Mi deseo depende de mí

Eva Moreno

Fragmento

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Prólogo

MÓNICA NARANJO

Jamás en la vida pensé que a mis cuarenta y cuatro años y con dos matrimonios a mis espaldas podría sentirme tan frágil y vulnerable a la hora de volver a compartir mi intimidad con alguien.

Cuando, hace un año, conocí a Eva, me asaltaron muchas dudas durante la grabación de nuestro programa de sexo. Sus talleres dieron para mucho, sobre todo para profundizar a solas conmigo y con mi sexo. Entendí que el verdadero sentido de la sexualidad plena comienza en la autocomplacencia, para a continuación extrapolar el deseo tentacular hacia el prójimo y compartir el verdadero sabor del desenfreno animal haciendo caso omiso a complejos, fobias o miedos psicológicos.

Mi primera experiencia a solas fue una noche, de madrugada, bajo el intenso aroma de las velas de canela tostada. De pie y frente al reflejo íntimo del espejo de mi vestidor, me entregué a mi cuerpo y a mis fantasías tan solo ataviada con un ligero picardías de seda bajo cuya transparencia asomaban mis pechos firmes y duros, hambrientos de la calidez ágil y escurridiza de las yemas de mis dedos, que exploraban cada rincón de mi cuerpo, colmando de caricias un clítoris poco mimado en los últimos meses, al son del vaivén de un océano de lava que se escurría entre mis muslos.

Mi taller personal fue todo un éxito. Pero, sin duda, lo más importante del ejercicio fue volver a reconocer mi cuerpo y volver a estimularme conmigo misma, para después poder enseñárselo y reclamarlo a la próxima persona que invada mi vida y, lo más esencial, mi cuerpo.

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Tu deseo y yo


«Una mujer que no tenga control sobre su cuerpo no puede ser una mujer libre.»

MARGARET SANGER


La sexualidad femenina es fascinante; me gustaría contagiarte esa pasión. Me encantaría que te enamorases de tu sexualidad, de tus genitales y de tu poder femenino.

La sexualidad femenina se juzga, analiza, cuestiona y evalúa constantemente. Los medios de comunicación nos lanzan mensajes sobre lo que hemos de sentir, cuánto tenemos que disfrutar y los orgasmos que podemos lograr. Coge cualquier revista femenina y seguro que encontrarás un artícu­lo que hable del deseo sexual que deberíamos experimentar las mujeres. ¡Menudo estrés!

Hasta donde me alcanza la memoria, y mucho antes, el deseo sexual de la mujer ha sido objeto de atención y de mala interpretación. Se ha teorizado sobre este con la intención de corregirlo, y no de entenderlo.

El deseo femenino no es blanco o negro. No se ha inventado una pastilla mágica que nos despierte el deseo sexual, y dudo que se logre. Es imposible medir el deseo sexual o el placer. Cada mujer debe definirlo, decidir lo que es adecuado o no para ella. No existe una cantidad correcta de deseo: el deseo fluctúa como las acciones de la bolsa. Pasamos épocas en las que el sexo ocupa todos nuestros pensamientos, y otras en que el desinterés es total. El deseo es algo muy personal por lo que para cada una de nosotras la intensidad y la frecuencia del mismo pueden ser distintos.

Si en este libro esperas encontrar la fórmula mágica que consiga despertar tu deseo sexual dormido y te haga conectar directamente con las mariposas en la barriga para convertirte en una mujer salvaje y erótica… deja la lectura. Quiero ofrecerte las herramientas para que tomes el poder sobre tu cuerpo, tu sexualidad y tu deseo. La fórmula la debes encontrar tú.

En mi primer libro, Es la hora del Tapersex, hacía un repaso por el mundo de la juguetería y la cosmética erótica; era la primera guía de juguetes eróticos desde mi particular mirada. Mis amados juguetes, cuántas alegrías nos dais. En el segundo, Mujeres, juguetes y confidencias, recogía la experiencia y las anécdotas de las reuniones Tapersex® a través de las mujeres protagonistas. Con el tercero, abordo el deseo, la gran preocupación de la sexualidad femenina. En el último Congreso de Sexualidad, celebrado en Barcelona, la mayoría de los foros y talleres se centraron en el deseo femenino como tema principal.

Vivimos en una época muy ligada al consumo y en la que se busca responder a la demanda de altos niveles de perfección, calidad y excelencia. Necesitamos resultados instantáneos y efectivos, lo queremos todo fácil y al momento. El placer sexual no se escapa a esa influencia: queremos un resultado óptimo, unos orgasmos sublimes, con la frecuencia idónea y, por supuesto, la pareja perfecta. Desgraciadamente, todas estas exigencias más que potenciar el deseo sexual, lo inhiben.

Tu deseo sexual es único y exclusivo. Espero que este libro te ayude a reconocer qué necesitas para alimentarlo.

Espero también que a través de estas páginas reconozcas las ideas y pensamientos erróneos acerca de la sexualidad: una construcción social sin ninguna base más que la creencia popular y los intereses del patriarcado en mantenerlo.

Me encantaría que, después de esta lectura, entendieses que dispones de las herramientas para gestionar y estimular (o influir en) tu deseo sexual. Que tú eres la dueña del jardín de tu deseo, y que debes responsabilizarte de ello. Únicamente depende de ti.

Quiero decirte que, para facilitar mi discurso, en la mayor parte del texto hablo de las mujeres en general, aunque reconozco y amo todas las diferencias. Verás que me dirijo a ti, mujer, en femenino. También a todas las mujeres de todas las sexualidades. Cuando digo pareja, me refiero a cualquier tipo de pareja —o unión de más de dos personas— donde haya una mujer.

He tratado de evitar las habituales comparaciones de la sexualidad femenina con la masculina. No son necesarias para resaltar la entidad propia de nuestra sexualidad. En ningún caso trato de excluir a nadie y lamento no poder incluirlo todo. Espero no ofender ni molestar.

Escribo con el ánimo sincero de despertar y concienciar, de contribuir a recapacitar positivamente sobre nuestro deseo sexual.

Para mí, escribir este libro ha sido un reto y un aprendizaje como lo es cuando una o un paciente o una pareja confían en mí para ayudarles a solucionar el problema por el que acuden a la consulta.

Somos seres sexuales desde que nacemos hasta que morimos. Buscamos la perfección en la sexualidad, y esta no existe. Nos marcamos unas expectativas innecesariamente altas que alejan el deseo y nos distancian de nuestra naturaleza como seres sexuales. La sexualidad no es perfecta. Con suerte, alguna vez habrás vivido un polvo perfecto, pero, al finalizar el polvo, vuelta a la realidad. La realidad no es perfecta; como la sexualidad, es imperfecta.

EN POCAS PALABRAS

A través de estas páginas me gustaría proporcionarte las herramientas para que cuides de tu deseo, de tus emociones y de tu salud sexual con el amor que te mereces, construyendo tu propio modelo de sexualidad imperfecta donde nada es blanco o negro, sino un bonito jardín de matices, aromas y colores del que tú eres la única responsable.

MIS FRASES PARA TI

•El deseo sexual de la mujer ha sido objeto d

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