Hiper y el mapa del fin del mundo

Hiper

Fragmento

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Mientras terminaba de llenar la maleta, Hiper silbaba de contento.

¡Y nada menos que
en archipiélago alucinante!

Todo el mundo quería visitar aquel complejo de hoteles, playas y diversión sin fin que se había inaugurado recientemente en unas remotas islas paradisíacas. Había una cola larguísima para conseguir habitación. Pero ellos habían estado de suerte: a su amiga Aurora la habían contratado como jefa de mantenimiento del lugar y había movido unos cuantos hilos para poder colarlos.

Es lo que tiene tener buenos amigos.

Sonó el móvil. Era Steyb.

— ¡HEY! SOY HIPER —contestó. 

— ¡Pues claro que eres tú! ¿Quién va a ser si no? — protestó Steyb. A veces le costaba pillar los chistes. Pero no había mejor colega en el mundo mundial—. ¿Ya lo tienes todo a punto?

—Precisamente ahora cerraba la maleta. —dijo Hiper—. Afrogirl ya está aquí. ¿NOS pasas a recoger y vamos juntos?

—¡Claro! —respondió Steyb—. Por eso te llamaba. Bueno, por eso y para deciros que me muero de ganas de estar ahí.

¡VA A SER
BRUTAL!

Dicen que la comida es increíble, que las playas son de película y que todo el día están organizando actividades. ¿YA HABÉIS PENSADO QUÉ QUERÉIS HACER?

—Bueno, ya sabes, a mí cualquier cosa para moverme un poco me vale —dijo Hiper—. Pero tengo muchas ganas de probar deportes acuáticos. ¿Y TÚ? 

—Yooooo… —Steyb fingió pensárselo—. Yo creo que me quedaré a vivir en el bufet libre hasta convertirme en croqueta y rebozarme hasta el mar.

Soltó una risita burlona. Sabía la importancia que le daba su amigo a estar en forma y le gustaba pincharlo por ahí. Hiper hizo como si no lo hubiese oído.

— ¡Vale! —dijo—. Pues te esperamos en mi casa en media hora. No llegues tarde, que Afrogirl se está poniendo nerviosa. 

—Allí estaré —añadió Steyb antes de exclamar—:

¡VAYA VACACIONES

NOS ESPERAN! 

*** 

El vuelo hasta Archipiélago Alucinante fue largo pero tranquilo. Eso sí, a Hiper, estar tantas horas sentado se le hizo interminable. Todo lo contrario que a Steyb, que se pasó todo el viaje viendo pelis, jugando a videojuegos y disfrutando del menú de a bordo. Afrogirl estuvo durmiendo tanto que dejó un charco de baba en su camiseta.

Al llegar los esperaba una sorpresa: el viaje no había terminado aún. Como el complejo estaba algo apartado de la isla principal, tenían que coger un barco que los llevaría hasta Archipiélago Alucinante. Los tres amigos, con las maletas a cuestas, se acercaron al embarcadero, donde esperaba un ferri supermoderno, pintado de negro y amarillo.

— ¿ME PERMITEN SU RESERVA, POR FAVOR? — les pidió una joven pelirroja con la cara llena de pecas y unas gafas de montura verde que hacían juego con sus ojos — ¿HAN tenido un buen vuelo? 

—Muy bueno —respondió Hiper, que no veía el momento de llega pero intentaba no ser demasiado borde con la chica—. ¿VAMOS A TARDAR MUCHO? 

—La isla donde se ubica el resort principal está a una hora y media en barco de aquí —les contó ella mientras les devolvía los billetes—. Pero no se preocupen, en el ferri encontrarán todo lo que necesiten para pasar el rato.

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— ¿GIMNASIO INCLUIDO? —quiso saber Hiper.

La pelirroja sonrió.

—Tenemos uno bastante bueno en la cubierta inferior, sí —explicó—. El ascensor está en el vestíbulo.

Hiper se animó de golpe.

— ¿OS VENÍS? —les dijo a sus amigos.

Steyb y Afrogirl se miraron.

—Tío, ¡estamos en un pedazo de barco! —exclamó Steyb—. Yo me voy a investigar un poco por ahí.

—Vale, pero piensa que vamos a pasarnos una semana comiendo hamburguesas y pizza con piña, ¿eh? —dijo Hiper.

—Mira, tío, no todos podemos estar tan mamadísimos como tú —repuso Steyb—. Además, ahora estamos de «vacas» y lo que me apetece es tostarme al sol y beberme un par de piñas coladas. ¿Te vienes, Afro? 

La chica se quedó un momento mirando a Hiper y al final se encogió de hombros.

—La verdad es que me apetece muchísimo arrancar con energía, ¡me voy al gym! —decidió Afrogirl.

Hiper también tenía ganas de sudar la gota, así que ya podía hundirse el barco, que él seguiría dándole a las máquinas. 

—Vale. Id. Nos vemos luego —dijo Steyb mientras se giraba para preguntarle a la simpática pelirroja dónde estaba el solárium.

— Pásalo bien, colega —se despidió Hiper.

Aurora los estaba esperando en el muelle, al pie de la pasarela. Apenas los tres pusieron un pie en tierra, los abrazó a todos como si fuera a exprimirlos. Alta, con el pelo largo y negro, gafas del mismo color y vestida como una ejecutiva, estaba muy diferente a como la recordaban. Aunque enseguida se dieron cuenta de que el cambio era solo de aspecto. Por dentro, Aurora continuaba siendo la amiga risas de siempre.

—¡CHICOS,
QUÉ ALEGRÍA
TENEROS AQUÍ! 

—exclamó—. Gracias por haber venido.

—Gracias a ti por invitarnos al paraíso —dijo Steyb, que estaba encantado con lo que veía—. ¡Uauuuu! Esto es incluso más cheto de lo que me imaginaba. ¿Cómo has conseguido un trabajo en un lugar como este, Aurora?

La morena sonrió, encantada.

— Bueno, me lo he currado bastante —respondió—. Y también he tenido un poco de suerte, claro. Al señor Goldtouch, el propietario y creador, parece que le gustó la entrevista de trabajo que tuve con él.

—Pues eso es que tiene buen ojo —dijo Afrogirl, dándole un buen abrazo.

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—Seguidme —indicó Aurora—. Os enseñaré vuestras habitaciones. He conseguido que sean las más top. Cuando os hayáis instalado he reservado una mesa en el mejor restaurante del complejo.

— AURORA, ERES LA MEJOR —respondió Hiper, que también estaba impresionado—. Tienes que presentarnos al tal Goldtouch. Debe de ser un tío alucinante.

— LO ES —respondió Aurora, que por un instante dejó de sonreír. Hiper fue el único que se dio cuenta, pero creyó que igual se lo había imaginado—. Haré lo que pueda para que lo conozcáis, pero es un hombre muy ocupado. Aunque no os faltarán cosas que hacer. Ya lo veréis.

Y, sin más, les pidió que la siguieran.

***

El complejo estaba a tope de clientes que, de tanto sonreír, parecían tener dos ganchos en la boca. Por todos lados había gente en bañador o camiseta, corriendo, jugando o bebiendo. Aurora había dejado a sus amigos en sus habitaciones para que se instalaran y les dijo que se encontrarían en el comedor principal media hora más tarde. Como Hiper viajaba siempre ligerito, decidió aprovechar ese tiempo para echar un vistazo por su cuenta.

El resort Archipi

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