El fin de la ansiedad en niños y adolescentes: Cómo ayudar a tus hijos a gestionar los miedos, el estrés y la ansiedad

Gio Zararri

Fragmento

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Introducción

Seguramente no puedes olvidar a uno de los niños más especiales de tu realidad, ese niño que siempre ha permanecido en tu interior. A lo largo de nuestra vida, pensamos en él muchas veces. En ocasiones —por lo general cuando más felices nos sentimos—, ese ser aflora y volvemos a ser niños. Pero muchas otras lo escondemos porque considerándonos adultos creemos que hay que dejarse de tonterías y madurar.

Si intentas pensar en ese niño probablemente descubrirás carencias emocionales, temores excesivos o falta de afecto, realidades que te han hecho ser quien eres y comportarte como lo haces. La niñez te marcó en gran medida, como también lo hizo en mi caso o en el de cualquier persona que conozcas.

Esas bases de tu pasado, que conformaron tu personalidad y tu esquema de vida, tal vez sean la mejor herramienta con que cuentas para abordar los problemas que plantea la existencia. Sin embargo, si echas la vista atrás, es probable que descubras que tus padres o educadores pudieron haber hecho las cosas mejor y que te transmitieron muchos de sus miedos y carencias. No es difícil llegar a la conclusión de que, si no hubieran cometido errores, seguramente serías una persona más fuerte y consciente.

No soy padre, pero soy y siempre seré hijo, y puedo reconocer esta realidad vital que nos impulsa a pensar: «¿Y si mis padres hubieran tenido más en cuenta las emociones? ¿Y si hubieran entendido mejor cómo funcionaba yo de niño, cuáles eran los mecanismos básicos de mi cerebro, mis miedos y necesidades?».

Pero no es momento de lamentarse y, así como podemos reconocer esta realidad, también deberíamos entender que ninguno de ellos era consciente de todo esto y que seguramente a ellos les ocurrió lo mismo.

Por fortuna tienes una vida ante ti, una en la que aún puedes cambiar todo lo que necesites mejorar. Esa posibilidad es real, aunque resulta mucho más complicado hacerlo ahora, de adultos, que cuando éramos niños.

En esta necesidad de mejora que te asalta a diario seguramente existe una realidad que sí puedes cambiar, una vida mucho más moldeable debido a la edad, una existencia tan importante o más que la tuya, la de tu hijo, y ese es el motivo por el que estás leyendo estas páginas...

No nacemos con un manual bajo el brazo, en un principio no comprendemos cómo funcionan las emociones o cuál es la mejor manera de gestionarlas, pero por fortuna hoy existe muchísima más información que antes, algo que puede ayudarnos a actuar mejor.

Movido por este interés y con el ánimo de ayudar a hermanos, amigos y muchos otros padres a comprenderlo mejor, un día pensé en crear este libro e indagar en profundidad en la mente, temores y necesidades de los más pequeños.

A lo largo de los últimos años, muchos adultos me han comunicado las dificultades a las que se enfrentaban en la educación de sus hijos respecto a estos temas. La importancia de estos asuntos no permite pasarlos por alto, ya que problemas como la ansiedad y la baja autoestima tienen una relación directa con la capacidad de sentirnos seguros y creer en nuestras propias capacidades.

Estas bases se establecen durante la infancia y dependen en gran medida del modo en que nuestros padres o tutores nos educan. Si de pequeños nos sentimos desprotegidos o inseguros, nuestro estrés, temores y autoestima se verán muy afectados, y esta situación no solo nos afectará de niños, sino durante toda nuestra vida. Por este motivo, muchas personas sufren durante toda la vida mucho más de lo que deberían. ¿Y si tan solo los padres se pararan a pensar que la infancia es el periodo en que el cerebro es más moldeable? ¿Y si comprendiesen que es la etapa en la que se crean los fundamentos de nuestras creencias y autoestima? ¿Y si supieran cómo tocar las teclas que pueden crear hijos más valientes y seguros de sí mismos?

Si nos ponemos a pensar en cómo somos ahora y en cómo nos gustaría ser, seguramente todos estaríamos de acuerdo en que nuestra actual versión podría ser mejor. ¿Cuántas veces nos arrepentimos por no haber tenido más coraje? ¿Cuántas otras por no haber probado una experiencia determinada o haber confiado más en nosotros mismos? ¿Cómo fue nuestra falta de autoestima la causante de no haberlo siquiera intentado?

Está demostrado que cualquier persona puede cambiar y mejorar su realidad, pero también está estudiado que una vez que nos hacemos adultos cualquier cambio cuesta muchísimo más. Una transformación que es mucho más rápida y sencilla de niños.

Ese es el tema de este libro. Una aventura en la que espero ayudarte a comprender que para ser mejor padre basta con tener en cuenta algunos detalles en los que vamos a profundizar.

Todos aceptamos que, en un pasado reciente, las emociones eran un tema tabú. Estaba mal visto tratarlas y se consideraba que para ser una persona fuerte había que evitar hacer demasiado caso a las emociones. Tener problemas se consideraba de débiles y era tan poca la información que se tenía sobre el aspecto emocional, que se creía que atacar los problemas de raíz y sin tacto era siempre la mejor opción. Esas sociedades produjeron generaciones de analfabetos emocionales, personas con tan poca consciencia, conocimiento y experiencia que no hacían sino aumentar y perpetuar sus trastornos y dificultades emocionales.

Por fortuna, muchas de estas cuestiones están cambiando y en la actualidad se reconoce la importancia de trabajar el autoconocimiento y autocuidado. Esta nueva visión se ha obtenido gracias a la información y las estadísticas de que disponemos para comprender a fondo cómo afectan a las personas este tipo de situaciones y cuáles son las mejores herramientas para gestionarlas.

Sería absurdo considerar que soy capaz de crear ese manual mágico que todos habríamos querido que nuestros padres tuviesen para hacer de nuestra vida una mucho más feliz. No es mi intención conseguir lo imposible, pero me encantaría crear al menos un pequeño capítulo de ese utópico manual para la vida que a todos nos gustaría poder leer. Un capítulo que abordase detalladamente los miedos, el estrés y la ansiedad en niños y adolescentes, y que nos ayudase a entender cómo funciona su cerebro según sus etapas para hallar la mejor manera de educarlos.

Por todo ello, si consigo facilitarte la tarea de mejorar el modo en que educas a tus hijos para hacerlos más conscientes y valientes, se habrá cumplido el objetivo de este libro.

Para ayudarte a mejorar la vida de tus hijos, me gustaría que empezases por tener en cuenta dos ideas fundamentales:

• La primera es reconocer que todos los padres tenéis una capacidad única y extraordinaria, la de ayudar a que vuestros hijos se conviertan en una de las mejores versiones de sí mismos. Personas con mayor autoestima, con más y mejores valores, ilusiones y valentía. Partiendo de esta base, tu misión debe ser únicamente esta: intentar mejorar el modo en que se desarrolla tu hijo a través de la mejor comunicación

• La segunda es tener en cuenta que el cerebro del niño no es como el de un adulto, no piensa ni siente como el tuyo. Es un cerebro mucho más moldeable y está en constante evolución. Esta capacidad de transformación no solo es una puerta abierta para mejorar vuestra comunicación, sino que también supone una oportunidad para implementar la mejora que él o ella pu

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