Una noche en el Orient Express

Veronica Henry

Fragmento

Índice

Portadilla

Índice

Dedicatoria

Una noche en el Orient Express

Todavía en el mercado

Antes del viaje

Capítulo uno

Capítulo dos

Capítulo tres

Capítulo cuatro

Capítulo cinco

Capítulo seis

El convoy inglés. De Victoria a Calais

Capítulo siete

Capítulo ocho

Capítulo nueve

Capítulo diez

Capítulo once

Orient Express. De Calais a Venecia

Capítulo doce

Capítulo trece

Capítulo catorce

Capítulo quince

Capítulo dieciséis

Capítulo diecisiete

Capítulo dieciocho

Capítulo diecinueve

Capítulo veinte

Capítulo veintiuno

Capítulo veintidós

Capítulo veintitrés

Capítulo veinticuatro

Capítulo veinticinco

Capítulo veintiséis

Capítulo veintisiete

Capítulo veintiocho

Venecia

Capítulo veintinueve

Capítulo treinta

Capítulo treinta y uno

Capítulo treinta y dos

Capítulo treinta y tres

Capítulo treinta y cuatro

Más tarde

Capítulo treinta y cinco

Agradecimientos

Sobre la autora

Créditos

Grupo Santillana

NocheOrient-2.xhtml

 

En memoria de Samuel George Bright (1927-2013)

NocheOrient-3.xhtml

UNA NOCHE EN EL ORIENT EXPRESS

NocheOrient-4.xhtml

 

Al sonar las campanadas de medianoche en el reloj, en una vía muerta de las afueras de Calais, un tren espera bajo un cielo en calma. La luna brilla con luz trémula, bañándolo con un brillo argénteo. Los vagones están vacíos, salvo por los fantasmas de los pasajeros que van y vienen por los pasillos, deslizando las yemas de los dedos por la marquetería, impregnando de perfume la quietud del aire. El tenue rastro de la música de piano flota en la oscuridad aterciopelada de la noche, abriéndose paso entre susurros y promesas, hasta desvanecerse. Aquí han transcurrido miles de historias, historias de amor y esperanza, de pasión y desengaño, de reconciliación y despedida.

Hay once coches cama, tres vagones restaurante y un bar. Dentro de escasas horas, estos silenciosos vagones bullirán de actividad con los preparativos del viaje. Se abrillantará hasta el último rincón. Resplandecerán la cubertería y la cristalería. No quedará ni una mota de polvo ni rastro de grasa. Las libreas se limpiarán a conciencia hasta dejar el metal reluciente. Al subir a bordo las provisiones, se tendrá en cuenta hasta el último deseo, necesidad o capricho, desde mínimas porciones de mantequilla cremosa hasta botellas del champán más exquisito.

Finalmente, el personal se colocará en posición bajo la atenta mirada del jefe de tren, con los uniformes impolutos, listos para la inspección final antes de que el tren ponga rumbo a la estación.

En el andén, los pasajeros que esperan tiemblan ligeramente. Quién sabe si del frío del ambiente o de la emoción de subir a bordo del ferrocarril más famoso del mundo. Sea como fuere, sus historias permanecen a la espera de ser contadas.

¡Ahí! Ahí está. La primera imagen del Orient Express deslizándose majestuosamente hacia el andén. El sol se refleja en el cristal de las ventanas, como un espejo, al tiempo que el jefe de estación avanza a grandes zancadas. Se escucha un agradable silbido mecánico al frenar y el tren se detiene, con un susurro, resplandeciente, altanero y, sin embargo, en cierto modo, atrayente. ¿Quién puede resistirse a tal invitación?

Vamos. Recoge tus pertenencias. Líate bien la bufanda al cuello; ponte los guantes y el sombrero antes de coger a tu pareja del brazo.

Apresúrate: tu asiento te espera…

NocheOrient-5.xhtml

Todavía en el mercado

Más de veinte años haciendo compatibilidades divinas.

Inscríbete en nuestra web para optar al premio del viaje de tu vida.

¿Te has resignado a no encontrar a la persona adecuada? ¿Estás convencido de que ahí fuera no hay nadie para ti? ¿Estás harto de que tus amigos te intenten endosar a alguien, mientras pasas la noche con las mejillas doloridas de sonreír, aburrido como una ostra?

Si e

Suscríbete para continuar leyendo y recibir nuestras novedades editoriales

¡Ya estás apuntado/a! Gracias.X

Añadido a tu lista de deseos