El libro del sexo (Fundamentos para una nueva humanidad)

Osho

Fragmento

PRÓLOGO

PRÓLOGO

PREGUNTA: ¿Por qué se siente tan incómoda la gente con el tema del sexo? ¿Por qué es un tabú?

RESPUESTA: Hay una razón muy sencilla. Llevamos siglos de represión en nuestra vida sexual. Todos los profetas, los mesías y los salvadores nos han dicho que el sexo es pecado.

Tal y como yo lo entiendo, el sexo es la única energía, es la energía de la vida. Lo que cada uno hace con ella depende de cada cual. Puede convertirse en pecado, y también en lo más sublime de la consciencia. Todo depende de cómo se utilice esa energía.

En cierta época, no sabíamos utilizar la electricidad. La electricidad siempre ha existido —en forma de rayos— y antes mataba a las personas, pero ahora está a nuestro servicio, hace cuanto queremos. El sexo es bioelectricidad. Lo que hay que plantearse es cómo utilizarlo, y el principio fundamental es no condenarlo. En cuanto condenas algo, no puedes utilizarlo.

Se debería aceptar el sexo como algo normal, natural en la vida, igual que dormir o tener hambre.

Además, el sexo puede ir unido a la meditación, y cuando el sexo va unido a la meditación, cambia todo su sentido.

El sexo sin meditación solo sirve para la reproducción. El sexo con meditación puede aportar una suerte de renacer, puede transformarte en un ser humano nuevo.

P: ¿Hay que mantener relaciones sexuales mientras se está meditando?

R: Sí. O por decirlo de otra manera, hay que meditar mientras se hace el amor. Y es que un cambio tan pequeño puede suponer una diferencia enorme...

Había una vez dos monjes hablando en un monasterio, porque tenían un par de horas todas las tardes para meditar y pasear. Se pusieron a discutir si podrían fumar, porque no estaba prohibido, pero ellos no estaban seguros de que fuera lícito hacerlo. Así que pensaron que lo mejor sería preguntárselo al abad.

Al día siguiente, uno de los monjes estaba muy inquieto, y cuando vio venir al otro, fumando, no daba crédito a sus ojos. Dijo:

—No entiendo nada. Le he preguntado al abad: «¿Puedo fumar mientras medito?». Y él me ha dicho: «¡De ninguna manera!». Y se enfadó mucho. Pero tú estás fumando. ¿No se lo has preguntado?

El otro monje respondió:

—Sí se lo he preguntado, pero yo le pregunté: «¿Puedo meditar mientras fumo?». Y me dijo: «Buena idea. ¿Para qué perder el tiempo? Si mientras fumas también puedes meditar, estupendo. ¡Adelante!».

No voy a decir que mientras estéis meditando mantengáis relaciones sexuales, no. Lo que digo es que meditéis mientras hacéis el amor. Y es uno de los estados más tranquilos, silenciosos y armoniosos, cuando la meditación resulta más fácil. Cuando te aproximas a una situación orgásmica, se detienen los pensamientos, te transformas más en energía, en fluido, en pura palpitación. Y ese es el momento en el que hay que estar alerta: pase lo que pase, la palpitación, el orgasmo cada vez más cercano, sabes que hay un punto sin retorno. Simplemente observa. Esta es la vigilancia más secreta e interna; si uno puede percibir esa consciencia, se puede percibir todo lo demás en la vida, porque el sexo es la experiencia más íntima y absorbente.

He escrito un libro, un librito. Se titula Del sexo a la superconsciencia, pero nadie se ha fijado en la superconsciencia, solo en el sexo, y quienes lo han leído son monjes, monjas... ¡de todas las religiones! He escrito cuatrocientos libros sobre toda clase de temas, temas de enorme importancia para quienes, como los monjes, buscan la verdad. Pero el problema es que estos sufren, y su sufrimiento se debe a su sexualidad reprimida.

P: Ha dicho que el sexo por sí mismo solo dará como resultado más y más niños. ¿Cuál es el resultado cuando se aúnan sexo y meditación?

R: Te reproduces a ti mismo. Descubres que no eres completo tal y como eres. Existen niveles más elevados de inteligencia, de consciencia. A medida que consigas esos niveles más elevados de consciencia e inteligencia, te sorprenderás: empezará a desaparecer tu interés por el sexo, porque el sexo generará algo más grande que la vida, porque generará consciencia. La vida pertenece a un orden inferior; la consciencia pertenece a un orden más elevado. Y en cuanto se es capaz de generar consciencia, no existe ninguna barrera que impida hacer el amor; pero parecerá muy aburrido. No proporcionará ninguna alegría; parecerá una mera pérdida de energía. Preferirás emplear tu energía en la creación de pirámides cada vez más altas de consciencia en tu interior hasta llegar al punto definitivo, que yo llamo «la iluminación».

P: Entonces, cualquier cosa sin consciencia es pecado. ¿Es eso lo que diría?

R: En sus orígenes, la palabra pecado significaba «olvido», y es muy interesante recordarlo.

Consciencia significa «recuerdo», «atención», y pecado significa «olvido», «falta de atención».

Pero no voy a emplear la palabra pecado porque todas las religiones la han empleado y contaminado. Hablaré simplemente de inconsciencia, de olvido, que es el significado original de la palabra.

P: ¿Y qué es la virtud?

R: Consciencia, mayor atención.

P: ¿Respecto a todo?

R: Respecto a todo. Y en la medida en que eres plenamente consciente, tu vida entera es una virtud, cuanto hagas tendrá el sabor de la pureza, la fragancia de lo divino.

PRIMERA PARTE Del sexo a la superconsciencia

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Del sexo a la superconsciencia

1 LA BÚSQUEDA DEL AMOR

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