Isadora Moon 5 - Isadora Moon se mete en un lío (edición especial)

Harriet Muncaster

Fragmento

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Me llamo Isadora Moon. Mi mamá es un hada, mi papá es un vampiro, y yo tengo un poquito de los dos. Me encanta el cielo estrellado, los murciélagos y mi tutú negro, pero también me gusta mucho la luz del sol, mi varita mágica de hada y Pinky. Era mi muñeco favorito hasta que mamá le dio vida y se convirtió en mi mejor amigo. ¡Vamos juntos a todas partes!

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Cuando estoy triste, Pinky hace un bailecito gracioso para animarme. Poca gente sabe que a Pinky le ENCANTA bailar. Estaba emocionadísimo cuando fuimos de excursión con el colegio al ballet. Luego, su sueño se hizo realidad cuando consiguió bailar en el escenario.

Yo le animaba desde el público. Si alguna vez Pinky se pone triste, haré yo también un bailecito gracioso para hacerle sonreír. Me pondré mi tutú negro y brillante, y daré vueltas y vueltas hasta marearme.

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Pinky y yo siempre intentamos hacer las cosas bien, pero a veces nos metemos en algún lío, como cuando perdí el peine especial de vampiro de papá, en la acampada de la playa.

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El peine de papá es muy importante para él porque a los vampiros siempre les gusta estar perfectos. Marina, una sirena muy simpática, me dijo que lo había encontrado una princesa sirena que se llamaba Delfina.

Fuimos a su reino submarino para recuperarlo, pero la princesa Delfina solo me devolvería el peine si yo le daba a Pinky. Yo sabía que nunca podría dejarle allí, pero también sabía que TENÍA que recuperar el peine de papá.

Me paré a pensar detenidamente un momento. Entonces me di cuenta de que la princesa Delfina solo quería a Pinky porque se sentía sola, así que le di vida a su sirenosito para que ella también tuviera un mejor amigo.

Cuando volví al camping, le conté a papá lo que había pasado.

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Me dijo que lo mejor que se puede hacer es ser sincero, y luego calentamos el desayuno en el fuego y nos acurrucamos juntos. Sentía alivio de haberle contado la verdad y me alegraba muchísimo de que Pinky no tuviera que quedarse a vivir para siempre con la princesa Delfina.

Es verdad que Pinky y yo nos metemos en líos A VECES, pero hay una persona que lo hace SIEMPRE, y esa es mi prima Mirabella. Su mamá es una bruja y su papá es un hada. Tiene su propia escoba y va a una escuela especial solo para brujas. Yo estuve en la escuela de vampiros y en la escuela de hadas, pero al final decidí ir a la de los humanos. Menos mal, porque ahí fue donde conocí a mi mejor amiga Zoe.

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Además, la señorita Guinda es la profesora más buena del mundo. Mirabella dice que las profesoras de su colegio son demasiado estrictas.

Me parece que Mirabella prefiere su mitad de bruja, porque la verdad es que es bastante traviesa. Lleva un pequeño kit de pociones a todos los sitios para poder hacer travesuras mágicas cuando le apetezca. NUNCA te aburres con mi prima Mirabella.

Una vez fuimos a un parque de atracciones de humanos… ¡y Mirabella hizo que los monstruos peludos del tren fantasma cobraran vida! Tuvimos que atraparlos, porque estaban aterrorizando a los humanos.

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Creo que Mirabella se sintió mal al ver que las personas se asustaban tanto, pero también parecía disfrutar bastante al contemplar cómo los monstruos iban dando saltitos por todas partes y se comían todo el algodón de azúcar…

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A veces creo que Mirabella tiene razón: ¡hacer alguna travesurilla de vez en cuando puede ser divertido! El único problema es que las cosas siempre se pasan de la raya cuando Mirabella está cerca.

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Solo me he enfadado de verdad con mi prima una vez, y fue cuando nos encogió a mi hermanita bebé Flor de Miel y a mí en la boda de la tía Crystal. Fue un accidente, pero me enfadé porque… ¡estuvimos a punto de perder a Flor de Miel en un cuenco de macedonia! Mientras éramos de tamaño diminuto, Mirabella y yo no pudimos resistirnos a probar un poquito de la enorme tarta de boda de la tía Crystal.

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El problema fue que, en cuanto empezamos a comer, no podíamos parar. Mirabella se metía grandes puñados de crema y de bizcocho en la boca. Cuando volvimos a nuestro tamaño normal, tuvo un terrible dolor de tripa y me dio un poco de pena. Mirabella no es como Pinky para mí, pero, aun así, es mi prima y una muy buena amiga.

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Aunque puede ser difícil admitir que has cometido un error, las dos sabíamos que teníamos que contarles la verdad a los mayores: que habíamos comido tarta y que casi perdemos a Flor de Miel. Yo me sentía muy culpable. Se me retorcían las tripas al pensar en lo que habíamos hecho.

Acordé con papá y mamá que no usaría mi varita durante una semana y que le compraría a Flor de Miel un regalo para pedirle perdón. Y, después de haberles contado la verdad, me sentí muchísimo mejor.

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No me gusta meterme mucho en líos, pero sé que no pasa nada por equivocarse, y que mi mamá y mi papá siempre me van a escuchar e intentarán comprenderme, pase lo que pase.

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Después de pedir perdón por el incidente en la boda de la tía Crystal, mamá y papá nos llevaron a Flor de Miel y a mí a la pista de baile, y bailamos juntos la noche entera. Todo el mundo se mete en líos de vez en cuando, pero es verdad lo que dice mi padre: “¡Lo mejor que se puede hacer es decir siempre la verdad!”.

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