El nuevo mundo (Almas perdidas 2)

Ariana Godoy

Fragmento

el_nuevo_mundo-4

I

MORGAN VON BUZTEN

Después de la Purificación del mundo

Mentira.

¡Es una mentira!

Esa voz…

Una sonrisa retorcida se expande en mi mente, mostrando un par de colmillos afilados, de los que gotea sangre.

Dolor…

«¿Por qué duele? ¿Qué duele? ¿Qué está pasando?».

Estoy tan cansada, tan débil… ¿Adónde se ha ido mi energía? Mi mente sigue ahogada en oscuridad; algo importante pasó, algo… que no puedo pensar ahora. Dedos helados se enroscan alrededor de mi cuello, cortando mi respiración. No.

Morgan…

No puedo respirar. ¿Por qué no puedo moverme? La mano aprieta mi cuello con aún más fuerza, los huesos crujen, quebrándose, ahogándome en mi propia sangre. Intento luchar, pero solo puedo toser sangre, su sabor metálico invade mi boca.

Con gran esfuerzo, abro los ojos de golpe, tosiendo con desesperación, aspirando para atraer el aire a mis contraídos pulmones, expandiéndolos, mi pecho subiendo y bajando. Algo caliente me gotea del mentón y me limpio con el dorso de la mano; no necesito mirar para saber que es sangre.

Siento un coágulo en mi garganta, toso y lo escupo, completamente asqueada.

¿Por qué estoy sangrando? ¿No ha sido un sueño?

Estoy empapada, mi larga melena pegada a las mejillas. Estoy sentada en el suelo… Hay agua debajo de mí, poco profunda; si me levanto, lo más probable es que apenas me llegue a los talones. Alzo la mirada y soy consciente de que no tengo ni idea de dónde estoy. Lo último que recuerdo es la Purificación, el caos, y luego el vacío oscuro y absoluto.

Frío…

Una ligera brisa de aire helado me roza los brazos y me provoca escalofríos. Me pongo de pie y echo un vistazo a lo que me rodea: solo oscuridad, a excepción de unas pequeñas luces verdosas alineadas y agrupadas de dos en dos que iluminan un camino, como si me guiaran. Ando entre ellas, mis pasos creando ondas en el agua que brillan con el reflejo de la luz. Al desplazarme, me doy cuenta de lo mucho que este lugar me está debilitando, es como si absorbiera mi energía.

—Finalmente has llegado. —Una voz femenina emerge de algún sitio próximo a mí y me detengo de inmediato.

—¿Quién está ahí? —susurro, un reflejo de mi debilitado estado—. Muéstrate.

—Morgan Von Buzten, la segunda de nuestra especie que llegó a realizar la Purificación.

«¿Nuestra especie?».

Frunzo las cejas, volviéndome constantemente, tratando de ver dónde está la criatura. Abro la boca para preguntarle, pero ella habla de nuevo:

—Pronto ya no podrás despertar, te quedarás aquí.

—¿Despertar? ¿Esto es un sueño?

—No, es el hogar de los Durmientes.

—¿Los Durmientes?

Ella suspira.

—¿Por qué explicártelo cuando puedo mostrártelo?

Una figura aparece al final del camino iluminado por las luces. Lleva un vestido largo de color blanco cuyo borde roza el agua y que se agita como si estuviera debajo de esta; su cabello es, asimismo, completamente blanco y también flota alrededor de su joven rostro. Lo que más me llama la atención de este son las marcas negras que luce: dos líneas suben desde su pecho por las mejillas, cruzan sus ojos y se encuentran en su frente. Sus brazos también están cubiertos de esas líneas. Son muy parecidas a las que vi sobre Milosh en la batalla de la playa.

—¿Quién eres tú?

Ella me sonríe, pero no es una sonrisa franca. Sus ojos están apagados, como si estuviera muy cansada. Alza las manos y yo me pongo en posición defensiva. Susurra algo en un idioma que no entiendo y comienzan a encenderse más luces verdes a cada lado de donde me hallo; mis ojos las siguen y lo que iluminan me deja sin aliento.

Cápsulas transparentes a derecha e izquierda, llenas de agua, conectadas por unos largos puentes de energía, visibles. Sin embargo, lo que me paraliza es lo que hay dentro de ellas: son personas, o no sé qué especie de criaturas, pero semejantes a nosotros. Unas parecen tan jóvenes como yo y otras, un poco más maduras. Cada una de ellas está flotando inconsciente en medio de su cápsula, las cuales están colocadas horizontalmente, una al lado de la otra. Un puente de energía sale de sus pechos y se conecta a un punto oscuro que va más allá de la sustancia acuosa. Todos tienen el cabello blanco, con independencia de la juventud que reflejen en sus rostros, surcados por líneas negras y alrededor de los cuales se agita.

¿Qué significa esto? Esas líneas… ¿No son algo solo de Purificadores y Protectores? No, eso no tiene sentido. Kain y yo somos los únicos Purificadores vivos en el mundo. Mi mirada recae de nuevo sobre la figura femenina a unos cuantos pasos de mí. ¿Esto es real? ¿O estoy soñando? Porque nada parece tener sentido.

—¿Estos son los Durmientes?

Ella asiente.

—¿Qué son?

—Purificadores.

«¿Qué?». Vuelvo a observarlos, eso es imposible.

—Mientes.

—No puedo mentir, no en este lugar.

—Kain y yo… somos los únicos Purificadores.

Recuerdo las palabras de Vincent.

—Todos los demás Purificadores están muertos —digo, confundida.

—Ningún Purificador ha muerto desde la creación de nuestra especie.

¿Vincent me engañó? No, eso no tiene sentido, eso significaría que Shadow también me mintió, y él jamás lo haría. ¿He caído en alguna especie de sueño vívido?

—Estás mintiendo.

—Siéntelo por ti misma, siente su energía, cómo este lugar la absorbe.

Extiendo las manos a los lados; unas líneas azuladas salen de mis dedos y viajan hasta hacer contacto con algunas cápsulas. Su energía conecta y se acopla con la mía perfectamente.

Purificadores…

Algunos nombres de ellos llegan a mi mente al tocar sus cápsulas.

Kace…

Jericho…

Prisca…

Anthea…

Rangahar…

No, esto no tiene sentido. Bajo las manos y van desapareciendo mis líneas de energía. De nuevo, la posibilidad de que esto sea sueño hace que me lo cuestione todo.

—Pareces confundida.

—Esto no tiene sentido, yo… —Mi cabeza palpita dolorosamente—. No puede haber… Eso no fue lo que…

—Veo que hay muchas cosas que no sabes, Purificadora —dice con un semblante cansado—, pero no soy la indicada para responder a tus preguntas.

De repente, de mi nariz brota sangre. Ell

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