Historias de amor en campos de guerra

Vanessa De La Torre

Fragmento

Prólogo

Desde que Colombia es patria, quienes hemos crecido aquí lo hemos hecho entre una guerra y otra, o también hemos coincidido con los tiempos violentos, en medio de conflictos armados o como quiera que se le llame al hecho de matarnos unos a otros, con razón o sin ella. Crecimos acorralados por bandos, entre miles y miles de heridos y de muertos. Vimos tierras deshechas, las cruzamos o vivimos en ellas, asoladas por los dementes que empuñaban fusiles y cargaban bombas en nombre de alguna estúpida militancia. Han transcurrido dos siglos de historia sangrienta con escasos intervalos de calma chicha, y aun así la patria sigue en pie, cojeando maltrecha, pero sigue viva, hemos sobrevivido y aquí seguimos. ¿Por qué, entonces, todavía creemos? ¿Por qué nos levantamos a trabajar y, en algún momento, conformamos una familia, tenemos hijos y volvemos a levantarnos para trabajar por ellos? ¿Por qué y para qué, si el país nos dispara por la espalda, nos atraca en una esquina, nos empobrecen nuestros políticos, nos abandonan en las necesidades? ¿Por qué seguimos adelante, entonces? La búsqueda de las respuestas, de una explicación a nuestro conformismo y a nuestra obstinación en seguir siendo colombianos se resume en una sola palabra: amor. Hemos crecido y hemos amado en medio de la adversidad, contra todos los pronósticos, por nuestra propia cuenta porque a los colombianos nos ha tocado sobrevivir a pesar de un Estado que lleva más de dos siglos enquistado perezosamente en nuestras vidas, y a pesar de la absurda contradicción de padecer estados creados y elegidos por nosotros mismos. A pesar de los pesares, hemos amado, y de eso van estas crónicas que nos presenta Vanessa de La Torre en su libro Historias de amor en campos de guerra.

Desde los más reconocidos protagonistas de nuestra barbarie hasta los más anónimos, el amor ha cruzado por la vida de estos personajes para dotarlos de una humanidad que parecía haber sido devorada por la violencia. De un momento a otro, en la tregua de una de las tantas batallas, ha surgido el amor en un intercambio de miradas, de un encuentro casual, de un cruce de destinos en el que víctimas o victimarios se dieron la oportunidad de ver las cosas de otro modo, y así, también le dieron una oportunidad a la vida.

La evidencia del milagro se sustenta en un hecho común a estas crónicas: la transición de lo imposible a lo posible. Seres que parecían condenados por su destino a vivir y morir en la guerra encontraron la perspectiva de una transformación cuando los tocó el amor. El amor, en su condición de ser mundano y mágico a la vez, llegó como el aire, envolvió y embrujó por azar a un líder revolucionario con una mujer burguesa, ajena a su mundo bélico; a una joven que lloró por años, en la tumba equivocada, la memoria de su amado: un escolta que murió en la toma del Palacio de Justicia; a una explosivista desalmada que encontró su corazón en un grupo guerrillero donde no se permitía amar sino matar; a una cantante popular que logró escapar al asedio de la guerrilla y de la pobreza hasta encontrar la recompensa y la redención en otro desplazado por el terror; a una guerrillera y al muchacho que la ayudó a huir de las Farc sin importarle perder la vida en el intento; al hijo de un policía asesinado por la mafia y la ahijada de la reina de Suecia, flechados tras su encuentro en el mundo de la capoeira. Polos opuestos, seres disímiles en escenarios complejos, unidos por la misteriosa fuerza del amor, y contados en estas crónicas con el detalle de sus dilemas, sus miedos, sus pasiones, bajo la mirada detallista y sensible de una periodista que ha aprendido a observar este país de la guerra con una percepción inteligente y minuciosa.

Para dejar constancia de nuestra memoria más reciente, poco a poco se ha venido escribiendo sobre los logros y las frustraciones, sobre el desengaño y también de los intentos por alcanzar un país que viva en paz. Sin duda, este documento aporta de una manera importante a la construcción de esa historia, y lo hace sobre una premisa que se confirma en cada crónica del libro: solo nos queda el amor, y solo se han salvado del horror los que han creído en él. Puede sonar utópico y romántico pretender complementar la historia de Colombia con semblanzas de hombres y mujeres que le han apostado a los sentimientos por encima de cualquier ideología, pero si esas historias íntimas, en las que prevaleció el corazón, se replicaran en estos tiempos de odio, sin duda encontraríamos un camino más transitable hacia esa paz tan esquiva. Que no se engañen, entonces, los que han predicado que su violencia es una forma de amor a la patria, porque la patria no necesita de un amor declamatorio sino del que huele, suda, se sacrifica, ríe, se entrega, duele y llena. El amor de todos los días, el que nos mueve a los seres comunes y corrientes.

Jorge Franco

POEMA 12
Oliverio Girondo

Se miran, se presienten, se desean,

se acarician, se besan, se desnudan,

se respiran, se acuestan, se olfatean,

se penetran, se chupan, se demudan,

se adormecen, se despiertan, se iluminan,

se codician, se palpan, se fascinan,

se mastican, se gustan, se babean,

se confunden, se acoplan, se disgregan,

se aletargan, fallecen, se reintegran,

se distienden, se enarcan, se menean,

se retuercen, se estiran, se caldean,

se estrangulan, se aprietan, se estremecen,

se tantean, se juntan, desfallecen,

se repelen, se enervan, se apetecen,

se acometen, se enlazan, se entrechocan,

se agazapan, se apresan, se dislocan,

se perforan, se incrustan, se acribillan,

se remachan, se injertan, se atornillan,

se desmayan, reviven, resplandecen,

se contemplan, se inflaman, se enloquecen,

se derriten, se sueldan, se calcinan,

se desgarran, se muerden, se asesinan,

resucitan, se buscan, se refriegan,

se rehuyen, se evaden, y se entregan.

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