El arte sueco de ordenar antes de morir

Margareta Magnusson

Fragmento

cap-2

Ordenar antes de morir no es triste

Yo estoy ahora mismo enfrascada en ordenar mis cosas antes de morir, o como decimos en sueco: döstädning. significa «muerte», y städning, «limpieza, orden». Es un término que se refiere a deshacernos de todo lo innecesario y convertir nuestro hogar en un espacio ordenado y acogedor cuando creemos que se acerca la hora de abandonar este mundo.

Es tan importante que tengo que contártelo. Y tal vez pueda incluso darte algunos consejos, puesto que es algo a lo que todos tendremos que enfrentarnos antes o después. Es imprescindible si queremos ahorrarles un tiempo precioso a nuestros seres queridos cuando ya no estemos.

Así pues, ¿qué significa ordenar antes de morir? Para mí, consiste en hacer inventario de todas mis pertenencias y decidir la mejor manera de desprenderme de todo aquello que ya no quiero. Mira a tu alrededor. Es probable que muchas de las cosas que tienes lleven ahí tanto tiempo que ya ni siquiera reparas en ellas o les das valor alguno.

Creo que el término döstädning es bastante reciente, aunque la tarea en sí no lo es. La palabra se usa cuando alguien, o uno mismo, lleva a cabo una limpieza a fondo de su casa y se deshace de objetos con el fin de facilitar y despejar su vida. No tiene por qué guardar relación alguna con su edad, o con la muerte, aunque a menudo es así. Sin embargo a veces descubres que los cajones de tu casa o la puerta de la alacena apenas cierran, y si eso ocurre, decididamente ha llegado el momento de hacer algo, aun cuando solo tengas treinta y tantos. A ese tipo de limpieza también la podemos llamar döstädning, pese a que te falten muchos, muchos años para morir.

Creo que las mujeres siempre han practicado el döstädning, pero su labor no acostumbra a ponerse bajo el foco y debería estar más valorada. En mi generación y en las anteriores, las mujeres tienden a hacer limpieza cuando sus maridos fallecen y luego, de nuevo, antes de que ellas mismas se marchen. Así, aunque lo que solemos hacer siempre es limpiar después de, abordamos aquí la peculiar situación de dejarlo todo ordenado antes de… antes de morir.

Hay personas que no son capaces siquiera de aceptar la muerte. Y esas personas dejan un caos detrás de sí. ¿Acaso creían que eran inmortales?

Muchos adultos prefieren no hablar de la muerte con sus padres. No habría que tener miedo. Todos deberíamos hablar de la muerte. Y si es un tema demasiado difícil de abordar, la limpieza antes de morir puede ser una buena manera de plantear la conversación de un modo no tan brusco.

El otro día le comenté a uno de mis hijos que estaba poniendo orden en mis cosas, y escribiendo además un libro al respecto. Él quiso saber si iba a ser un libro triste o si me ponía triste escribirlo.

No, no, le respondí. No es triste para nada. Ni la limpieza, ni la escritura del libro.

A veces me hace sentir algo incómoda el poco aprecio que muestro hacia ciertas cosas de las que quiero librarme. Algunas de ellas me han servido bien. He descubierto, eso sí, que es gratificante pasar tiempo con estos objetos una última vez antes de desecharlos. Cada uno tiene su propia historia, y recordarla a menudo resulta agradable. De joven, apenas tenía tiempo de pararme a pensar el significado que un determinado objeto poseía en mi vida, o de dónde había salido, o cuándo o cómo había llegado a mis manos. La diferencia entre la limpieza antes de morir y un simple zafarrancho de limpieza es la cantidad de tiempo invertido. La limpieza antes de morir no consiste en quitar el polvo o fregar el suelo, sino que es una forma permanente de organización que hace que nuestro día a día vaya como la seda.

Ahora, cuando no estoy dando vueltas por Estocolmo, disfrutando de todo lo que la ciudad tiene para ofrecer, dispongo de tiempo para disfrutar de todo lo que mi apartamento tiene para ofrecer, que es un reflejo de mi vida.

El mundo es un lugar estresante. Las inundaciones, las erupciones volcánicas, los terremotos, los incendios y las guerras se suceden sin parar. Me deprime escuchar las noticias o leer el periódico. Me marchitaría si no pudiese combatir la negatividad de las noticias del mundo con buenos amigos, experiencias en la naturaleza, música, cosas bonitas o disfrutando sin más de algo tan sencillo como un día de sol (cosa que no abunda en el clima del norte).

Por nada del mundo querría ponerme a escribir algo triste; ya hay bastante tristeza en todas partes. De modo que espero que las palabras y las ideas que vienen a continuación te resulten útiles y entretenidas, puede que en ocasiones hasta divertidas.

Hacer tu propia limpieza antes de morir puede llegar a ser muy duro. Quizá tengas que mudarte a un sitio más pequeño por algún motivo, o que te hayas quedado sin pareja, o tal vez tengas que trasladarte a una residencia de ancianos. Estas situaciones tienden a afectarnos a casi todos en un grado u otro.

Hacer inventario de todas nuestras antiguas pertenencias al tiempo que rememoramos la última vez que recurrimos a ellas y, a poder ser, nos despedimos de algunas, no es tarea fácil para muchos de nosotros. Las personas tendemos más a acumular cosas que a tirarlas.

Pero he tenido que ordenar tantas veces después de morir otra persona, que ni por asomo obligaría a alguien a hacerlo después de mi muerte.

Cuando alguien nos deja, las cosas pueden ser lo bastante caóticas de por sí, te lo aseguro. He oído muchas historias tristes de hermanos que empiezan a reñir porque quieren el mismo objeto. Este tipo de situaciones son perfectamente evitables; podemos tomarlo en cuenta para reducir las posibilidades de que se produzcan momentos desagradables.

Yo tenía, por ejemplo, un precioso brazalete que mi padre le había regalado a mi madre mucho tiempo atrás. Mi madre me lo legó en su testamento. ¡La manera más sencilla de eludir problemas entre mis hijos en el futuro era venderlo! Fue una idea estupenda, creo yo.

Más adelante, cuando les hablé de la venta a mis hijos, estuvieron conformes con la decisión. Todos habían recibido ya algo que en su día había pertenecido a mis padres; y a fin de cuentas el brazalete era mío y podía hacer con él lo que se me antojase. Malgastar un tiempo precioso discutiendo con mis cinco hijos por culpa de un brazalete me parecía ridículo. La finalidad de ordenar antes de morir es ahorrarnos ese tiempo.

2_-_FightingOveraNecklace.tif

cap-3

¿Por qué estoy escribiendo este libro?

Me encuentro ahora en algún punto entre los ochenta años y los cien, y por mi edad siento que tengo la obligación de contarte mis experiencias, porque creo que es importante que todos conozcamos la filosofía de ordenar antes de morir. Tanto si son tus padres, o algún amigo o familiar los que se están haciendo mayores, como si va siendo hora de que t

Suscríbete para continuar leyendo y recibir nuestras novedades editoriales

¡Ya estás apuntado/a! Gracias.X

Añadido a tu lista de deseos