Sobrevivir al fracaso

Leticia Gasca

Fragmento

Corporativa

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INTRODUCCIÓN

El fracaso de un negocio apesta, provoca dolores de cabeza, corazón y billetera.

Lo sé porque yo he tenido varios fracasos. El peor sucedió hace casi una década y durante mucho tiempo lo borré de mi currículum vitae y de mis conversaciones. Hasta que en el año 2012, en una noche fría de septiembre, nos juntamos cinco amigos (Carlos Zimbrón, Luis López de Nava, Pepe Villatoro, Julio Salazar y yo) en una cantina de la ciudad de México. Las copas de esa noche nos animaron a confesar nuestros proyectos fracasados, y fue así como descubrimos algo que nos cambió la vida: no éramos los únicos en el mundo. ¡No estábamos solos!

Así nació Fuckup Nights, en ese momento una simple reunión de amigos, hoy un movimiento con presencia en más de doscientas ciudades de todos los continentes (excepto la Antártida). Actualmente las Fuckup Nights se organizan en más de ochenta países del mundo y en veintiséis lenguas diferentes. Nuestra historia es la de un experimento de una noche que después se transformó en una especie de hobby y más tarde en uno de los movimientos más activos y de más rápido crecimiento en el mundo.

Lo que nos une es una de las experiencias humanas más comunes y menos exploradas: el fracaso.

LA CAUSA DEL MOVIMIENTO

Al construir un movimiento, lo más importante es que este sea auténtico y que tenga una causa precisa, humana y creíble. En nuestro caso la causa es muy clara: buscamos ser realistas acerca de la situación de los pequeños negocios en el mundo.

Las cifras nos ayudan a mirar el fracaso con perspectiva: el 88 por ciento de los propósitos de Año Nuevo terminan en fracasos; el 95 por ciento de los productos que se lanzan al mercado cada año fracasa, incluso aquellos que llevaban grandes cantidades de dinero invertidas en investigación de mercado y un gran músculo de mercadotecnia. ¿Recuerdan la New Coke? En los años ochenta, Coca-Cola anunció que discontinuaría la Coca-Cola tradicional y que lanzaría un nuevo producto con una nueva fórmula. Su intención era contraatacar una avanzada de Pepsi, su eterno rival. Sin embargo, los consumidores de Coca (contradiciendo todos los estudios de marketing previos al lanzamiento del producto) se mostraron muy disgustados ante la iniciativa y la empresa decidió retirar la New Coke del mercado a los tres meses de haberla lanzado.

Y hay una cifra aún más contundente con relación al fracaso: el ciento por ciento de los cuerpos humanos fallan, es a esto a lo que llamamos “muerte”.

EL FRACASO EN EL MUNDO DE LOS NEGOCIOS

Sin embargo, a pesar de que el fracaso es más común que el éxito en todos los aspectos de la vida, los seres humanos nos hemos vuelto expertos en minimizarlo e incluso ocultarlo. Llama la atención que el rubro de la experiencia humana en el cual menos se habla del fracaso sea en los negocios. En ese mundo, la apariencia de éxito es considerada por la mayoría como un valor.

Hace tiempo conocí a un “experto en negocios” que prometía a sus clientes hacerlos millonarios en dos sencillos pasos: (1) crear una comunidad de personas que los siguieran y admiraran, y (2) venderles algo a esas personas. El “experto” aseguraba que el que esa comunidad creada quisiera ser como ellos era indispensable, porque sólo así las personas que la conformaban se convertirían en sus seguidoras. Es decir, la gente te seguirá en la medida en que perciba que eres una persona exitosa y feliz.

A mí me parece que una estrategia de negocios que se basa en rechazar la naturaleza humana es una pésima idea. Además, qué sentido tiene crear un negocio cuyo foco esté puesto en mantener las apariencias constantemente; eso no sólo resulta agotador, es la receta perfecta de la infelicidad.

En el mundo de los negocios negar el fracaso y pretender que el éxito es la única realidad posible atenta contra la resiliencia de las empresas y sus integrantes y, peor aún, incrementa sus posibilidades de fracasar. Por eso son cada vez más las empresas que adoptan herramientas como los postmortems y premortems para gestionar sus aprendizajes del fracaso. Estas son técnicas grupales diseñadas para descubrir qué salió mal y qué podría hacerse de manera diferente “la próxima vez”, o bien para identificar qué puede salir mal antes de arrancar la ejecución.

Haber escuchado tantas y (tan variadas) historias de fracaso me permitió aprender mucho de lo que piensan y hacen los emprendedores en problemas. He identificado puntos en común, por ejemplo: la mayoría de las personas cuya empresa está al borde del fracaso no lo admite públicamente; al contrario, disimula, miente o evita a toda costa hablar del tema. También en muchos casos el fracaso del proyecto viene acompañado de una separación de pareja o de amigos, sobre todo si habían sido socios.

Durante años dediqué mi vida a entender el éxito empresarial, primero como estudiante de negocios y luego como periodista de investigación y datos. Será por eso que el análisis del fracaso en los negocios me resulta apasionante. Varios años trabajé como editora en medios de comunicación especializados en negocios, y, si ahora pudiera volver en el tiempo a aquellos empleos, sin duda cambiaría la metodología de mi cobertura. En lugar de enfocarme en las historias de los exitosos, los exóticos y los corruptos, buscaría a los fracasados, a los resilientes y a los resignados.

Mi visión del mundo de los negocios está construida a partir de mi experiencia en países en vías de desarrollo; sin embargo, al hacer investigación me encuentro con que la mayoría de los análisis en torno de negocios y finanzas están hechos

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