El CEO más peligroso

Fragmento

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Buenas noches...

¿Desconectado de internet? Perfecto. Bienvenido a El CEO más peligroso, un libro juguetón con un mensaje serio: convertir a los líderes arrogantes en directivos terrenales y cautivadores. ¿Cómo? Organizándose tomando como inspiración a una vaca en lugar de a un diagrama, de modo que las estrategias crezcan como las hierbas silvestres de un jardín, para que a las personas normales y corrientes, distintivamente cosmopolitas y no moldes globales y hechos en serie, se les ocurran ideas extraordinarias.

El primer cuento marcará el tono y en él se contará cómo el CEO de una compañía aérea en declive ocupó su asiento en primera clase mientras que a los clientes de la parte de atrás les servían para comer algo que llamaban «huevos revueltos». En un mundo tan revuelto como el nuestro, son los directivos quienes deben comerse esos huevos.

Hace unos años, comencé a escribir un blog (mintzberg.org/blog) para sacar a la luz las ideas que he ido teniendo a lo largo de mi vida y que estaban enterradas en publicaciones poco conocidas. No mucho después me topé con un libro de relatos para los aficionados del equipo de hockey de Montreal: había 101 historias en total. Una lectura ideal para la cama, antes de dormir, donde podemos leer una o dos antes de caer rendidos. Entonces ¿por qué no hacer un libro equivalente para directivos? Qué mejor momento que ahora, y con «ahora» me refiero a antes de dormir, cuando hemos acabado de dirigir y gestionar a los demás, si es que esto se deja de hacer alguna vez.

Pensemos en las organizaciones que conocemos mejor y que admiramos más:

• ¿Funcionan como una amalgama de recursos humanos o como comunidades de seres humanos?

• ¿Lo primero que hacen es pensar, o a veces observan o hacen algo para poder pensar mejor luego?

• ¿Se obsesionan con las cifras o ponen su corazón en lo que hacen?

• ¿Tienen que ser las mejores o hacerlo lo mejor que puedan?

Si nos hemos decantado por la primera parte de las preguntas, tenemos que leer este libro para descubrir la segunda mitad de las cuestiones. Si hemos optado por esta última, debemos leer el libro para comprender a quienes han elegido la primera parte.

De más de 101 entradas de blog, he seleccionado 42 que parecen apelar significativamente a los directivos. Los libros, según me dicen, requieren capítulos, así que los he estructurado bajo títulos como «dirección», «organización», «análisis», etc. También me han indicado que los capítulos deben tener introducciones para que el autor nos diga qué va a contarnos. Pero por aquí no pasé: nada de introducciones. Prefiero que el lector lo descubra por sí mismo, en el orden que más le plazca. Sí que recomiendo que el primer cuento se lea al principio y, el último, al final. Aparte de esto, el lector es libre de curiosear aleatoriamente, como a veces hacen los buenos directivos.

A medida que el lector pase las páginas, me gustaría que se preguntara qué vendrá después. Le puedo dar una pista: una mezcla de metáforas. Además de vacas y jardines, moldes y huevos revueltos, deberá prepararse para el mito del director de orquesta, el vientre blando de los datos duros, la junta directiva vista como una abeja y los recortes de personal como una sangría. Le aconsejo que no se ofenda por nada de lo que lea porque algunas de mis ideas más ofensivas resultan ser las mejores que tengo. Pero necesitan tiempo para que se hagan evidentes.

Esta es una obra sobre la dirección, pero que nadie espere encontrar en ella una panacea. Eso se lo dejo a los libros que complican los problemas. En lugar de ello, propondré ideas inauditas para meditarlas mientras dormimos, para mejorar y dar el máximo de nosotros mismos, y para que, después de comer unos huevos sensatamente revueltos, tengamos la energía suficiente para desembrollar las complejidades que conlleva la dirección. Lo más probable es que nosotros mismos, nuestros colegas e incluso nuestra familia vivamos un poco más felices tras acabar este libro.

¡Felices sueños!

Sobre este contador de cuentos

Enseño Administración y otras disciplinas en la Universidad McGill de Montreal (en la cátedra Cleghorn de la facultad Desautels), desde donde ayudo a los directivos a que mejoren en sus empresas (impm.org), en la sanidad (imhl.org) y en el ámbito personal (CoachingOurselves.com). Aparte de esto, huyo del mundo de las organizaciones en monopatín, en bicicleta, en mi querida canoa y escalando montañas.

Supongo que debería decir que tengo veinte títulos honoríficos y que soy Oficial de la Orden de Canadá. (Para más detalles superfluos, véase mintzberg.org, donde, entre otras cosas, muestro mi colección de arte hecha por castores en /beaver, un libro con una recopilación de cuentos de terror sobre The Flying Circus en /books y un blog con nuevos cuentos como los que relato en este libro en /blog.) Puedo añadir que este es mi vigésimo libro —quizá el más serio— y el sexto que publico con Berrett-Koehler. Ahora mismo estoy concentrado, y espero que no sea demasiado tarde, en ayudar a que el mundo se percate de las implicaciones de uno de estos libros, titulada La sociedad frente a las grandes corporaciones: la necesidad del equilibrio social.

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En mi querida canoa, con una de mis queridas hijas. El

Los ratoncitos Pérez

Hace mucho tiempo, en el lejano reino de Berrett-Koehler, Katie me invitó a escribir un blog, y así lo hice. Después, Jeevan me propuso recopilar mis ideas, y así nació este libro. Katie, de nuevo al rescate, junto con Kristen, sugirió que podríamos titularlo El CEO más peligroso (en lugar de Dirigir huevos revueltos) y así volvimos a hacerle caso, repletos de felicidad. Steve, el magnético director de BK, se entusiasmó magnéticamente por el libro, al igual que otras personas de BK, como Lasell, Michael, David, Neil, Johanna, María Jesús, Catherine y Chloe, además de otras personas ajenas a la editorial que también han contribuido al libro: el otro David, Ken, Jan y Elizabeth.

Lisa ha espolvoreado magia sobre los cuentos con unas fotografías geniales. Dulcie hizo su propia magia y me ayudó a mejorar muchas entradas del blog, y Susie hizo lo mismo corrigiendo el manuscrito. Mary ha guiado todo el proceso hasta el final y ha transformado las pesadillas en sueños celestiales, como Santa, la ayudante ideal, ha hecho con mi vida laboral durante los últimos veinte años.

Os doy las gracias a todos —mis ratoncitos Pérez— por todos los regalos que me habéis dejado bajo la almohada durante meses sin fin.

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