Índice
La bruja debe morir
Prólogo
Agradecimientos
1. Había una vez
2. En el interior de la bruja: las bellas durmientes
3. Vanidad: espejo, espejo
4. Glotonería: a donde llevan las migas de pan
5. Envidia: si la zapatilla encaja...
6. Objetos que aman
7. Engaño: cuentos hilados, mentiras tejidas
8. Lujuria: una cola marina
9. Avaricia: la recompensa de la habichuela
10. Holgazanería: el sueño de Geppetto
11. En el interior de Oz: vamos a ver al Mago
12. Habrá una vez
Apéndice. El uso de los cuentos de hadas
Sobre este libro
Sobre Sheldon Cashdan
Créditos
Notas
Para Ariane,
que nunca se cansa de La Princesa Rana
Prólogo
El tres es un número singular en los cuentos de hadas. En Blancanieves, la reina madrastra tienta a la protagonista con regalos letales en tres ocasiones diferentes. Tras esquivar al príncipe en los dos primeros bailes, Cenicienta pierde su zapatilla en el tercero. Y la hija del molinero promete su primogénito a Rumpelstilzchen en la tercera aparición del hombrecillo. El número tres es un elemento esencial de los cuentos de hadas: tres visitas, tres pruebas, tres promesas.
Me planteé tres objetivos —tres deseos, por decirlo así—. Cuando me dispuse a escribir La bruja debe morir, el primero fue proporcionar a los lectores una nueva forma de entender los cuentos de hadas. ¿Qué significan estos inmemorables relatos? ¿Qué sentidos más profundos entrañan? Los cuentos de hadas son los primeros relatos que escuchamos, y aunque están destinados a maravillar y a entretener, ofrecen también los medios para canalizar conflictos psicológicos. Utilizando «los siete pecados capitales de la infancia» como hilo conductor, La bruja debe morir muestra cómo los cuentos de hadas ayudan a los niños a hacer frente a la envidia, a la avaricia, a la vanidad y a otras inclinaciones problemáticas.
El segundo objetivo fue regresar a los cuentos de hadas de nuestra infancia para iluminar los significados ocultos que fueron ignorados entonces. Pocos niños entienden por qué Blancanieves deja entrar tres veces en la casita a la diabólica reina, a pesar de las reiteradas advertencias de los enanitos; o por qué, en El Príncipe Rana, la princesa rechaza la petición de la rana de saltar a su cama. ¿Es simplemente porque la rana está húmeda y fría, o hay algo más? Y no queda claro de buenas a primeras que la razón por la cual la bruja corta las trenzas de Rapunzel sea castigarla por haber quedado embarazada, a menos que se deje ver inmediatamente que el delantal ya no se ajusta a la cintura de la joven. Los adultos apenas tienen dificultad para establecer estas relaciones, los niños, por el contrario, sí la tienen.
El tercer objetivo fue descubrir a los lectores los cuentos de hadas perdidos, aquellos que nunca llegaron a los libros de cuentos infantiles por su naturaleza provocativa y, a menudo, sexual. Relatos como El enebro y La princesa que no sabía reír fueron dejados de lado y se perdieron para la posteridad. Sin embargo, estas poderosas y conmovedoras historias forman parte del rico patrimonio de los cuentos de hadas y de la narrativa en general, y contienen las semillas de otras que conocemos y apreciamos, como Cenicienta, Hansel y Gretel y La Bella Durmiente.
Cuando las tres visitas han concluido, se han ejecutado con éxito las tres tareas y cumplido los tres deseos, el cuento acaba, y todos —excepto, quizá, la bruja— viven felices para siempre. También La bruja debe morir tendrá un final feliz si la magia lo permite. Incluso —aunque es imposible prometerlo—, puede que algunos lectores vivan también felices para siempre. Nunca se sabe qué es lo que hace realidad los deseos.
Agradecimientos
Un libro es un cuento de hadas. Comienza como un sueño y termina como un sueño cumplido. Como todos los cuentos de hadas, La bruja debe morir tiene un elenco de personajes. Las hadas madrinas son las mujeres de Linda Chester Literary Agency: Linda, Laurie Fox y, especialmente, Joanna Pulcini. Fue Joanna quien vio el destello en mis ojos y comprendió que era un libro. Joanna no solo fue un manantial permanente de apoyo y estímulo, también hizo una valiosa contribución en diversas fases de la escritura y me ayudó a perfilar muchas ideas. Es una persona maravillosa y una agente excepcional.
Jo Ann Miller, mi editora en Basic Books, es la bruja buena de la historia. Con su especial toque mágico, su asombroso conocimiento de la psicología y su penetrante ingenio, ayudó a dar forma a la versión final. Su cuidado y su pericia resplandecen en cada página, y me siento afortunado por haberla tenido a mi lado mientras hacía mi camino a través del bosque. Igual que Glinda mostró a Dorothy la vuelta a Kansas, Jo Ann me mostró el camino del libro.
Eva, mi mujer, es la princesa de la obra. Se sacrificó con generosidad y nunca se quejó. No sé cuántas veces leyó y releyó los borradores del manuscrito, o me ayudó a aclarar un pensamiento complejo. Gran parte de lo bueno de este libro se lo debo a ella. Pero le debo mucho más. Hace años cambió mi vida con un beso. Si no fuera por ella, yo continuaría sentado en una alfombra de lirios contemplando la luna.
En mi infancia me dijeron que en los cuentos de hadas residen significados más profundos que en ninguna otra verdad de las que se enseñan en la vida.
FRIEDRICH SCHILLER
Yo era Blancanieves, pero luego me dejé llevar.
MAE WEST
1
Había una vez
Dos veces he visitado los cuentos de hadas: la p