¡Esta casa no es un hotel!

Irene Orce

Fragmento

cap-1

 

Nota de la autora

Voy a ser completamente sincera. No soy ninguna erudita en temas relacionados con la paternidad y la educación. Lo cierto es que no tengo hijos adolescentes. Mientras escribo estas líneas, mi pequeña Lucía está a punto de cumplir su segundo año de vida. Este libro no es otro sesudo ensayo sobre la adolescencia. No pretende analizar los procesos fisiológicos característicos de esa etapa de cambio. Ni aburrirte con pesadas teorías difíciles de llevar a la práctica. Tampoco se acerca a los densos volúmenes sobre psicología ni a las sugerencias, a menudo superficiales, de los libros de autoayuda. No recoge las opiniones de laureados doctores, sino que da voz a los auténticos expertos en la materia: los adolescentes. Ellos son los protagonistas de esta historia.

Este libro no está escrito desde la perspectiva de los padres, sino desde la experiencia de los hijos, empezando por la mía. Entre los 14 y los 19 años se despertó mi vena rebelde y conflictiva. Por aquel entonces solía sentirme triste, rabiosa e insegura; me aislé del mundo en general y me desconecté de mis padres en particular. Sin ser muy consciente de ello, construí entre ellos y yo un muro en el que la comunicación brillaba por su ausencia.

Movida por la insatisfacción, desde muy joven me interesé por conocerme para encontrar la raíz de mis heridas emocionales. Sin duda alguna, la adolescencia fue un momento clave en mi desarrollo como ser humano. Como consecuencia de este viaje hacia el interior, finalmente descubrí mi verdadera vocación: por un lado, como periodista, compartir reflexiones y testimonios para inspirar un cambio de mentalidad en la sociedad, y por el otro, como coach, acompañar profesionalmente a las personas que quieren desarrollar su potencial para construir una vida más coherente con sus auténticos valores y necesidades.

En paralelo, colaboro desde su fundación, en 2011, con La Akademia, un proyecto que promueve de forma gratuita la educación emocional entre jóvenes de 16 a 22 años con la finalidad de que se conozcan a sí mismos y tengan las herramientas y los recursos necesarios para seguir su camino en la vida. Si bien como periodista he podido entrevistar a más de un centenar de chavales para que me expliquen lo que ha significado para ellos la adolescencia, como coach he tenido la oportunidad de trabajar en profundidad con decenas de ellos. En el cien por cien de estos procesos de cambio y evolución personal, he verificado lo alargada que es la sombra de nuestros padres.

Desde el año 2009 he realizado numerosos procesos de coaching con padres y madres incapaces tanto de relacionarse como de comunicarse constructivamente con sus hijos adolescentes. Escuchando a ambas partes he comprobado que aunque cada ser humano es único, los conflictos que surgen en la adolescencia son comunes a la gran mayoría de las personas. En esta etapa crucial de desarrollo, muchos padres sienten que están perdiendo el control, y no saben cómo ayudar a sus hijos. Y lo cierto es que, a menudo, los padres tampoco saben cómo ayudarse a sí mismos para gestionar de una forma más eficaz la frustración que generan las actitudes y conductas de esos adultos en construcción.

UN JUEGO DE ESPEJOS Y PROYECCIONES

Si bien la mayoría de los adolescentes desconocen quiénes son y están bastante desorientados, cada vez más adultos reconocen sentirse perdidos en el arte de educar conscientemente a sus hijos. A pesar de hacerlo lo mejor que saben y pueden, en general los padres se sienten impotentes ante la desmotivación, la rebeldía y la falta de comunicación de sus hijos adolescentes. Por eso la relación entre unos y otros suele estar marcada por la incomprensión, el conflicto y el sufrimiento. De todo ello surgió la necesidad de escribir este libro. Dado que no podemos resolver un problema desde el mismo nivel de comprensión en el que lo creamos, la propuesta es adoptar un nuevo enfoque, empleando un punto de vista diferente que nos permita obtener mejores resultados.

Así, este libro pretende inspirar a los padres para que comprendan de verdad a sus hijos adolescentes, comprendiéndose a ellos mismos en el proceso. El reto es que los adultos se conviertan en el cambio que quieren ver en sus hijos y, con su propio ejemplo, los ayuden a ser la mejor versión de los progenitores. Ojalá que esta obra tienda un puente entre unos y otros, partiendo de la base de que dicha relación no es más que un juego de espejos y proyecciones en el que la magia surge cuando se encuentra la forma de que ambos ganen la partida.

No hay palabras suficientes para expresar el profundo agradecimiento que siento por todos los jóvenes que habéis compartido vuestra luz y vuestra oscuridad conmigo. Vuestros testimonios no sólo me han hecho reír y llorar, sino que me han inspirado a escribir este libro. Gracias por haber contribuido, de un modo u otro, a enriquecer las páginas que siguen. Este libro es mi pequeño homenaje para todos vosotros.

Quiero agradecer muy especialmente la valentía y generosidad de una joven de 17 años —cómplice en la sombra a petición suya—, por compartir conmigo el diario que lleva años escribiendo para dar sentido a su adolescencia. Con su permiso, he utilizado algunos fragmentos como inspiración, con la finalidad de ayudar a los padres a comprender el mundo interior de sus hijos. Dichas reflexiones, cuajadas de sus pensamientos y sentimientos más íntimos, son una ventana muy reveladora al momento de extraordinario cambio que denominamos «edad del pavo», una expresión que solemos emplear despectivamente para justificar nuestra incapacidad de empatizar con los adolescentes. Os animo a leer el Prólogo, basado en su experiencia.

También quiero aprovechar para expresar mi profundo agradecimiento al suplemento «Estilos de Vida» de La Vanguardia, donde publico regularmente artículos desde hace varios años y que me ha inspirado a atreverme con este proyecto. Parte del material que utilizo está basado en algunos de esos escritos, que han resultado de gran aprendizaje para mí.

Por último, sólo me resta añadir que el proceso creativo de investigación y elaboración de este libro me ha servido para hacer las paces con mi adolescente interior. Ha sido una de las mayores aventuras de mi vida. Tengo la esperanza de que también lo sea para vosotros.

cap-2

Prólogo

Carta de una hija incomprendida

El mundo está loco. Y últimamente me está volviendo loca a mí también. Llevo una semana agobiada, cansada y sin ganas de nada. A veces cuando me levanto para ir a clase me pregunto: «¿Para qué? ¿Qué sentido tiene?». Parece que toda mi vida tenga que girar alrededor de unos tristes números. El 0 supone broncas, sermones y castigos; el 10, miradas de aprobación y palmaditas en la espalda. Menuda gilipollez. Se nota que es semana de exámenes, pero es que tengo la sensación de que me dedico a vomitar ideas ajenas que ni me interesan ni creo que me vayan a servir para nada. ¿Qué utilidad tiene q

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