En paz con la comida

Jenni Schaefer
Thom Rutledge

Fragmento

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Prólogo

de Rafael Santandreu

El libro que tienes en las manos probablemente sea la mejor guía para superar la anorexia escrita por una expaciente. Y es, sin duda, una historia de éxito.

Jenni llegó a estar obsesionada por adelgazar, y en el peor momento de la enfermedad su vida mental era un caos absoluto. Llegó a pensar que iba a volverse loca.

Pero ahí está ahora: feliz, libre de todo eso, ayudando profesionalmente y dando charlas por el mundo para expandir la noticia: cualquiera puede superar un trastorno alimentario.

Tú también. No es complicado. Aunque sí duro.

Tendrás que aprender a hablarle a tu mente. Aprender a dominarla para que deje de ser ese tirano caprichoso y autodestructivo que ha sido hasta ahora y se convierta en tu mejor amiga.

Cuando lo consigas, la vida volverá a ser maravillosa, llena de oportunidades para disfrutar, amar y construir algo bello.

Soy consciente de que, por difícil que parezca, cualquier trastorno alimentario se puede superar. Y lo sé porque lo he visto con mis propios ojos.

En mi consulta hemos acompañado a cientos de chicas (y a algunos chicos) en ese maravilloso camino de crecimiento personal. Y sé que lo único que se necesita es una buena guía y grandes dosis de determinación. Y repito: no hay nadie en el mundo que no pueda hacerlo, porque la mente funciona así. Si aplicas este método durante el tiempo suficiente, te transformas.

Disfruta de este libro que ya es un clásico. Siente su ternura, pero también hazte con su poder. En sus páginas hallarás las claves de tu liberación y tu nueva fuerza.

RAFAEL SANTANDREU, psicólogo y autor de

El arte de NO amargarse la vida y Sin miedo

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Prólogo

de Thom Rutledge

La noche en que conocí a Jenni Schaefer, destrozó un cojín. El relleno de algodón y la tela quedaron esparcidos por toda la sala de terapia de grupo, y ella parecía bastante aliviada.

Estaba hablando de su trastorno de la conducta alimen­taria y todo lo que le había arrebatado.

—¿Qué sientes ahora? —le pregunté.

—Furia —respondió sin más.

—Describe esa furia —dije.

Mientras Jenni buscaba las palabras, me fijé en algo más importante que su lenguaje verbal. Al hablar, no paraba de abrir y cerrar las manos como si estuviera estrujando un objeto invisible.

—¿Qué sientes en las manos? —pregunté—. Veo mucha energía contenida ahí.

Jenni se quedó en silencio y se concentró en las manos, que en ese momento eran dos puños.

—Enfado, mucho enfado —respondió.

—¿Qué quieren hacer tus manos?

—Romper algo —respondió tan rápido que hasta ella se sorprendió.

Poco después, un cojín en perfecto estado dio su vida para que Jenni pudiera empezar a recuperarse.

Jenni se zambulló en el trabajo de recuperación de su trastorno de la conducta alimentaria. Mis pacientes no suelen hacer algo tan atrevido como destrozar parte de la decoración de la sala en su primera sesión de terapia de grupo. Pero esa primera noche Jenni estaba lista; Jenni quería hacerlo.

El hecho de decidirse no garantiza el éxito de la recuperación. El camino que Jenni tenía por delante no era llano. Tropezaría y muchas veces se caería de bruces —y de cu­lo— durante el recorrido. Pero su determinación estaba ahí. Jenni no siempre era consciente de ello, pero yo sí. Aquella joven estaba decidida a avanzar en su recuperación y no mirar atrás.

Mi trabajo con Jenni siempre ha sido agradable. Y era más fácil porque se esforzaba mucho. Durante las sesiones siempre tomaba apuntes, pero de algún modo eso no la distraía. Aunque describía el cuaderno como su libro de autoayuda personalizado, al principio no se le ocurrió que podía escribir un libro sobre cómo recuperarse de un trastorno de la conducta alimentaria. Después de todo, estaba en Nashville para cumplir su sueño de cantar y componer canciones.

Ahora sé que aquellos apuntes han valido la pena, no solo para Jenni, sino también para ti.

Tienes en tus manos un libro sumamente práctico. Si padeces un trastorno de la conducta alimentaria, En paz con la comida puede mostrarte la salida. Si quien lo sufre es un ser querido, En paz con la comida puede ayudarte a entender lo que antes escapaba a tu comprensión. Y si eres un profesional de la salud mental, En paz con la comida puede llevarte al interior de la mente de una persona con un trastorno de la conducta alimentaria y enseñarte más que ningún artícu­lo científico a tratar esta insidiosa enfermedad.

En paz con la comida no se parece a ningún otro libro sobre el proceso para recuperarse de un trastorno de la conducta alimentaria. Tiene dos características importantes de las que carecen casi todos los estudios sobre el tema. En primer lugar, es a la vez esperanzador y realista. Dado que tener un trastorno de la conducta alimentaria es una experiencia muy frustrante (y me quedo corto), no es fácil que coexistan estos dos elementos. Jenni cuenta su experiencia y reconoce las dificultades que conlleva la recuperación sin dejar de ser el rayo de esperanza que, con su ejemplo, ofrece a los lectores: «Si yo puedo, tú también». Para quienes pensáis que los demás pueden recuperarse de esto, pero vosotros no, creedme cuando os digo que Jenni Schaefer pensaba lo mismo no hace tanto.

Además de ser práctico, realista y esperanzador, En paz con la comida tiene otro elemento muy importante que solo ha asomado con timidez en otros libros sobre trastornos de la conducta alimentaria: sentido del humor.

En nuestra cultura sin matices de gris, el humor relacionado con estos trastornos o no ha existido o ha sido de mal gusto, ofensivo, y se ha llegado a insinuar que se trata de una enfermedad provocada por una vanidad extrema y que las personas que la sufren son superficiales y carecen de valores. Nada más lejos de la realidad. Quienes padecen un trastorno de la conducta alimentaria figuran entre las personas más inteligentes, competentes, creativas y divertidas que conozco. Y en sus reflexiones sobre sí mismas y el mundo que las rodea lo son todo menos superficiales.

A fin de encontrar un término medio con respecto a este tema, las lecciones e historias de Jenni encierran un humor que ni minimiza las dificultades —las suyas, las tuyas o las de cualquier otra persona— ni las ridiculiza o las censura. El humor de En paz con la comida proviene de la perspectiva que Jenni adquirió estando ahí, al pie del cañón. Además, el humor en el trabajo de crecimiento personal es eso: la perspectiva que confiere la experiencia.

Así pues, te invito a conocer a una joven extraordinaria que te contará secretos que muchos de vosotros creíais —al menos hasta ahora— que solo son vuestros.

Te animo a sacar provecho de los breves apartados de En paz con la comida. Lee un poco de aquí y de allá, sin un orden concreto. Identifícate con lo que Jenni tiene que contar, prueba algunos ejercicios y toma apuntes en un diario personal. Per

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