«Zoológico humano», de Ricardo Silva Romero: usted está aquí
Todo mapa es una representación del mundo que refleja la visión de quien lo dibuja, y el Mapa de las Lenguas no tiene fronteras ni capitales: trece libros, un año y un territorio común para la literatura de veintiún países que comparten un idioma con tantas voces y lenguas como hablantes. Invitados por LENGUA, los autores de la edición de 2022 exponen su geografía literaria y explican cómo ésta encaja en esta colección panhispánica global que presenta la mejor literatura en español. Aquí, Ricardo Silva Romero escribe sobre «Zoológico humano».

Ricardo Silva Romero. Crédito: C. López.
Yo no es que no tenga ego: mi ego. Pero me cuesta darme importancia, y pronunciar las palabras «mi obra es…» o «mi escritura está marcada por…», que me suenan paródicas y cacareadas, porque hago parte de esta casa. En esta casa, como en tantos puntos bogotanos, lo digno es el hartazgo, lo lúcido es encogerse de hombros y lo amoroso es tratarse de usted. No estoy diciendo que seamos fríos. Estoy diciendo que «yo la quiero a usted» nos suena más bello, más cierto, que «yo te quiero a ti». Estoy confesando que soy un poco inconsciente de lo que hago y lo que soy, y que me cuesta hablar de mí mismo en tercera persona porque me educaron a punta de humor. Estoy contando que mi territorio, o sea, el lugar en el que escribo y el lugar sobre el que escribo, está escrito en bogotano. Y estoy sospechando que ese sitio es mi familia.
Cuando empecé a escribir, porque qué más puede ponerse a hacer un tímido, me pareció ridículo escribir en un castellano libre de bogotanismos sobre un país alegórico e imaginario que pusiera a la especie los puntos sobre las íes. Sospeché que la gracia de los escritores mexicanos eran los mexicanismos y la gracia de los escritores argentinos eran los argentinismos. Pensé que lo que más me gustaba de las novelas que me gustaban, aparte de que dieran con su propia clase de belleza, era que mostraran modos de poner en escena lo humano: me fascinaba que las novelas rusas me pusieran enfrente las calles y las ropas y las muletillas y las trampas mentales rusas, y me encantaba que las novelas francesas contaran dramas tan lejanos por fuera y tan cercanos por dentro, y sucedieran en plazas y en recámaras que yo ya no tendría que pisar.
Pasado, presente y futuro de la Humanidad
Me pareció chistoso que se le llamara costumbrismo a la narración minuciosa de una sociedad. Me pareció esnob –de espíritus finos de la cultura– que se usara la palabra como insulto.
Entonces escribí sobre gente que va por la Bogotá de los dos siglos pasados. Sobre la familia en la que nos refugiamos de la violencia política de este país. Sobre el horror que vimos y no vimos. Y sobre la muerte como una tras escena, como una cuarta dimensión o una cuarta pared, cada vez que pude, hasta que la partida de mi papá me empujó a investigar el asunto. Por supuesto, no es fácil saber, aunque Platón lo sepa, si la biografía sigue fuera del cuerpo, pero la novela que estoy presentando sí lo da por hecho. Es un libro gordo. Se llama Zoológico humano. Cuenta las muertes y los regresos a la vida de ocho personajes de ocho culturas, ocho oficios y ocho épocas diferentes. Y lo hace, por supuesto, desde el punto de vista de un narrador bogotano de mi edad –pero él aún tiene pelo– que solía decir «mi obra es…» sin sonrojarse y quería que costumbrismo fuera una mala palabra.
No estoy dañándole a nadie el final si digo que Zoológico humano le prueba que su vida es una comedia costumbrista, que está lleno de mundos por dentro y que su familia de raros es al menos un asilo.
Mapa de las Lenguas es una colección panhispánica global que presenta la mejor literatura de veintiún países que comparten el idioma. Pero es, sobre todo, un itinerario de viaje por trece de los libros que el año pasado tuvieron mayor trascendencia en su país de origen y que, a lo largo del 2022, recorrerán el resto del ámbito del español.
Adentrarse en la obra de estas trece voces es transitar un territorio físico, tangible, pero también un espacio moral, intelectual, anímico, político y sociocultural. La lectura de un autor contemporáneo de cualquier país de habla hispana es una ventana a una forma de expresarse y escribir en español, pero también un modo de tomarle la temperatura a las preocupaciones y los anhelos de cada uno de esos lugares.