Alrededor de la cocina (Webos Fritos)

Susana Pérez
Jesús Cerezo

Fragmento

cap

PRÓLOGO

Cocinar es un acto de amor.

También lo es escribir.

Y ambos son, esencialmente, el mismo.

Piensa en la técnica necesaria para preparar un plato excelso. El mejor de los platos posibles de un restaurante con tres estrellas Michelin. Requiere de ingredientes selectos, una preparación cuidadosa, unas habilidades adquiridas, una ejecución esmerada.

Y ahora piensa en lo que hace falta para preparar un huevo frito con puntilla como los que te hace tu madre o los que tú les preparas a tus hijos.

Puede que parezca, desde fuera, que el primer plato es mucho más valioso que el segundo. Y no es cierto. Tal vez sea más caro, pero el milagro culinario del huevo frito con puntilla hecho con amor no le va a la zaga en valía.

¿Y qué me dices de la sopa de madre? Mi recuerdo de la sopa de madre es que, al llegar del colegio muerto de frío, con el estómago apurando los restos del bollo engullido rápido en el recreo, ese plato de sopa me estaba esperando y me recomponía el cuerpo para lo que quedaba de día. Eso no lo reemplaza la sopa más cara del mejor restaurante.

Escribir es un acto de amor, como cocinar, y requiere de técnicas idénticas. Y cualquiera que conozca a Su sabe que tiene amor para dar y tomar. Talento, por supuesto, y una capacidad innata para comunicar. Pero, sobre todo, tiene amor. Un amor por la cocina, que se traduce, casi sin esfuerzo, en un amor por la palabra escrita.

En estas sesenta historias vas a encontrar relatos que te harán pensar, soñar, recrearte en las palabras y encontrar sabores delicados, familiares, regeneradores. Pero sobre todo vas a encontrar amor. Amor a raudales, amor entre fogones, amor entre palabras.

Y no hay, querido lector, nada más valioso que eso.

JUAN GÓMEZ-JURADO

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