Los reinos olvidados de España

José María de Mena

Fragmento

La palabra «Sobrarbe» empezó a formarse en la Edad Media como definición localizadora de un territorio o comarca situado Supra Arbae, o sea, «Más arriba del río Arba, río que recorre 96 kilómetros desde el sur de los Pirineos, bajando por Huesca, y desemboca en el Ebro, en la actual provincia de Zaragoza .

De Supra Arbae, por la evolución del latín tardovisigótico se pasó de Supra a Sre, y de Arbae a Arbe . El heroismo de los naturales, rechazando la invasión árabe del 711, tras derrotar a los invasores, originó el reino de Sobrarbe, primero de los reinos cristianos en la Reconquista .

Así, lo que había sido una mera localización de un terreno, Supra Arbae, se convirtió en el nombre de un importante reino que duró varios siglos .

Probablemente después, se creó la leyenda piadosa de la cruz aparecida sobre un árbol, con las mismas palabras: Supra Arbe, que incluso se plasmó en la acuñación de monedas: el árbol con la cruz .

hSobrarbe y Ribagorza: el territorio

El territorio de Sobrarbe y Ribagorza está situado al norte de España, en la zona de los Pirineos central y occidental, desde el Valle de Arán hasta el mar Cantábrico .

En la actualidad abarcaría algo más de la provincia de Huesca y parte de Lérida y de Navarra .

Todo el territorio de Sobrarbe-Ribagorza queda comprendido entre el río Noguera Ribagorzana y el río Vera, al borde del valle del Roncal . Y por el sur llegaría hasta Huesca y Barbastro .

La orografía de Sobrarbe-Ribagorza puede resumirse en tres palabras: todo son montañas . En el norte, la sierra de Visourín con 2 .068 metros de altitud; Collarada, 2 .069; sierra Tendereña, 2 .853; Chías, 2 .912; sierra Negra y Benasque con el pico de la Maladeta y el pico de Aneto de 3 .308 y 3 .404, respectivamente; y Ordesa y Monte Perdido, 2 .860 .

En el centro las sierras de San Juan de la Peña, El Mallo, Olaria, Santa Marina, Cotiella, Turbón y Chordal, todas con altitudes próximas a los 2 .000 metros .

Y en el sur de la región, Sobrarbe-Ribagorza, las sierras de Sol, Caballera, Grotal, Lopera, Lopina, Presin, Guara, Curra, Sivil y Buñero, con altitudes comprendidas entre 1 .100 y 2 .000 metros .

Aunque situado en un territorio colindante, de las mismas características topográficas y climatológicas, su poblamiento fue sustancialmente diferencial . Sobrarbe-Ribagorza fue ocupado por las etnias ibéricas de los iaccetanos (Iaca, que dio lugar a Jaca) y cerretanos, establecidos en la comarca del nacimiento del río Segre . En cambio, al oeste del Pirineo se establecieron los vascones .

Esta diferencia étnica se acentúa en el siglo ii antes de

Cristo, pues los iaccetanos y los cerretanos se romanizaron por completo, y más tarde se integraron plenamente en la nueva sociedad visigótica, en idioma, leyes, usos y costumbres, mientras que los vascones mantuvieron su idioma y sus ordenamientos .

Así el territorio de Sobrarbe, desde el valle del Roncal hasta el río Noguera Ribagorzana, evolucionará en sus gentes según la exigencia de cada tiempo, y pasará del latín al hispano-visigodo, y a final de la Edad Media obtendrá como resultante idiomática la hermosa «fabla» que todavía en la actualidad, como una reliquia, aparece en algún periódico regional de Jaca, la capital espiritual y cultural del Pirineo central, solar del antiguo reino de Sobrarbe-Ribagorza .

Por el contrario los vascos han conservado, sin adaptarse a la romanización ni a la gotización, su idioma ancestral y sus hábitos sociales y familiares .

El poblamiento de Sobrarbe-Ribagorza ha obedecido primitivamente a las exigencias del terreno: aprovechamiento de arroyos y ríos para riego de campos, pastaje y abrevadero de ganados, así como usos domésticos . En la época romana, las características de la topografía sirvieron para las comunicaciones Hispania-Galia-Roma, con fines comerciales y religiosos . Y en el siglo viii, al producirse la invasión árabe, que castigaba con incursiones y matanzas a los habitantes de la comarca, obligó a la población a agruparse en torno a puntos defensivos, murallas en pueblos y castillos en los montes .

La invasión árabe (año 711)

Para entender lo ocurrido en España en el primer tercio del siglo viii es absolutamente necesario contar con la información de un testigo presencial: el autor de la llamada Crónica Mozárabe o Crónica de 754 . Dicho autor es un clérigo que debía de tener dieciocho o veinte años en 711, cuando los árabes, tras la batalla de Guadalete, o del Barbate, una vez destruido el ejército y el Estado visigodo, se apoderan de España .

A lo largo de su vida este joven clérigo va tomando notas de los sucesos que ocurren en España, pero además maneja abundantes noticias de lo que sucede tanto en el Imperio de Bizancio como en Roma . Es un brillante corresponsal, meticuloso y fiable, pues comparando su obra con las crónicas de los escritos de autores árabes y europeos y bizantinos, se comprueba generalmente su veracidad .

Con una sola página de la Crónica Mozárabe se puede entender lo que fue la invasión árabe del 711: una invasión que parece suceso de apenas un instante: Muza y Tarik llegan a Gibraltar, entran, derrotan a don Rodrigo y, sin más, se extiende el islamismo por toda la Península .

Pero no fue así . Este testigo presencial que tendría, como se ha dicho, dieciocho o veinte años, escribió su crónica hasta sus sesenta años . Con todos sus detalles . Antes de la llegada de Muza y Tarik, ya van tanteando el terreno, y las costas andaluzas estaban siendo objetivo de repetidas incursiones . «Taric, Abuzara et ceteros diu sibi prociam credita incursantibus simulque et plerasque, civitates devastantibus.» (Tarik, Abuzara y otros estaban ya desde hacía tiempo realizando incursiones a la provincia que [su califa] les había encomendado, y en ella devastaban ciudades .)

Así se desarrolló la invasión árabe, que no estaba constituida por un ejército árabe, sino por multitud de tropas diversas, principalmente bereberes marroquíes mauros o mauritanos, libios, egipcios e iraqueses . Había grandes diferencias entre ellos, pues mientras unos, los bereberes y mauritanos, lo que buscaban era el saqueo rápido para llevarse el botín a sus países, los otros, los árabes, intentaban disputarse el favor del califa de Bagdad para obtener privilegios, empleos, honores . Y los menos islamizados, los egipcios, libios y tunecinos, lo que pretendían era quedarse en la Península, precisamente porque en ellos era menos influyente la doctrina del Corán, y aspiraban a establecerse en una nueva patria que estaba más civilizada, más romanizada, y por tanto, era más cómoda y libre para vivir .

Sin embargo, la entrada de más de medio millón de invasores en España, que no pasaría entonces de quince o veinte millones de habitantes, supuso la ruina de aquella comodidad y aquella libertad, pues el saqueo y la destrucción no sólo afectaron a edificios, puentes y acueductos, sino que se demolieron totalmente las formas de vida social, al borrarse a sangre y fuego el idioma y la religión, bases de toda sociedad .

El autor de la Crónica Mozárabe nos lo cuenta así:

Sicque non solum ulteriorem Spaniam, sed etiam et citeriorem usque ultra Cesaraugustam antiquisimam et florentisimam civitatem iam iudicio Dei patenter apertam: gladio, fame et captivitate depopulat.

(Así conquistan no sólo la España Ulterior sino también la Citerior, hasta más allá de Zaragoza; antiquísimas y florecientes ciudades las devasta con el fuego como un j

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