Cambiando el foco

Marta Ruiz de Azcárate

Fragmento

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PREMISA

Mira, te voy a contar un poco cómo surge la historia de este libro.

Cuando empieza un año nuevo, me asaltan las ideas de objetivos por cumplir. Tal vez, como soy una persona peculiar, mi forma de plantearme estos objetivos tan grandes sea también algo peculiar. Así que, cuando empiezo el año, cojo papel y lápiz y escribo cosas para las que estoy preparada a recibir del año que empieza. Sí, puede parecer algo friki decir esto, pero es la verdad; estoy harta de ponerme las metas de siempre: querer ir a más, dar más, nuevos proyectos, nuevos logros, otro máster... ¡Basta! Creo que la vida no va de eso. Creo que la vida va de saber ser, de contar con uno mismo, de saber cuáles son tus limitaciones, tus recursos; en definitiva, va de saber la persona que soy y de si quiero cambiar algo. Porque creo que la verdadera felicidad está en ser quien soy en el momento que vivo. Suena inquietante, ¿no?

Pues yo tengo claro que esto no lo va a regir una sociedad, no lo va a regir unos estándares o unos cánones de éxito, de popularidad. No. ¡Esto lo voy a decidir yo! Y como lo voy a decidir yo, a principios de año, con los recursos que tengo, con el tiempo que tengo, con mis capacidades, mi familia, etc., lo que hago es escribir:

¿Qué cosas estoy preparada para recibir de la vida?

Te sorprenderá saber que entre los objetivos para el 2022 puse «escribir un libro», así de rotundo. (Nota de la autora: esto no quiere decir que no me sorprendiera muchísimo recibir el email de Vergara sobre si quería escribir un libro. Una cosa es estar preparada y otra es tener la certeza de que se va a materializar, porque certezas en esta vida... creo que solo tengo una, y con esa me basta).

¿Por qué escribir un libro? Fácil: porque me gustaría que todo el mundo tuviera acceso a la idea de cambio, de persona, de foco, de comunicación, de inteligencia emocional, de sentido de la vida y de muchas otras cosas que yo tengo en mi cabeza, en mi corazón, y que traslado a mis manos. No por nada, sino porque veo que han ayudado a miles de personas, ¿y por qué no pueden ayudarte a ti?

Así que este libro no es nada más que un compendio de todo eso, con la esperanza de que a ti, querido lector, las cosas que voy a escribir las pongas todas en tela de juicio, las pongas en «cuarentena», y sean tu inicio a la reflexión, que contrastes con tu esencia, que te hagas preguntas. Es lo único que te pido, que es fundamental. Solo así este libro cobra sentido, porque tú eres el que da sentido a todo lo que aquí hay escrito.

De modo que, si quieres seguir leyendo, es porque has decidido emprender este cambio de foco. Pues bien, a través de estas líneas puedo decirte: estoy aquí para ti.

Te agradezco no solo que tengas el libro en tus manos, sino que hayas decidido adentrarte en el apasionante mundo de cambiar el foco. Espero que llegues a apasionarte de ser quien eres tanto como yo me maravillo cada vez que alguien viene a mi consulta y me descubre su maravilloso y único mundo interior.

Sin más preámbulos, te dejo disfrutar de la lectura.

Un besiño,

MARTA

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PRÓLOGO

DEL MIEDO A LA CONFIANZA

Escribo este libro en un momento de la vida en el que todo el mundo vive bajo el yugo del miedo. Estamos viviendo una pandemia mundial, una guerra en Europa que nos deja absolutamente inseguros, indefensos, y lo estamos afrontando como podemos, con el estado de hiperestimulación en el que vivimos. El mundo va muy rápido y nosotros somos muy lentos, porque es así; los seres humanos cambiamos, cierto, pero necesitamos tiempo, y nos hemos dado cuenta de que nuestra velocidad de adaptación se está quedando atrás a la hora de afrontar la ingente cantidad de acontecimientos que nos asaltan cada día. Nos hemos dado cuenta de que el mundo en el que vivimos no es un lugar seguro. No sé si somos muy conscientes, pero nuestro corazón (y nuestro cuerpo) nos están avisando. Sentimos que no nos podemos fiar de él y eso nos catapulta en un estado de miedo permanente. Podríamos hablar de secuestro emocional. Ante todo, sentimos miedo, y luego ¡ya vendrá lo demás!

El miedo no es más que confirmar que el mundo que yo espero no es. Y esto me genera desconfianza ante mis capacidades para afrontar esta nueva realidad tan cambiante y que no responde a mi ideal inicial. Desconfío de las capacidades del otro para que, juntos, seamos capaces de cambiar el mundo en el que sobrevivimos en un lugar en el que podamos vivir. Y este cambio de paradigma entre lo que deseo, que es vivir, y lo que hago en el día a día, que es sobrevivir, me genera emociones como, por ejemplo, el miedo.

El miedo es una emoción básica. Somos capaces de reconocerla independientemente del lugar en el mundo en el que hayamos nacido; además, tiene un patrón específico y universal para su comunicación configurado por la postura corporal, la expresión facial y la prosodia del lenguaje; es decir, el tono emocional del que habla. Por otro lado, es una emoción negativa. ¿Y qué significa esto? A mí me gusta mucho más llamarla «emoción displacentera», porque responde a un estímulo que no me gusta, me hiere, me incomoda o me ataca, y, por lo tanto, me genera una emoción como es el miedo. Pero en ningún caso diría que el miedo es un estado normal o natural de la persona, porque, por muy común que sea sentirlo, no es un estado en el que el ser humano pueda vivir plenamente, pueda ser.

De hecho, nadie se encuentra naturalmente cómodo bajo el yugo del miedo, y para poder dirigirnos allí podríamos preguntarnos: ¿qué es lo contrario del miedo?

Te dejo tres opciones:

• La seguridad.

• El control.

• La confianza.

Pensemos por un momento que es la seguridad. Parece bastante factible, ya que en un mundo como el de hoy, donde todo se gestiona a base de seguros (seguro médico, seguro del hogar, seguro...), tal vez asegurar un bien nos facilita convivir con el miedo, actúa de compensación. Y en el momento en que pierda ese bien asegurado, mi seguro me devolverá una cuantía económica para compensar mi pérdida. Hasta ahí te lo acepto. Pero, si estamos hablando de un seguro de vida, ¿es capaz este de compensar la pérdida del ser amado?

El seguro tiene que ver con el riesgo que yo asumo. Veámoslo de un modo más sencillo con el ejemplo de un inmueble. Yo tengo un capital, un dinero ahorrado, ¿de acuerdo?, y el inmueble vale otra cantidad. ¿Qué hago yo? Asumo un riesgo, y el riesgo que no puedo asumir con el dinero que tengo ahorrado lo aseguro contratando un seguro de hogar; es decir, que con l

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