Más allá del dolor de la pérdida

Lorena Alonso

Fragmento

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INTRODUCCIÓN

Si en el despertar de la noche, abro los ojos y tú no estás, me serena pensar y sentir que en mi espacio interno y en mi corazón siempre habrá un lugar para ti.

Cada vez que tomo consciencia de tu ausencia, soy consciente también de tu presencia y eso me ayuda a continuar en la noche oscura del alma, porque entiendo que al día siguiente saldrá el sol, y tú seguirás en mi corazón.

Un día me levanté con estas dos frases en mi mente. En ese momento entendí que tenía que empezar a escribir y sumergirme en la maravillosa aventura de adaptar los programas de mindfulness y compasión en los que me había entrenado y formado, para dirigirme a una población específica. Concretamente a aquellas personas que han perdido a un ser querido y se sienten vulnerables en este largo camino de sufrimiento, aunque desde mi visión, también de oportunidad para adentrarse en el interior, sanar heridas y continuar el viaje de la vida con mayor consciencia y resiliencia.

El libro está dividido en dos partes bien diferenciadas. La primera parte trata de aproximarse progresivamente a la muerte y la impermanencia —conceptos desarrollados en el capítulo 1— a través de reflexiones personales halladas en mi mente-corazón durante estados meditativos que me han conducido sin reservas a la voz de la sabiduría, que habita dentro de mí y en el interior de todos los seres sin distinción. En el capítulo 2 me acerco de una forma sencilla al proceso de duelo mediante los diferentes modelos teóricos de alta relevancia que me permitieron reflexionar sobre las necesidades de los dolientes para poder crear el programa de intervención grupal (también aplicable individualmente), y que ahora comparto con el lector con el fin de que pueda identificar sus necesidades, las fases en las que se encuentra y las tareas a realizar durante el proceso. En el capítulo 3 abro el mundo mindful como filosofía de vida para poder acercarnos a nosotros mismos sin reservas, y conectarnos de nuevo con nuestra esencia-corazón a través de la apertura de la consciencia, que nos permite aproximarnos a todas nuestras experiencias internas y externas con paciencia, amabilidad y aceptación. En el capítulo 4 hago una presentación acerca de la compasión como joya preciosa que permite sanar las heridas más profundas de nuestro noble y sabio corazón. En el capítulo 5 comparto una disertación de cómo el mindfulness y la compasión pueden contribuir a la elaboración del duelo, y animo al lector a que se embarque en la práctica. Por último, en el capítulo 6 presento el programa MADED (Mindfulness y autocompasión para la aceptación del dolor y las emociones en el duelo) justificando el hilo conductor de las diferentes sesiones que forman parte del programa.

En la segunda parte del libro dedico un capítulo completo a cada una de las sesiones que constituyen el programa MADED con la intención de acompañar al lector durante su proceso de duelo semana tras semana, y le proporciono el material necesario para las reflexiones y la práctica personal. En ningún caso el libro sustituye el buen hacer de un profesional de la salud que aplique este programa de intervención en formato grupal (para lo que ha sido diseñado) o individual. Sí sirve como un acercamiento para que el doliente pueda empezar a saborear los beneficios de la práctica y desde esa concienciación y motivación poder embarcarse en el programa posteriormente, cuando se encuentre preparado, de la mano de alguien experto en este tipo de acompañamiento. En el capítulo 7 se sientan las bases de la práctica de la atención plena y cómo esta puede ayudar a normalizar y gestionar las diferentes manifestaciones del duelo. En el capítulo 8 vamos en busca del tesoro perdido, que tiene que ver con la potenciación de los recursos personales a través de la imaginería mental, para encontrar en nuestro interior lugares de seguridad que permitan al doliente, posteriormente, tener la confianza plena de abrir «la caja de pandora», donde se encuentra enquistado el gran dolor de la pérdida. En el capítulo 9 guío al lector a través de diferentes prácticas meditativas que integran las imágenes como formas de llegar más directamente a la parte emocional, para que pueda abrir su corazón y empezar a conectar con el dolor emocional de la pérdida, así como relacionarse de una forma más sana con los pensamientos dañinos. En los capítulos 10 y 11 nos vamos acercando poco a poco a las diferentes emociones que el doliente puede estar experimentando, a través de ejercicios de concienciación, regulación emocional con práctica meditativa, cuentos y metáforas. Además, teniendo en cuenta que la culpa es una emoción difícil que puede llegar a ser invalidante y que puede complicar el proceso del duelo, en el capítulo 12 acompaño al lector en el viaje a la profundidad de su psique para explorar los sentimientos de culpa que le atormentan; desde ahí, podrá empezar a cultivar la autocompasión, bálsamo eficiente frente a esas raíces tan profundas de dolor. En el capítulo 13 trato de reconocer con el doliente las tareas pendientes con el ser querido fallecido y, mediante diferentes herramientas terapéuticas integradas en la práctica meditativa, le hago una invitación para expresarlas y partir desde ahí hacia una sana despedida. En el capítulo 14 se identifican los pilares de la serenidad en los que el doliente puede sujetarse para no caer y proseguir el viaje. Además, se inicia la práctica de la bondad amorosa en diferentes etapas, que incluye también al ser querido fallecido. En el capítulo 15 se exploran las necesidades espirituales de los dolientes y hago una invitación a realizar este trabajo en formato de retiro de meditación y silencio en compañía de otros seres que también estén en proceso de duelo. Para finalizar, en el capítulo 16 animo al lector a seguir transitando el camino del duelo y de la vida con las enseñanzas que esa experiencia tan desgarradora le ha hecho descubrir y de esa manera poder seguir cultivando todo aquello que pueda darle sentido a su existencia. El capítulo 17 refleja los resultados más importantes de la investigación que llevé a cabo para la tesis doctoral que defendí en 2017, titulada Mindfulness y duelo: Cómo la serenidad mindful y la compasión contribuyen al bienestar tras la pérdida del ser querido. Programa MADED (Mindfulness para la aceptación del dolor y las emociones en el duelo). He sentido la necesidad de resumir la esencia de los resultados, ya que gracias a esta investigación he podido escribir este libro. En el apartado de notas finales reflejo cómo la situación actual en la que nos hallamos como humanidad —sumergidos en un cambio global donde la muerte ha dejado de estar entre bambalinas para formar parte del escenario debido a la pandemia de COVID-19—, hace necesario que las personas en duelo puedan ser acompañadas de la forma más exquisita posible a través de un programa como este.

Puede observarse en la Figura 1 que se han conexionado dos mundos: mindfulness por un lado y duelo por el otro, dando lugar a un modelo terapéutico para abordar el duelo desde la filosofía del mindfulness. De esa manera entiendo el mindfulness, no como una herramienta de trabajo, sino como un modelo. Constituye por tanto una forma de procesar y experimentar el duelo desde una perspectiva diferente, impregnada por la filosofía y psicología budista. Lo que tienen en común el duelo y el mindfulness es que ambos son procesos que

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