Hubo un tiempo en el que consuelo florecía desde el lenguaje, un tiempo en el que todavía existía una red de palabras para mecer el dolor y arrullar la angustia. Hoy, sin embargo, ese vocabulario se ha desvanecido en una sociedad que cree que «la consolación es para los perdedores». En el libro «En busca de consuelo» (Taurus), cuya introducción compartimos a continuación, el Ignatieff político abraza sus facetas de historiador y filósofo y desvela, con tierna luz, la forma en que grandes figuras del pasado encontraron consuelo —es decir, recuperaron la esperanza— tras afrontar sus baches más personales.