El método Silva de control mental

Philip Miele
José Silva
José Silva

Fragmento

Introducción

Introducción

Está usted a punto de emprender una de las aventuras más transformadoras de su vida. Cada uno de los resultados alcanzados le hará cambiar la opinión que tenía de sí mismo y del mundo en el que nació. Estos nuevos poderes conllevan la responsabilidad de usarlos «para el bien de la humanidad», una frase de Control Mental. Como verá, no es posible emplearlos para ningún otro fin.

El constructor de una ciudad del oeste de Estados Unidos cerró la puerta de su oficina dejando a la secretaria sola y preocupada en su escritorio. Se habían extraviado los planos para un futuro centro comercial y tenía concertada una reunión decisiva con los funcionarios de la ciudad para finales de esa misma semana. Por menos de esto se han perdido contratos, pero el constructor parecía casi impasible ante lo que habría llevado a otros jefes a una tormenta contra la secretaria.

Se sentó ante el escritorio. En tan sólo un momento, se le cerraron los ojos y permaneció quieto y silencioso. Cualquiera habría pensado que se estaba sosegando para hacer frente al desastre.

Al cabo de diez minutos abrió los ojos, se levantó despacio y salió hacia donde se encontraba su secretaria.

—Creo que los he encontrado —le dijo con tranquilidad—. Vamos a repasar la cuenta de gastos del jueves pasado, de cuando estaba en Hartford. ¿En qué restaurante cené?

Llamó por teléfono al restaurante. Los planos estaban allí.

El constructor se había instruido en el Método Silva de Control Mental, para despertar lo que la mayoría de nosotros considera talentos desaprovechados de la mente. Una de las cosas que aprendió fue a rescatar recuerdos que han ido quedando olvidados donde la mente sin entrenamiento no es capaz de encontrarlos. Estos talentos están haciendo cosas sorprendentes a más de un millón de hombres y mujeres que han asistido al curso.

¿Qué fue exactamente lo que hizo el constructor durante aquellos diez minutos? El informe de otro experto en Control Mental nos da una pista:

Ayer en las Bermudas me ocurrió algo increíble. Tenía dos horas para tomar el avión que me llevaría de regreso a Nueva York y no encontraba el billete de avión por ninguna parte. Tres de nosotros nos pasamos más de una hora registrando el apartamento en el que me había hospedado. Buscamos debajo de las alfombras, detrás de la nevera... en todas partes. Incluso deshice y volví a hacer la maleta tres veces, pero el billete no apareció. Finalmente decidí buscar un rincón tranquilo y entrar en nivel. Tan pronto estuve en nivel «vi» el billete de avión como si realmente lo tuviera ante mí. Según mi vista de «nivel», se encontraba en el fondo de un armario, medio escondido entre algunos libros. ¡Me dirigí rápidamente al armario y allí estaba el billete, tal y como lo había imaginado!

Esto parece increíble para alguien que no se ha iniciado en Control Mental; sin embargo, cuando usted llegue a los capítulos escritos por José Silva, su fundador, descubrirá la existencia de poderes todavía más sorprendentes en su mente. Aunque quizás el más sorprendente de todos sea la facilidad y la rapidez con la que puede aprender.

El señor Silva ha dedicado la mayor parte de su vida adulta a la investigación de lo que nuestra mente es capaz de hacer con un poco de entrenamiento. El resultado es un curso de entre 40 y 48 horas, que puede ayudar a cualquier persona a recordar lo que parece haber quedado en el olvido, a controlar el dolor, acelerar la curación y abandonar hábitos indeseables, a estimular la intuición con el objeto de que el sexto sentido se convierta en una parte creativa, o a resolver problemas en su vida cotidiana. Todo esto aporta una alentadora paz interior, un moderado optimismo basado en el hecho de que controlamos nuestra propia vida más de lo que jamás hubiéramos imaginado.

Ahora, por primera vez en papel, puede usted aprender a poner en práctica buena parte de lo impartido en el curso.

El señor Silva ha adaptado libremente conceptos de enseñanzas tanto orientales como occidentales, pero el resultado final tiene esencia norteamericana. Este curso, al igual que su fundador, es totalmente práctico. Y todo lo que explica está diseñado para ayudarle a vivir con más felicidad y eficacia, aquí y ahora.

Conforme vaya pasando de un ejercicio a otro en los capítulos escritos por el señor Silva, irá logrando un éxito tras otro; y se afianzará hasta verse preparado para conseguir logros que ahora, si no está familiarizado con Control Mental, le parecerán imposibles. Pero está científicamente demostrado que su mente es capaz de obrar milagros. Además, contamos con los éxitos alcanzados por más de un millón de personas cuyas vidas han cambiado gracias a Control Mental.

Imagine poder usar su mente para mejorar la vista.

Cuando hacía mi primer curso de Control Mental Silva me percaté de que mis ojos empezaban a cambiar... parecían más vivos. De joven, había llevado gafas durante diez años (hasta que me licencié), y después volví a usarlas cuando tenía treinta y ocho años. Siempre me decían que tenía el ojo izquierdo tres veces más vago que el derecho.

Mis primeras gafas, de 1945, eran para leer; sin embargo, en 1948 y 1949 empecé a usar bifocales, y la graduación siempre iba en aumento. Después del curso descubrí que, aunque no podía leer sin gafas, mis ojos estaban decididamente más vivos. Como cambiaban con tanta rapidez esperé todo lo posible a hacerme la revisión. Incluso volví a usar unas gafas de cuando tenía veinte años.

Cuando mi optometrista me examinó los ojos, estuvo de acuerdo en que aquel viejo par de gafas me iría mucho mejor hasta que llegaran las nuevas.

Puede que ahora esto le parezca inexplicable, pero cuando lea el capítulo 10 verá exactamente cómo los graduados ponen el cuerpo al servicio de la mente para acelerar la curación natural. Las técnicas son increíblemente sencillas, como se aprecia en la siguiente carta, escrita por una mujer que perdió 13 kilos que le sobraban en cuatro meses:

Primero visualicé un marco oscuro y una mesa colmada de helados, pasteles, etcétera... todo lo que yo sabía que engordaba. Dibujé una enorme X roja sobre la mesa y me vi a mí misma reflejada en un espejo que me hacía inmensa (como los que hay en la casa de los espejos de los parques de atracciones). A continuación visualicé una escena sobre un fondo de luz dorada: encima de una mesa estaban todos los alimentos ricos en proteínas... atún, huevos, carne magra. Coloqué una enorme marca dorada sobre esta escena y luego me vi reflejada en un espejo que me hacía parecer muy alta y esbelta. Me dije mentalmente que sólo eran apetecibles los alimentos de la mesa colmada de proteínas. También oí decir a todos mis amigos que estaba fantástica, y me fijé en que todo esto sucedía un día concreto (éste fue el paso más importante, porque hizo que me marcara una meta). ¡Y lo logré! Yo que he sido una fanática de las di

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