María Mercedes Carranza. Poesía completa

María Mercedes Carranza

Fragmento

Con usted y con todos los demás

…Otro cielo no esperes, ni otro infierno.

JORGE LUIS BORGES

Talvez o nunca, entre las paredes

de este cuarto la Pola Salavarrieta

tose, lagrimea, en resumen se asfixia.

Tanta muerte por la libertad

y el orden para terminar

en una Patria Boba, hecha entre chiste y

chanza y más que nada por usted,

ojos, oídos, nariz y garganta

detenidos en un aire de otro siglo,

cuando la tierra era plana. Por usted

que sueña, con los ojos muy abiertos,

en usted y solo en usted. Por usted,

hombre de mucha fe, que aún reconoce

entre tanta miseria y camina seguro

descubriendo el mundo cada día. Por usted

que ahora protesta porque Colombia está

contra la pared, pero la acorrala más

durmiendo entre tanto olor a Colombia,

esa loca que habla sola, se golpea

contra las tapias y cree que alguien

la puede curar. Y más que nada usted

a quien lo único que interesa ahora

es la cosecha de melocotones en Singapur.

En vida y otras muertes

No llega. Va con cada palabra

que te digo, me la entregas

en cada gesto y yo te la devuelvo,

mano a mano. Es un ir y venir

disfrazado de nosotros dos. Vuela

air mail con las cartas

que escribimos, anda entre la sopa

y más que nunca por la tarde. Está

detrás de todo ese montón de ropa

para lavar, contra el espejo que miramos,

desde la sonrisa de las fotos, junto

a aquel viaje al mar. “Vendrá

la muerte y tendrá tus ojos”. Y solo será

un gesto más entre tú y yo. Porque

Manrique, amigo dilecto

de las calaveras, ¿qué fue

de tanto verso sino palabras más o menos?

Aquí entre nos

Un día escribiré mis memorias, ¿quién

que se irrespete no lo hace? Y

allí estará todo. Estará el esmalte

de las uñas revuelto

con Pavese y Pavese con las agujas y

una que otra cuenta de mercado. Donde

debieran estar los pensamientos

sublimes pintaré

tus labios a punto de decirme

buenos días todos los días. Donde

haya que anotar lo más importante

recordaré un almuerzo

cualquiera llegando al corazón

de una alcachofa, hoja a hoja.

Y de resto,

llenaré las páginas que me falten

con esa memoria que me espera entre cirios,

muchas flores y descanse en paz.

Exclusivo:

El chismoso de Noe, desde su arca, habla para todos ustedes Sobre la desaparición de aquel pueblo del Huila llamado San Agustín, que con asombro vió esfumarse ante sus propios lentes de contacto y no por obra de su diluvio.

Piedra sobre piedra y

sobre piedra, piedra

He aquí que hubo una vez un pueblo. Para él

la cara del alba salió todos los días

y sin embargo no fue escogido por nadie.

Fulano engendró a Mengano.

Mengano engendró a Zutano.

Zutano engendró a Perencejo.

Y así en lo sucesivo:

todos engendraron y todos

a la edad de ciento cinco años y

tres días. Mas no fueron cabeza

de multitud de naciones porque no hubo

alianzas entre ellos y

el dios de sus padres. No hubo.

Ningún Yavé hizo oír su voz a nadie ni

cara a cara dio preceptos sobre un monte.

Para él maldita fue la tierra, maldita

la semilla y también la ballena

de su Jonás y su Jonás.

Desapareció porque no había sido

escogido para nada. Porque nadie le prometió

una tierra, ni lo guió por la sabana, ni

hubo maná que valiera. Porque

Yavé no se enteró de que existía.

El silencio

—parece verde

—es verde

—¿es verde?

—sí, es verde

—verde

—¿te gusta el verde?

—me gusta el verde

—¿cualquier verde?

—no, el verde solamente

—¿por qué el verde?

—porque es verde

—¿y si no fuera verde?

—no, solo me gusta el verde

Suscríbete para continuar leyendo y recibir nuestras novedades editoriales

¡Ya estás apuntado/a! Gracias.X

Añadido a tu lista de deseos