La dieta espiritual

Francesc Miralles

Fragmento

Origen de la dieta espiritual

Este libro fue inspirado, sin pretenderlo, por un buen amigo y ávido lector de los libros que se citan a lo largo de este ensayo práctico.

Todo sucedió una mañana que había quedado con el periodista Albert Calls, personaje de referencia en el Maresme, una comarca marítima al norte de Barcelona.

Hacía tiempo que no nos veíamos y le encontré mucho más delgado de lo habitual. No es que haya sido nunca un hombre excesivamente grueso, pero sí tendía a tener un poco de sobrepeso y yo sabía que había probado muchas dietas distintas para tratar de ponerse en forma.

Mientras me explicaba los distintos programas y métodos que había seguido para perder peso, cada cual con sus pros y contras, una idea provocadora se abrió paso en mi cabeza: los kilos de más no son el principal causante de la infelicidad humana; hay otras cargas mucho más tóxicas de las que deberíamos deshacernos para caminar ligeros y dar a nuestra vida la silueta que merece.

Del mismo modo que el escultor Miguel Ángel afirmaba que la belleza se halla dentro del bloque de mármol y sólo hay que quitar lo que sobra para que emerja la escultura, la felicidad —o como mínimo la no-infelicidad— es el estado natural de toda persona. Lo vemos en los niños y en todos aquellos seres que poseen el don de la simplicidad.

Sólo hay que eliminar todo lo que sobra, aquellas actitudes que dificultan nuestra existencia, para llegar a la armonía que ha quedado ahogada bajo todas esas capas inútiles y disfuncionales.

He bautizado este método como «la dieta espiritual», porque semana a semana nos propondremos adelgazar en todo aquello que no sólo no nos alimenta, sino que además supone un lastre para nuestra vida diaria.

Organizado en 24 hábitos negativos que merecen la pena ser depurados, propongo al lector que dedique una semana a reflexionar sobre cada problema. Encabezados por un ejemplo sencillo y un ejercicio final, cada paso de la dieta espiritual está documentado con los mejores autores que han indagado sobre cada una de las problemáticas.

Con este equipo de dietistas de lo esencial, seguro que el programa será de utilidad al lector. Si dedica un tiempo cada día a ahondar en el tema de la semana, identificando en su vida cotidiana los errores a los que apunta nuestro equipo de expertos, logrará eliminar de su metabolismo psicológico y espiritual todo aquello que le hace infeliz y supone un impedimento para realizarse como ser humano.

FRANCESC MIRALLES

1

Pre-ocuparse

Andrés lleva tiempo preocupado ante la posibilidad de perder su puesto de trabajo. Ha habido muchos despidos últimamente en la empresa y sospecha que es el próximo en la lista. Antes de que eso suceda, ha empezado a sondear a sus jefes buscando información sobre su situación. Ésta le produce tal ansiedad que le cuesta dormir. Llega a la oficina cansado y de mal humor, con lo que la relación con sus compañeros tampoco es la idónea.

Andrés está tan preocupado que ha dejado de ocuparse eficazmente de sus tareas. No para de construir mentalmente profecías en las que es despedido.

Al final, a fuerza de alimentar la preocupación y de desatender sus tareas, ve cumplidos sus temores.

CONTRA LA PREOCUPACIÓN, CONCENTRACIÓN

Pre-ocuparse es una manera excelente de no ocuparse de las cosas, ya que mientras damos vueltas a lo que podríamos hacer, a lo que los demás no han hecho o a lo que podría pasar, todos nuestros asuntos permanecen en un estado de parálisis que nos impide tomar decisiones y ponernos en marcha.

Sobre esto, el psicólogo Thomas Borkovec asegura que «aunque a veces la preocupación puede ser positiva, en muchas ocasiones se cae en un pensamiento crónico alrededor de dicha preocupación. En general, la gente se preocupa por cosas que tienen poca probabilidad de ocurrir».

El mismo profesor Borkovec ha centrado buena parte de su carrera en el estudio de los estragos que provoca el exceso de preocupación y la ansiedad. En sus investigaciones, Borkovec localizó tres grandes fuentes de preocupación:

1. Los pensamientos recurrentes

2. La evitación de los resultados negativos

3. La inhibición de las emociones

Como argumenta en una entrevista concedida a la Revista Argentina de Clínica Psicológica, Borkovec y su equipo empezaron a estudiar la preocupación mientras indagaban sobre posibles tratamientos para el insomnio.

Tras probar la eficacia de la relajación en la terapia contra el insomnio, llegaron a la conclusión de que se trataba de una buena técnica, pero no porque consiguiera relajar la parte somática que producía la ansiedad, sino porque reducía las ideas intrusivas que desata un exceso de preocupación.

Comprendieron así que lo que mantenía a las personas despiertas no era la excitación, sino el circuito de los pensamientos. Por consiguiente, si lograban desviar su atención al relajarse, los pacientes conseguían detener la preocupación.

También la doctora en psicología Lizabeth Roemer —colaboradora de Borkovec— coincide en la importancia de desviar la atención para luchar contra la ansiedad y el exceso de preocupación.

EL EXPERIMENTO DEL OSO BLANCO

En 1987, Daniel Wegner, un psicólogo de la Universidad de Harvard, y su equipo realizaron un estudio sobre la capacidad de la mente para suprimir pensamientos no deseados. En el experimento, se pidió a los voluntarios que no pensaran en un oso blanco. Los participantes estaban solos en una habitación con un micrófono y una campanilla y debían hablar sobre cualquier tema. Cada cierto tiempo, alguien interrumpía su monólogo para pedirles que no pensaran en un oso blanco. Antes de entrar en la sala, se había ordenado a los participantes que cada vez que pensaran en un oso blanco tocaran la campanilla. De promedio, cada voluntario hizo sonar seis veces la campanilla en los cinco minutos posteriores a la orden. Según concluyó Wegner, «el principal problema de la orden de "no pensar" es que debido a un mecanismo consciente de evitación, la idea continúa en nuestra mente y así nos mantenemos rumiando las mismas preocupaciones».

Wayne W. Dyer, autor de Tus zonas erróneas, analiza así este problema tan generalizado: «La preocupación es endémica en nuestra cultura. Casi todo el mundo pierde una increíble cantidad de momentos presentes preo

Suscríbete para continuar leyendo y recibir nuestras novedades editoriales

¡Ya estás apuntado/a! Gracias.X

Añadido a tu lista de deseos