar el libro J. Hace unos años me preguntaron: “¿Juan, usted es psicólogo o coach?”. Yo no respondí. Profesionalmente no me dedico a ninguna de estas ni las estudié en la universidad. Estudié Dirección de Cine y TV. “¿Entonces de dónde saca todos estos conceptos que comparte y que, como usted dice, ya han ayudado a miles, o cientos de miles de personas?”.

Si esto me lo hubieran preguntado ocho años atrás, habría dicho: “No sé, la verdad es que yo soy muy creativo y de ahí viene todo lo que hago; me siento y en un momento de genialidad se me ocurren (a mí) todas estas cosas”.

Hoy en día entiendo de otra manera por qué la vida me ha dado la oportunidad de romper varios paradigmas y cambiar mis creencias limitantes, especialmente con la diferencia entre el ser y el hacer. Si yo estudio Cine o Psicología, eso no es lo que soy, es lo que hago para expresar lo que soy. Y lo que soy puede no estar alineado con lo que hago, aunque si lo está, mucho mejor.

Considero que en el ser todos somos iguales, es nuestra esencia, la base que nos une, lo que nos hace humanos. Es lo que precede al ser humano. A diferencia del hacer, el ser en su expresión más pura no está contaminado por las creencias; eso lo puedes ver con una claridad absoluta cuando has encontrado tu eslabón perdido y has trabajado en diseñarte conscientemente. Por eso, al leer el libro de Neale Donald Walsch Conversaciones con Dios, entendí que todo este tiempo era Dios (el padre creador, o el universo, como prefieras) quien le había estado hablando a mi alma y dándole ideas para poderles transmitir un mensaje a las personas que necesitan oírlo. Mientras escribo estas palabras, sé que están siendo guiadas por esa energía superior, por eso que soy y siempre he sido. Y ojo, eso no me hace “superior”. Simplemente, cuando encont

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