Nunca lo hubiera dicho

Real Academia Española
Asociación de Academias de la Lengua Española

Fragmento

libro-2

 

La Real Academia Española (RAE) ha procurado siempre conciliar la calidad filológica de las obras lingüísticas y literarias que edita con su accesibilidad para todos los hispanohablantes, con independencia de cuál sea su grado de formación. A este principio obedecieron los sucesivos epítomes de gramáticas y ortografías o las ediciones divulgativas de grandes clásicos.

Según la definición que figura en el primer repertorio académico, el Diccionario de autoridades, divulgar consiste en «publicar, extender, esparcir alguna cosa, diciéndola a muchas personas y en muchas partes». La Academia adoptó, por tanto, desde su fundación hace tres siglos, el papel de divulgadora, esto es, «que publica a todos cuanto sabe», según decía ese primer diccionario.

Durante los últimos años, la RAE, en colaboración con la Asociación de Academias de la Lengua Española (ASALE), ha multiplicado y diversificado sus obras, elaboradas ahora desde una perspectiva panhispánica. Esta nueva dimensión ensanchó el campo de acción y supuso la apertura de nuevos horizontes, geográficos y humanos, para la tarea académica de poner al alcance de todos los hablantes el conocimiento de la lengua española y de la literatura en español. El XVI Congreso de la Asociación de Academias de la Lengua Española (Sevilla, 2019) aprobó un ambicioso programa que incluye, como parte esencial, una nueva iniciativa con el propósito de ampliar esa línea de trabajo y de ofrecer un servicio renovado a la comunidad hispanohablante.

El primer fruto de esta iniciativa es una nueva colección de libros divulgativos, Hablantes, que tratará distintas cuestiones de interés en torno a la lengua española. Esta nueva orientación está destinada a un público amplio y heterogéneo no especializado ni de perfil educativo o profesional, pero interesado en saber más sobre la lengua que hablamos.

Se trata de libros cuyo objetivo no es resolver dudas puntuales sobre usos lingüísticos, sino exponer datos curiosos o poco conocidos sobre nuestra lengua. Su estilo, en un lenguaje accesible que huye de la terminología técnica y especializada, pretende acercar a todo tipo de lectores el conocimiento de la historia de las palabras o de las normas y recomendaciones establecidas en los grandes códigos, diccionarios, gramáticas, ortografías y otras obras de la Academia.

SANTIAGO MUÑOZ MACHADO

Director de la Real Academia Española

Presidente de la Asociación de Academias de la Lengua Española

libro-3

 

El lenguaje es una herramienta que se pone a nuestro alcance desde los primeros días de nuestra existencia y que vamos conociendo y valorando poco a poco. Amplía de forma extraordinaria nuestra capacidad de expresión y de comunicación, allana obstáculos, conquista territorios, se eleva en el aire y en el interior de nosotros mismos, nos permite imaginar, soñar, construir fantasías, inventar tiempos y lugares de los que no hemos oído hablar jamás.

A veces, sin embargo, nos quedamos repentinamente callados, bloqueados, como si todas las palabras hubieran huido de nuestra cabeza. O, frente a una hoja en blanco, ante el requerimiento de escribir algo, solo palpamos un gran vacío. Ocurre en momentos de gran tensión, cuando más necesitamos hablar o escribir, explicarnos. Esos momentos, tan desolados, de ausencia de lenguaje nos remiten, una vez pasados, a la importancia que tiene para el ser humano el poder expresarse con palabras. Palabras habladas y palabras escritas. El ser humano quiere expresarse y comunicarse, aspira a darse a entender, a comprender lo que le dicen, a explicarse a sí mismo y a explicarse a los otros, a todos sus posibles interlocutores.

Sin duda, no son pocos los hablantes que se preguntan de vez en cuando si no deberían tener más conocimientos sobre la lengua, sobre su origen, sobre su extensión, sobre las normas que facilitan una expresión correcta, sobre los diferentes usos de las palabras y los matices que caracterizan la forma de hablar en los lugares donde se practica, y otra gran variedad de datos. Unos conocimientos que les permitieran, en fin, utilizarla con seguridad y con satisfacción.

El interés por la propia lengua es algo casi inherente a la misma. Quien habla siente curiosidad por saber por qué una cosa ha de decirse así y otra asá. En cualquier reunión en la que se hable de las mismas palabras —y es algo que ocurre con mucha frecuencia—, se pone de manifiesto que todo el mundo —algunas veces, sin ser completamente consciente— tiene una opinión sobre los significados y los usos de una u otra palabra. Es una conversación que enseguida se vuelve acalorada.

Recordemos el episodio de la bacía de barbero que don Quijote se empeña en tener por yelmo. Aun cuando Sancho, con su habitual espíritu conciliador, propone una palabra híbrida, baciyelmo, la situación, finalmente, desemboca, pasado el tiempo —que no siempre lo cura todo—, en una verdadera batalla campal entre el barbero y muchos de los pobladores de la venta y los defensores del exaltado caballero, a quien le cuesta dar su brazo a torcer y reconocer, en el supuesto yelmo, la realidad implacable de la bacía del barbero. Cuando no se llega a un acuerdo sobre el significado de las palabras, se acude a las manos, a los golpes, a la lluvia de palos. A la violencia.

Más nos vale quedarnos en el territorio de las palabras. Es allí donde puede llegar a darse el entendimiento y, cuando no, el acuerdo, la negociación. Quedarse en el territorio de las palabras no es quedarse en un sitio fijo y limitado. Todo lo contrario. Las palabras traspasan fronteras, vuelan, penetran en las mentes más diversas, trazan nuevos caminos y crean nuevos lazos entre los seres humanos.

El lenguaje puede ser nuestro mejor aliado. A veces, presenta dificultades y oquedades, pero se deja moldear, se adapta a nuestros intereses. Su vocación, su razón de ser, es formar parte de nosotros, vivir en nosotros. En esa proximidad, nos sentimos más seguros.

Acceder a una mayor proximidad, a un mayor conocimiento de la lengua, de sus curiosidades grandes y pequeñas, de su historia y sus tensiones actuales, y de muchas otras cuestiones íntimamente relacionadas con el lenguaje, es el propósito de la colección que la Real Academia Española y la Asociación de Academias de la Lengua Española, en colaboración con Penguin Random House Grupo Editorial, han proyectado y que se inaugura con este primer volumen, dedicado a los asuntos más básicos, los que, al día de hoy, resultan más visibles.

La colección responde a uno de los objetivos primordiales de las Academias, y sigue la dirección marcada por el Tesoro de la lengua, de Sebastián de Covarrubias, que ve la luz en 1640, casi un siglo antes de la fundación de la Academia (en 1713). En las páginas preliminares se incluye un texto dirigido expresamente «Al lector», donde se nos recuerda la importancia de dar nombre a las cosas, tal como queda recogido en el Génesis: «la comunicación e

Suscríbete para continuar leyendo y recibir nuestras novedades editoriales

¡Ya estás apuntado/a! Gracias.X

Añadido a tu lista de deseos