Vértigos y norias

Rulo

Fragmento

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HIJAS DE UNA MISMA MUSA

Me gustan los cantantes que escriben o pintan. Igual que los cineastas que esculpen o los poetas que tocan el violín. Confirman que el modo creativo les supera y, a veces, no pueden evitar tener que expandir los horizontes y buscar una voz nueva en otra disciplina, cuando ya encontraron tono y carácter en el área de trabajo por la que recibieron reconocimiento y aplausos. Me gusta la valentía que supone enfrentarse a la crítica fácil de los que acusan de intrusismo a quien solo continúa haciendo su trabajo, ampliándolo. ¡Qué ofensa más pobre y renacuaja!

Que Rulo se enfrentara al papel en blanco sin la guitarra sobre el regazo era tan solo cuestión de tiempo. En realidad, todos los compositores de canciones llenamos folios con palabras, pensamientos y rimas. Antes, durante o después de encontrar un colchón armónico donde acomodarlas. ¿Es la necesidad de expresión anterior al requisito de la comunicación? Expulsar el dolor, recordar lo que nos emociona y alegra. Incluso, quizás, puede que haya alguien ahí, al otro lado del planeta, que te aprecie y empatice con tu discurso. Eso sí que es un milagro. Algunos lo consiguen con una naturalidad asombrosa. Así, Rulo siempre ha navegado con el viento en la popa y la naturalidad del que se crio en la mar.

La poesía y la canción son hijas de la misma musa, aunque muchas veces se las enfrente como si fueran Abel y Caín o siameses separados al nacer. Con complejidades y propiedades distintas, no hace falta que nos decantemos ni faltemos, con desconsideración hacia labores tan loables, en un mundo en el que no estamos sobrados de Arte, ese que tanto bien nos hace. La dificultad añadida de cuadrar unas sílabas en un pentagrama melódico, en una rima que concluya un verso o estribillo, no es asunto baladí. La poesía camina libre y las canciones cabalgan de la mano de una música que les sirve de corsé y les obliga muchas veces a meter barriga y respirar hondo.

Me gusta leer así, libre, tal y como se nos presenta Rulo en Vértigos y norias, encogiéndose o agigantándose para recrearse en todo lo que no le cabe en una canción, con humor, con amor, con delicadeza, con dolor, con júbilo… En las distancias cortas, ajustándose a la rima cuando es preciso o en versos sueltos y atrevidos.

Las restricciones del 2020 no son ataduras que puedan con la mente inquieta de un creador, siempre dos pasos por delante, abriéndose camino con el machete entre los dientes. Cuando no se pudieron dar conciertos, frente a la máquina de escribir, apareció una nueva faceta, distinta y complementaria a su obra como autor de canciones populares electrificadas. Sin su presencia escénica, nos obliga a interiorizar y hacer nuestros sus pensamientos. Una filosofía vital y artística que conecta con los mitos de su Olimpo personal y, por supuesto, con la cotidianeidad de la calle. Esas calles de Reinosa tan recurrentes en su obra, que ya se nos antojan legendarias.

De lo individual a lo universal, pasan, como centelladas delante de nuestros ojos, aforismos, versos y poemas largos, en negro sobre blanco y letra impresa. Para todos los que le seguimos desde los tiempos de La Fuga y atendemos a la evolución del artista, con estas páginas que tenemos entre las manos se inicia una nueva andadura que amplifica la visión y cosmogonía de Rulo.

Por ENRIQUE BUNBURY

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ESCAPAR

Dame Nolotil o un revólver.

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ANTES DEL PRINCIPIO

Traías el corazón despeinado,

la faldita corta y afilada,

el vértigo de lo desconocido,

el aire fresco de la madrugada,

la risa floja de la libertad,

el olor a nuevo de primavera sin estrenar

y muchos más analgésicos para mi dolor de alma.

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PRIMAVERA

Te miman los poetas, eres su consentida.

Destierras de nuestros días al frío.

Telonera de lujo del verano,

alfombras su llegada.

Despiertas a los colores vivos

y avivas tendencias suicidas.

Tienes la efervescencia del adolescente,

el descaro de la juventud,

llenas las canciones con tu nombre.

Me resultas insultantemente bella.

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EN TU CAMA O EN LA MÍA

Que los sueños que cumplas sean más que los que roncas.

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ALMA FERIANTE

Tu alma es como un feriante que va de ciudad en ciudad.

Y reparte momentos de alegría a mucha gente.

Y no echa raíz en ningún sitio, porque es de todos los lugares.

Y no entiende ni de lazos ni de exclusivas.

Tu alma huele a dulce de algodón y almendras garrapiñadas.

Tu alma vive a la contra.

Trabaja duro en verano para aliviar olvidos

y descansa en invierno para disfrutar la lluvia y contar nubes.

Tu alma me suena a músicas diferentes a un volumen atronador,

como una competición loca de decibelios sin control.

Tu alma tiene mucha luz. ¿Qué digo luz? Luces.

De vivos colores.

Una amalgama infinita que tiñe tu piel gitana cada noche.

Tu alma es nómada y vive en una casa sobre ruedas,

aunque las cosas no siempre vayan sobre ellas.

Tu alma apenas llega, y ya sabe que tendrá que irse.

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HUIDAS Y VENIDAS

Se te veía venir tan de lejos como de cerca te vi marchar.

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