Dara & Nick

Lauren Oliver

Fragmento

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Créditos

Título original: Vanishing Girls

Traducción: María Altana

1.ª edición: octubre 2015

© 2015 by Laura Schechter

© Ediciones B, S. A., 2015

Consell de Cent, 425-427 - 08009 Barcelona (España)

www.edicionesb.com

ISBN DIGITAL: 978-84-9069-195-3

Todos los derechos reservados. Bajo las sanciones establecidasen el ordenamiento jurídico, queda rigurosamente prohibida, sin autorización escrita de los titulares del copyright, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, así como la distribución de ejemplares mediante alquiler o préstamo públicos.

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Contenido

Portadilla

Créditos

Dedicatoria

ANTES. 27 DE MARZO. Nick

15 DE JULIO. Nick

7 DE ENERO. Entrada del diario de Dara

17 DE JULIO. Nick

17 DE JULIO. Dara

20 DE JULIO. Nick

ANTES. 9 DE FEBRERO. Nick

DESPUÉS. 20 DE JULIO. Dara

11 DE FEBRERO. Entrada del diario de Dara

21 DE JULIO. Nick

21 DE JULIO. Nick

22 DE JULIO. Dara

22 DE JULIO. Dara

9 DE FEBRERO. Lista de agradecimientos de Nick

ANTES. 15 DE FEBRERO. Nick

DESPUÉS. 23 DE JULIO. Nick

14 DE FEBRERO. Entrada del diario de Dara

23 DE JULIO. Dara

23 DE JULIO. Dara. 20:30 H

28 DE JULIO. Nick

28 DE JULIO. Mensaje de texto de Parker a Dara

28 DE JULIO. Dara

ANTES. 16 DE FEBRERO. Nick

29 DE JULIO. Tarjeta de cumpleaños de Nick a Dara

DESPUÉS. 29 DE JULIO. Nick

22 DE FEBRERO. Entrada del diario de Dara

Nick. 19:15 H

Nick. 20:35 H

2 DE MARZO. Entrada del diario de Dara

Nick. 22:15 H

28 DE JULIO. Entrada del diario de Dara

Nick. 22:35 H

Nick. 23:35 H

30 DE JULIO. Nick. 00:35 H

Nick. 1:45 H

Dara. 2:02 H

ANTES. Nick

DESPUÉS. Nick. 3:15 H

DESPUÉS. 2 de septiembre

26 de septiembre

27 de septiembre

NOTAS

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Dedicatoria

Al verdadero John Parker, por su apoyo e inspiración,

y a todas las hermanas del mundo, incluida la mía.

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Lo gracioso de cuando has estado a punto de morirte es que, después, todos esperan que te subas de un salto al tren de la felicidad y te dediques a cazar mariposas por los verdes prados o a ver arcoíris en los charcos de aceite de la autopista. «Es un milagro», dirán con mirada expectante, como si te hubieran hecho un magnífico regalo, algo viejo, y no debieras decepcionar a la abuela poniendo cara de asco cuando, al abrir la caja, encuentres un jersey feo y cedido.

Así es la vida, más o menos: llena de pozos, follones y mil maneras de quedarse bloqueada. Es desagradable y molesta. Es ese regalo que nunca pediste ni quisiste ni escogiste y que te encantará usar a diario, aun cuando lo que más te gustaría es quedarte en la cama y no hacer nada.

La verdad es que no se requiere habilidad alguna para estar a punto de morir ni de vivir tampoco.

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ANTES. 27 DE MARZO. Nick

ANTES

27 DE MARZO

Nick

—¿Quieres jugar?

Son las dos palabras que con más frecuencia he escuchado en mi vida. «¿Quieres jugar?» Cuando a los cuatro años Dara se lanza a través de la puerta mosquitera con los brazos extendidos, volando al verde de nuestro jardín delantero sin esperar mi respuesta. «¿Quieres jugar?» Cuando a los seis años Dara se mete en mi cama en medio de la noche, con los ojos muy abiertos, llenos de luz de luna, y su cabello húmedo que huele a champú de fresa. «¿Quieres jugar?» Dara de ocho años tocando el timbre de su bicicleta. Dara de diez años desplegando las cartas en abanico por el borde mojado de la piscina. Dara de doce años haciendo girar una botella vacía de gaseosa que sujeta por el cuello.

A los dieciséis años, Dara no espera a que yo le conteste.

—Muévete —le dice a Ariana, su mejor amiga, dándole un golpe con la rodilla en el muslo—. Mi hermana quiere jugar.

—No hay sitio —contesta Ariana, que chilla cuando Dara la empuja.

—Lo siento, Nick.

Están apretujadas, con seis personas más, en un establo vacío que huele a serrín y levemente a estiércol, en el granero de los padres de Ariana. En el suelo compacto hay una botella de vodka medio vacía, varios packs de seis latas de cerveza y una pequeña pila de ropa: una bufanda, dos mitones desparejados, una chaqueta acolchada y la sudadera rosa de Dara, la que es muy ceñida al cuerpo y tiene «Queen B*tch» estampado en la espalda con diamantes de pega. Parece una suerte de extraño sacrificio ritual consagrado a los dioses del strip poker.

—No te preocupes —me apresuro a decir—. No necesito jugar. Solo he venid

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