La aventura me ha resultado divertida y emotiva a partes iguales. La historia de Alice es la historia de muchas mujeres de hoy. Invadidas por el trabajo y por un montón de decisiones que se supeditan a la idea de cómo deben ser, más que a la de cómo quieren ser, se encuentran, cuando ya se ha estabilizado todo, infelices y con un lío tal que parece imposible de solucionar. Esto lo muestra muy bien la novela, esa impotencia de que siendo capaces de hacerlo todo, se encuentran impotentes para arreglar sus propios asuntos. Y es que como dice la propia Alice, ella ha ido esquivando, digiriendo e ignorando los contratiempos que han ido llegando a ella. Por ello, no se plantea en ningún momento solución, alguna, la vida es así, ¿no?Por su parte, Melissa nos proporciona una visión más humana de la cuestión. Con sus propias particularidades y despropósitos, como el hecho de desconfiar en todas las ondas (no wifi, no microondas, no llegamos al espacio
), ve el mundo desde una perspectiva más sencilla. Mientras que Alice es una pija redomada, Melissa disfruta viviendo en su granja, disfrutando con sus animales y de las pequeñas cosas de la vida. El único problema es la relación con su hermana que definir de fría es decir poco. Su relación es de asepsia total.Por ello, cuando Alice acepta irse una semana de vacaciones con Melissa, ella no lo duda, la situación es muy grave y se requieren medidas graves. Básicamente un curso de una semana para convertirse en un vikingo de los pies a la cabeza, basado en el esfuerzo físico extremo.Las auténticas vikingas no llevan cascoUna vez que llegan allí les quitarán los móviles y los zapatos (los zapatos sí, Magnus el instructor vikingo es un poco rarito el hombre, ya lo veréis) y se unirán al grupo formado por Tricia, una mujer misteriosa que estará muy determinada por su edad, y Margot, una muchachita de 23 que todo (dios, es que lo hace todo) bien.Este grupo de cuatro pasará diferentes pruebas que les llevarán hasta el bearserking, momento con el que se inicia la novela. Durante toda la novela, esa meta, esa carrera por su vida en mitad del bosque parecerá la prueba más dura que tendrán que pasar, sin embargo pronto encontraremos que la filosofía hygge, la atención a las pequeñas cosas es más de lo que podemos sospechar.La encargada de contarnos esto, así como en qué consiste su condición de völva, es Inge la mujer de Magnus, y la encargada de la parte más filosófica del campamento. Para mí es el mejor personaje de la novela. Con ella no solo descubriremos que las auténticas vikingas no llevan casco, sino también cuánta es la potencia de una mujer, sea esta vikinga o no, y que nuestra perspectiva vital puede cambiar a lo largo del tiempo, que eso no significa que hayamos hecho mal, sino que ahora queremos algo diferente. Lo que único que se nos exige es que seamos valientes.Ser más vikinga, ser más honesta¿Qué pasará con este grupo de cuatro? ¿Qué pasará con Melissa y Alice? ¿Aceptará la dentista los preceptos de la cultura vikinga y los aplicará en su día a día? Para saberlo tendréis que animaros a leer el libro.El humor que encontramos entre sus páginas, ya por sus situaciones un tanto comprometidas, como por sus hilos de pensamiento, a cada cual más extravagante, nos provoca que su lectura sea un agradable y crítico acercamiento a nuestro día a día (televisión, vida moderna, familia
) y un ingenuo cotilleo a otras formas menos estresantes de vivir. Los personajes están muy bien construidos, con una psicología completa y apasionante, como nos hará ver Inge. Además, la lectura es fluida, con mucha acción, pero sin olvidar los momentos más emocionales.¿Recomendado? Sí, sí y sí. Atrevámonos a mirarnos con lupa, a criticarnos y a ser más sinceras con nosotras mismas.
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