Ignacio de Loyola

Enrique García Hernán

Fragmento

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ÍNDICE

Portadilla

Índice

Proyecto de biografías Españoles eminentes

Dedicatoria

Prólogo

El vasco de Loyola

Nacimiento de Íñigo

Con armas y letras

Entre lo medieval y lo moderno

En la escuela de un fiel contador

Los primeros amores

La Beata entra en juego

Primera experiencia de prisión vestido de oñacino

El misterio de un asesinato

En la escuela de un gran soldado

La enfermedad maldita

Aventuras y desventuras de un soldado

Donde el orgullo quedó humillado

El desvalimiento

Conversión o avance hacia el alumbradismo

La tentación del alumbradismo

Nueva vida «alumbrada»

De camino a Montserrat

Abriendo el corazón en Manresa

Conquistar Roma para quedarse en Jerusalén

Dos peregrinos, el de Tierra Santa y el de España

El sueño de Jerusalén

Aproximación a la formación universitaria

La verdadera peregrinación castellana (Alcalá, Valladolid y Salamanca)

En la Universidad de París, influjos culturales

Comenzar y recomenzar

Gana amigos y compañeros

Nace la Compañía de Jesús

Retorno a España y actividad en Italia

Vuelta a casa para recomponer su imagen

Busca en Italia un lugar para él y los suyos

En la encrucijada de la reforma católica y la protestante

La solución: mirar a Roma

Configuración de la Compañía de Jesús

Actividades apostólicas de alto riesgo

La «persecución»

Primera misa y aprobación condicionada de la Compañía

De la mano de una hija de Carlos V

Nacimiento oficial de la Compañía de Jesús

Los hombres y las mujeres de Ignacio

Lo primero: establecer buenas comunicaciones

Nuevas incorporaciones de jesuitas

Las mujeres

Apostolado en Roma

Hacia la aprobación definitiva

Ejercicios Espirituales

Frente a la Inquisición

El duque de Gandía, Francisco de Borja

Los secretarios Juan Alonso de Polanco y Pedro de Ribadeneira

Pedro Ortiz y Miguel de Torres, amigos incondicionales

Melchor Cano y Juan Martínez Silíceo, los enemigos

Vuelta al sueño de Jerusalén

Éxitos y fracasos

Despliegue de la Compañía

Regreso a los orígenes familiares

Desposeído del gobierno de la Compañía y hundimiento

Enfermedades y muerte

Epílogo: la eminencia de Ignacio

Bibliografía

Cronología

Notas

Índice analítico

Imágenes

Lista de imágenes

Sobre el autor

Créditos

Grupo Santillana

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PROYECTO DE BIOGRAFÍAS ESPAÑOLES EMINENTES

Cuando, hace unos años, puso en marcha el proyecto Españoles eminentes, la Fundación Juan March perseguía tres objetivos.

Habiendo observado que las biografías no han alcanzado en la historiografía española la maestría que es notoria en otros países, donde muchos son los aficionados a su lectura y abundante la oferta editorial, se pensó que podía contribuir al desarrollo patrio del género el encargo de varias de ellas a especialistas en el periodo histórico de que se tratara. Para el cumplimiento de ese objetivo era importante que el formato de la biografía respondiera a las expectativas de un lector culto no académico. En este sentido, la biografía sigue una secuencia cronológica desde el nacimiento hasta el fallecimiento de la persona estudiada y, en lo que se refiere al contenido, la ambición ha sido ofrecer una semblanza interesante, individualizada y realista del curso de su vida proporcionando al lector los resultados sintetizados de la última investigación más que cada uno de los detalles eruditos de ésta, sobre los que, con todo, ofrece orientaciones un capítulo específico dedicado a la bibliografía comentada.

En segundo lugar, parece extraño que, con la excepción de reyes y políticos, muchos de los españoles de méritos más sobresalientes carezcan todavía hoy, en el siglo XXI, de una auténtica biografía moderna que dé a conocer los hechos de su vida y sobre todo los rasgos que han elevado su figura a la excelencia que hoy con carácter general se les reconoce. El segundo objetivo del proyecto era, en consecuencia, cubrir esa laguna, siquiera parcialmente, escogiendo para ello un pequeño pero representativo grupo de españoles eminentes cuya biografía estaba todavía por hacer o que, por cualquier motivo, se juzgaba insuficiente. La obra encargada debía responder a la cuestión de por qué el hombre objeto de la biografía es eminente y si, a juicio de su autor, éste sigue siendo acreedor a este título en nuestros días, con el cambio de perspectiva que acompaña al paso del tiempo.

Durante siglos la historiografía explicó el devenir de un pueblo como una sucesión de hechos políticos, centrados en las decisiones diplomáticas y militares tomadas por los monarcas y sus consejeros. Durante el siglo XX, en cambio, disfrutó de amplia aceptación una forma distinta de escribir historia, una que, omitiendo la intervención de actores personales, pone el acento en el análisis de estructuras económicas y demográficas de la sociedad o en la descripción de las condiciones geográficas y climáticas del territorio. Son conocidos los grandes frutos que esta historiografía estructuralista ha producido en la última centuria, pero muchos son los signos de que esta fuente, antes tan copiosa, ha quedado enteramente exhausta y de que conviene ahora ensayar una aproximación a los hechos del pasado que tome en consideración la influencia de determinadas individualidades y de sus comportamientos paradigmáticos, ejemplares, eminentes, en la configuración de una tradición cultural colectiva. Se trataría de recuperar la perspectiva del ethos personal en la explicación histórica, pero distanciándose al mismo tiempo de la antigua narración política, diplomática o militar, hecha de genealogías,

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