El 11 de septiembre de 1973, desde el Regimiento de Telecomunicaciones del Ejército, Augusto Pinochet dirigió la sublevación contra el gobierno constitucional presidido por Salvador Allende. El bombardeo del palacio de La Moneda, todo un acto de guerra, la inmolación del presidente de la República y la derrota militar de la «vía chilena al socialismo» otorgaron una enorme dimensión internacional al golpe de Estado. La noche de aquel día, Pinochet, el almirante José Toribio Merino, el general Leigh y César Mendoza, general director de Carabineros, se constituyeron como Junta de Gobierno, en un país sitiado militarmente, bajo toque de queda y sometido al «estado de guerra interna». En las semanas siguientes, mientras la Junta clausuró el Congreso Nacional, cesó a todos los alcaldes y regidores, prohibió los partidos de izquierda y la CUT, intervino las universidades, ejecutó a centenares de personas y encerró a decenas de miles en campos de concentración a lo largo de todo el país, los magistrados de la Corte Suprema de Justicia, el Partido Nacional, la dirección del Partido Demócrata Cristiano y las organizaciones empresariales expresaron su apoyo incondicional a la dictadura. Cuando se cumplen 50 años de aquel atropello a la democracia, publicamos un extracto de «Pinochet. Biografía militar y política» (un libro escrito por el periodista Mario Amorós y publicado en 2019 por Ediciones B) a modo de crónica breve de las 24 horas de aquel 11 de septiembre de 1973, el día en que Chile cambió para siempre.