El resurgir del guerrero (Pyramiden 3)

Jairo P. Fernández

Fragmento

el_resurgir_del_guerrero_piramiden3-4

1

EL CAIRO

Nada más llegar al Cairo nos curamos los pies; teníamos las plantas llenas de ampollas y heridas a causa de la abrasión en el desierto y nos dolían al andar. Pensé en Yonki, In Allah, Titanic, el tuareg y Waheed. Nunca creí que seres tan alejados en el globo terráqueo me transmitieran algo tan especial y profundo. Respecto a la tormenta de nieve del Sahara, descubrimos en los medios de comunicación que muchos países habían sufrido también todo tipo de fenómenos meteorológicos. Los estragos fueron inmensos, no solo en África, también en Europa y América: poblaciones enteras destruidas, países devastados por vientos huracanados de más de 200 kilómetros por hora: granizadas, terremotos, erupciones volcánicas y tsunamis con olas como montañas de agua sobre las costas. Miles de personas aplastadas por los escombros o ahogadas, fueron los resultados del furor que dejó tras de sí aquel catastrófico temporal, el cual fue más catastrófico que todos los temporales acaecidos hasta ese momento, como el huracán Katrina, el Sandy o el Harvey, de categoría cinco, que causó inundaciones fatales en el sudeste de Estados Unidos. Volcanes como el Popocatepetl en México, el Kailauea, el Etna, el Popocatéptel, el Teide, el Vesubio o el Monte Fuji entraron en erupción y provocaron cientos de víctimas y miles de desalojamientos. Aunque por suerte no habían explotado algunos supervolcanes como el del Parque de Yellowstone o el de los montes Flegreos en Italia; lo que podría suponer el principio del fin. Las lluvias de ceniza inundaron cientos de miles de hogares con una capa de 10 centímetros de polvo y residuos. Tuvieron que desalojar a más de 100 000 personas, crearse campamentos de refugiados y llevar asistencia médica y primeros auxilios a lugares prácticamente inaccesibles. Por último, un fuerte tsunami barrió la costa del Caribe mexicano y Cuba; en Europa se produjeron terremotos de siete y nueve grados en la escala Richter, que ocasionaron destrozos incontables y miles de desaparecidos.

La Inversión de los Polos había comenzado. Era solo cuestión de tiempo, de meses o quizás semanas, que se produjesen nuevas tormentas tremendas, terremotos, tsunamis, erupciones volcánicas o, peor aún, la explosión de algún supervolcán devastador como el de los Montes Flégreos, de Italia, que podían entrar en erupción en cualquier momento y, si eso ocurría, adiós Nápoles, adiós Yellowstone, adiós clima, adiós internet, adiós cine, adiós chicas guapas, adiós mundo, adiós todo, sería el fin, punto final, game over. La nuestra era una carrera contra reloj por evitar la catástrofe.

el_resurgir_del_guerrero_piramiden3-5
el_resurgir_del_guerrero_piramiden3-6

2

EL EJÉRCITO DE TERRACOTA

Tras reponernos de nuestra aventura por el desierto, nos pusimos una vez más en camino, esta vez hacia el país del «sol naciente», China. Del Cairo fuimos a Nanginj, donde tomamos otro vuelo a la provincia de Shaaxing, Xi`an. Nada más llegar a la ciudad de Xi`an, fuimos directo a un restaurante típico donde degustamos unos exquisitos platillos de la cocina tradicional china: sopa con aleta de tiburón, arroz con Lian Pi; fideos fríos, Yang Rou Pao Mo; jugo de carne de cerdo condimentada, y Rou Sa Mo; una especie de hamburguesa de cerdo. Engullimos todo como si lleváramos semanas sin comer, y nunca mejor dicho, ya que nuestra aventura por el desierto nos había dejado escuálidos y desnutridos.

Las calles estaban repletas de nativos que vendían regalos, bebidas, hierbas, tacos de arroz y bolas de pescado en curry. Los vendedores ambulantes, en su gran mayoría de las zonas rurales, iban vestidos a la usanza de la región; impresionaba ver sus rostros tan serenos y pacíficos, como si el caos del tráfico no les afectase o hubiesen desarrollado un extraño anticuerpo que los hiciera inmunes al estrés de la ciudad. Hablaban con tanta calma que parecía que nunca tuviesen prisa, como si en sus genes supiesen que el tiempo era algo efímero al que no había que darle demasiada importancia.

En la capital cogimos los servicios de una intérprete china. Se llamaba Hong Hui. Era una mujer joven y muy hermosa, pero lo que más encandilaba era su voz, suave y dulce como una brisa de primavera. El viaje por la ciudad fue lento, había muchísimo tráfico y nos costaba avanzar entre la marabunta de coches. Era curioso, pero Xi`an me recordó en muchos aspectos a la ciudad de México, aunque estábamos en la otra punta del planeta. Durante el trayecto me vinieron a la mente las teorías sobre si hace unos doce mil años, debido a la glaciación, los chinos entraron en México a través del estrecho de Bering. Si los chinos habían llegado a México y Sudamérica, ¿por qué no podrían haberlo hecho estos a China? Le comenté a Juan mi teoría, pero no me hizo mucho caso, ya que estaba entretenido en cortejar a la intérprete:

—Me encanta China... Tienes un color de pelo muy bonito... Me gustaría que me ayudaras a aprender más acerca de tu cultura...

Pero Hong Hui desviaba sus elogios diciendo «nali, nali» que significaba algo así como «¿Dónde, dónde?». Y lo ignoraba.

Como buenos turistas fuimos a visitar la atracción estrella de Xi`an: los increíbles Guerreros de Terracota. Tomamos un pequeño autobús de color verde con unas letras en inglés: «Xi’an – Terracota Warriors». Una hora después, el autobús nos dejó en medio de una carretera muy transitada y llena de tiendas, donde alquilamos un carricoche eléctrico por 5 yuanes que nos llevó al Mausoleo del Emperador Qin Shi Huang. La entrada valía unos 150 yuanes, y nos daba permiso para visitar el exhibition hall y el cinema, donde nos pusieron un video introductorio en el que pude averiguar cosas sobre el emperador Qin Shi Huang. El emperador era conocido por su tiranía y por ser el primer emperador de China. Gracias a su estrategia militar, consiguió ir anexionando el resto de los reinos hasta la denominada unificación de China, allá por el 221 a. C. Murió en el 210 a. C. mientras realizaba un viaje por el sur del país, dicen que buscando la vida eterna en las legendarias islas de los Inmortales. Quizás por temor a que los enemigos derrotados quisieran vengarse de él en la otra vida o quizás porque pensaba que seguiría mandando en el inframundo, o simplemente como otra obra más de su megalomanía, mandó construir un mausoleo descomunal que dejara constancia de su poderío en vida. Como suele pasar habitualmente, el hallazgo del mausoleo fue totalmente fortuito. Unos campesinos estaban construyendo un pozo en 1974 y encontraron lo que resultó ser una estructura abovedada con forma piramidal en cuyo interior había miles de soldados de terracota. El emperador no se conformó con un e

Suscríbete para continuar leyendo y recibir nuestras novedades editoriales

¡Ya estás apuntado/a! Gracias.X

Añadido a tu lista de deseos