¿Cómo contar la historia de uno mismo? Y, en ese ejercicio, ¿hasta qué punto se construye o se reconstruye la identidad? En este libro autobiográfico, Piedad Bonnett parte de sus vivencias para reflexionar sobre los factores que definen nuestra cotidianidad. Nos habla, con sensibilidad y lucidez, de aquello que determina la experiencia de las mujeres -la educación, el matrimoni...
¿Cómo contar la historia de uno mismo? Y, en ese ejercicio, ¿hasta qué punto se construye o se reconstruye la identidad? En este libro autobiográfico, Piedad Bonnett parte de sus vivencias para reflexionar sobre los factores que definen nuestra cotidianidad. Nos habla, con sensibilidad y lucidez, de aquello que determina la experiencia de las mujeres -la educación, el matrimonio, la maternidad, los tabúes asociados al cuerpo y la violencia de género- y también de la ansiedad, el miedo, la rebeldía, las ansias de libertad y las obsesiones que impulsan el proceso de la escritura.
Con una prosa poética y contundente, atravesada por humor e ironía, la autora aborda las diferentes épocas que ha presenciado, en las que podemos vislumbrar las muchas mujeres que ha sido. Su camino de reconocimiento está siempre inconcluso, pues, al igual que ella, todos "somos inaprehensibles. Somos rectificables, como cuando queremos que la palabra dé cuenta de nosotros. No hay relato que diga quiénes somos".
Sobre la autora y su obra se ha dicho:
"En la escritura de Piedad Bonnett se concentran las virtudes que más admiro en la literatura: profundidad y concisión. La desdicha que se narra en esta novela podría noquearte, pero está vestida con imágenes que la vuelven un sacudón reconfortante". Margarita García Robayo
Sobre Qué hacer con estos pedazos
"Un libro abrasador, valiente hasta la violencia, extraordinario. Piedad Bonnett escribe desde el abismo e ilumina las sombras con un texto penetrante e imprescindible". Rosa Montero
Sobre Lo que no tiene nombre
"El prestigio de la belleza se convierte en un hermoso tratado reflexivo sobre las invisibilidades, tristezas y soledades de los que por el contrario no son tan bellos". Angélica Gallón Salazar, El Espectador
"Piedad Bonnett se ha mostrado sin contemplación, llevando en andas todo lo que ha podido ser y describir, y eso la deja vulnerable y expuesta. Habría que retomar esos ataques y convertirlos en alabanza pura, en el diamante de luz que ella ha sido capaz de mostrar, y que no es otra cosa que el resultado de alguien que se ha atrevido a internarse en su propio cuerpo, en su dolor, y dejarlo allí, escrito, para que todos sepamos qué significa ser humano". Pedro Serrano, Periódico de Poesía, UNAM