La vida plena

Arianna Huffington

Fragmento

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Introducción

La mañana del 6 de abril de 2007 estaba tirada en el suelo del despacho de mi casa rodeada de un charco de sangre. Al caer me di en la cabeza con la mesa, me corté un ojo y se me rompió el pómulo. Había sufrido un colapso por agotamiento y falta de sueño. Después de este acontecimiento me encontré yendo de un médico a otro, haciéndome todo tipo de pruebas, desde una resonancia magnética cerebral a un TAC, hasta un ecocardiograma para descubrir si había algún problema médico subyacente más allá del agotamiento. No lo había, pero las salas de espera de las consultas resultaron ser buenos lugares donde hacerme un montón de preguntas sobre el tipo de vida que estaba llevando.

Fundamos The Huffington Post en 2005, y dos años más tarde estábamos creciendo a un ritmo incesante. Me convertí en portada de revista y Time me eligió como una de las cien personas más influyentes del mundo. Pero después de mi caída me tuve que preguntar a mí misma: ¿es esto el éxito? ¿Era esa la vida que quería? Estaba trabajando dieciocho horas al día, siete días por semana, tratando de llevar una empresa, de expandir nuestra cobertura y de conseguir nuevos inversores. Sin embargo, me di cuenta de que mi vida estaba fuera de control. Según la medición tradicional del éxito, la cual se centra en el dinero y el poder, yo era una mujer exitosa. Pero no tenía una vida de éxito bajo ninguna definición sensata del término. Sabía que algo tenía que cambiar radicalmente en mí. No podía seguir así.

Esa fue la clásica llamada de atención. Echando la vista atrás, he tenido otros momentos en los que debería haber reaccionado, pero no lo hice. Esa vez sí y cambié la forma de vivir, añadiendo prácticas diarias que me ayudaran a mantener el control y a estar lejos de las salas de espera de las consultas médicas. El resultado ha sido una vida más plena, que me ha proporcionado momentos de paz y una perspectiva más profunda. Este libro se concibió como un intento de aunar las visiones que había recopilado sobre mi trabajo y mi vida durante las semanas que pasé escribiendo el discurso de ceremonia de graduación que iba a hacer para la promoción de 2013 del Smith College. Con dos hijas en la universidad, me tomaba los discursos de ceremonia de graduación muy en serio. Es un momento muy especial: es una pausa, una especie de paréntesis después de cuatro (cinco o seis) años de un aprendizaje y crecimiento constante justo antes de empezar una vida adulta y poner todo ese conocimiento en práctica. Es un instante único en sus vidas, y durante quince minutos o más tengo toda la atención de las alumnas. El desafío es decir algo a la altura de las circunstancias, algo que sea útil para un nuevo periodo cargado de promesas.

«Se espera que los oradores de las ceremonias de graduación —señalé a las alumnas— le digan a la promoción que se gradúa cómo salir al mundo y subir la escalera del éxito. Pero yo os pido que redefináis el éxito. Porque el mundo al que os dirigís lo necesita desesperadamente. Y porque estáis listas para ese reto. Vuestra educación en Smith ha dejado claro que sois capaces de elegir vuestro lugar en el mundo, en donde queráis que sea. Podéis trabajar en cualquier campo y podéis llegar a la cima. Pero a lo que os animo es no solo a encontrar vuestro lugar en la cima del mundo, sino a cambiar el mundo».

La emotiva respuesta al discurso me hizo darme cuenta de lo extendido que está el deseo en muchos de nosotros de redefinir el éxito y lo que significa llevar «una buena vida».

«¿Qué es una buena vida?», es una pregunta que ya se hicieron los filósofos de la antigua Grecia. Pero en algún momento abandonamos esa pregunta y centramos nuestra atención en cuánto dinero podemos ganar, en cuál es la casa más grande que nos podemos comprar y en lo alto que podemos subir en la escalera profesional. Son preguntas legítimas, sobre todo en una época en la que las mujeres todavía luchamos por obtener un trato igualitario. Pero tal y como descubrí dolorosamente, están muy lejos de ser las únicas preguntas que importan a la hora de crear una vida de éxito.

A lo largo del tiempo la noción de éxito de nuestra sociedad se ha reducido a dinero y poder. De hecho, en este momento, éxito, dinero y poder se han vuelto prácticamente sinónimos en las mentes de muchos.

Esta idea del éxito puede funcionar —o al menos parece que funciona— a corto plazo. Pero a largo plazo, el dinero y el poder en sí mismos son como un taburete de dos patas: puedes mantener el equilibrio con ellas durante un tiempo, pero al final te vas a caer. Y cada vez más gente, gente muy importante, se está cayendo.

Por lo tanto, lo que remarqué a las graduadas del Smith College fue que el modo en el que hemos definido el éxito no es suficiente. Y ya no es sostenible: ya no es sostenible para los seres humanos y las sociedades. Para vivir las vidas que de verdad queremos y merecemos, y no las vidas con las que nos conformamos, necesitamos una Tercera Métrica, una tercera medida que va más allá de las dos métricas del dinero y el poder, y que consiste en cuatro pilares: bienestar, sabiduría, asombro y entrega. Esos son los cuatro pilares que conforman las secciones de este libro.

En primer lugar, bienestar: si no redefinimos lo que es el éxito, el precio que pagamos en términos de nuestra salud y bienestar continuará creciendo, tal y como yo descubrí en mi propia piel. Cuando abrí los ojos, vi que esta nueva fase de mi vida estaba muy en consonancia con el movimiento zeitgeist, el espíritu de nuestros tiempos. Todas las conversaciones que tenía parecían replantearse al final los mismos dilemas a los que nos enfrentamos todos: el estrés del exceso de trabajo, de ocupaciones, de conectarnos demasiado a las redes sociales, y de la falta de conexión con nosotros mismos o con los demás. El espacio, los lapsos, las pausas, el silencio —esas cosas que permiten regenerarnos y recargarnos— habían desaparecido en mi vida y en la de muchas personas que conocía.

Me parecía que la gente que de verdad estaba prosperando en su vida era la que había hecho un hueco para el bienestar, la sabiduría, el asombro y la entrega. De ahí nació la «Tercera Métrica», la tercera pata del taburete a la hora de vivir una vida de éxito. Lo que empezó como una forma de redefinir el camino de mi propia vida y mis prioridades, me llevó a centrarme en un despertar que está sucediendo de manera global. Estamos entrando en una nueva era. El modo de medir el éxito está cambiando.

Y está cambiando en el momento oportuno: sobre todo para las mujeres, dado que un creciente volumen de datos muestra que el precio de la falsa promesa actual de éxito ya es más alto para las mujeres que para los hombres. Las mujeres en trabajos estresantes tienen casi un 40 por ciento más de riesgo de padecer una enfermedad cardiaca, y un 60 por ciento más de riesgo de diabetes. En los últimos

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