El cielo te habla

Ana Mercedes Rueda

Fragmento

INTRODUCCIÓN


¿CÓMO PUEDE AYUDARTE ESTE LIBRO A DESCIFRAR EL ACERTIJO?

Entonces me invocaréis, y vendréis y oraréis a mí, y yo os oiré; y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón.

Jeremías 29:11-13

¿Cómo sé que lo que pienso o siento es una respuesta de Dios y de mis ángeles y no algo que está creando mi imaginación? ¿Cómo sé que es Dios quien me está hablando y no que me estoy enloqueciendo? Estas son, sin duda, algunas de las inquietudes que escucho con mayor frecuencia durante mis charlas y consultas. Quienes creemos en la posibilidad de establecer una comunicación con Dios y nuestros ángeles tenemos un enorme deseo de poder sentirlos claramente, pero, sobre todo, de poder entender sus mensajes y señales para recibir una guía divina que nos ayude a tomar mejores decisiones y nos dé la certeza de que estamos recorriendo el camino que más nos conviene.

Muchas experiencias que he tenido a nivel personal, sumadas a testimonios vistos en otras personas, me han hecho creer que no existen las casualidades, sino que todo en realidad se da por una razón o causa específicas. Un ejemplo de esto sucedió precisamente durante la definición del tema para este libro. En uno de mis momentos de oración matutina, recibí un mensaje muy claro de parte de Dios en el que me indicó que en mi segundo libro debía escribir sobre las formas que Él utiliza para comunicarse con nosotros (aunque llevo más de cuarenta años teniendo una conexión con Dios y los ángeles, cada día reconfirmo más y más que uno de sus deseos principales es mostrarnos lo que es mejor para nosotros y cómo alcanzarlo; no lo culpo… viendo cómo está el mundo, ¡nuestro amado Padre debe estar ansioso por hacernos reaccionar!). Siempre he mantenido un “cuaderno especial de los angelitos”, como lo llamo con cariño, donde anoto cada palabra, sensación o imagen que llega a mí en mis momentos de oración y concentración, así que escribí este mensaje con la fecha y hora —algo que los ángeles me enseñaron— y la indicación que el Padre Celestial me dio, a pesar de que en ese momento no era claro aun cuándo sería y de qué manera desarrollaría el tema.

Luego de un tiempo, en uno de mis viajes a Colombia para dictar mis charlas y hacer consultas personales, puedo decir que más del 80% de las personas con quienes conversé me expresaron de una u otra manera que lo que escucharon decir de mí les había ayudado a reconfirmar una sensación, un sueño o idea que habían recibido antes, pues hasta ese momento no tenían la seguridad de si se lo habían imaginado o era efectivamente Dios quien les había enviado ese mensaje. Con cada retroalimentación que recibí, fui entendiendo que Dios me estaba recalcando el tema que Él quería que tratara en mi próximo libro. Fue tal la tranquilidad que sentí en mi corazón que, ¡sin dudarlo un instante, me puse manos a la obra!

Creo que si este libro llegó a tus manos es porque seguramente has tenido la experiencia de recibir un mensaje de Dios, pero no estás seguro de si fue Él quien te habló, o porque tienes deseos o curiosidad de saber cómo lograrlo, y Dios está utilizando este escrito para ayudarte a entender mejor cómo se ha dirigido a ti a lo largo de toda tu vida.

En estas páginas deseo compartirte las enseñanzas que he recibido a lo largo de mi vida para entender lo que el cielo me está diciendo: de qué manera y en qué momento lo hace, qué métodos utiliza para comunicarse, cómo diferenciar su voz de la voz de la imaginación, qué se está haciendo o dejando de hacer para evitar que el contacto fluya con facilidad, cómo eliminar los bloqueos en la comunicación y, en especial, cómo descifrar el “acertijo” para sentir que realmente se está comprendiendo el mensaje que Él está enviando.

En la Parte I encontrarás una descripción de algunas teorías que han permanecido en el ambiente por largo tiempo y que pueden afectar tu comunicación con Dios y con tus ángeles. Además, descubrirás las actitudes, los hábitos y pensamientos que debes cultivar o evitar para ser parte de ese grupo de personas que logran escucharlos.

La Parte II contiene el manual de instrucciones para utilizar lo que simbólicamente he llamado tu GPS1 espiritual o mapa de navegación, que te indicará cómo conectarte con Dios y tus ángeles y aprender su lenguaje, cómo distinguir su voz de la voz de tu mente u otras voces, y los principales métodos que utilizan para entregarte la información que te ayudará a sentir una verdadera claridad y dirección en tu vida.

¡La Parte III es el momento de la acción! En ella, continuando con la analogía del GPS, te describo cómo establecer las coordenadas para lograr una comunicación clara y ordenada con Dios y tus ángeles, algunos ejercicios prácticos para estimular y fortalecer tu conexión con ellos y qué hacer cuando, a pesar de todos tus intentos, no recibes un mensaje claro ni tampoco una señal por parte del cielo.

Al final encontrarás unas oraciones que recibí de Dios y mis angelitos para pedir al Padre y al Espíritu Santo por sabiduría, discernimiento y claridad en el proceso de interpretación del lenguaje celestial.

Como siempre, deseo humildemente y desde lo más profundo de mi corazón que este libro te ayude a sentir más paz interior y claridad para manejar tu vida como mejor te conviene, pero, sobre todo, que fortalezca tu fe en ese Padre Celestial que tanto te ama y que por ese amor te envía siempre a sus ángeles para protegerte y guiarte en tu camino.

Muchas bendiciones angelicales para ti y los seres que amas,

ANA MERCEDES

1 Esta sigla significa “Sistema de posicionamiento global” (Global Positioning System, en inglés), y lo que hace es determinar la posición de un objeto o persona en cualquier lugar del mundo. Es una herramienta súper útil, que nos ayuda a encontrar de una manera fácil y rápida el lugar adonde queremos dirigirnos.

Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada.

Santiago, 1:5

Esta pregunta posee distintas connotaciones, dependiendo del tono con el que se formule. Puede tener un tono de d

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