Las aventuras de un estudiante de derecho en apuros (El Jurista Enloquecido)

Abel Gende
Adrián Fernández

Fragmento

cap-31

SENTIMIENTOS/INTELIGENCIA
EMOCIONAL

«¿Cuándo aprenderán los humanos que los sentimientos, como ustedes los llaman, siempre se interponen en el cobro de grandes sumas de dinero?»

«No cabe duda de que los sentimientos juegan un papel fundamental en la vida de las personas y marcarán su devenir.» Vale, pues si ahora mismo te sientes identificado con esta frase, ya puedes ir planteándote abandonar la carrera de Derecho o la idea de cursarla.

¿Que por qué estoy siendo tan extremista? ¿Acaso los abogados y estudiantes de leyes tenemos el corazón de hielo? No cabe duda de que somos seres menos sintientes, algo que se agudizará cuanto más hayamos acudido a los Juzgados de Familia. Son innumerables los casos de divorcio, pensión de alimentos, custodia, etc., que se ventilan en dichos tribunales y eso, poco a poco, provoca que dejemos de creer en el amor.

Nos damos cuenta de que tiene fecha de caducidad (sí, de caducidad y no de prescripción, porque no se puede interrumpir el final del amor) y de que ese idilio que sentimos hacia nuestra pareja no es eterno: no lo llamen amor, sino obligación de la cual nacen prestaciones mutuas mediante condición resolutoria.

Pero es normal. ¿Acaso se imaginan a un abogado rechazando un caso de divorcio porque cree en el matrimonio hasta la muerte?

Es muy importante tener inteligencia emocional y aprender a no mezclar los sentimientos y emociones propios con el ámbito estrictamente profesional. Como dice el abogado de Manjula cuando esta se niega a proseguir con la demanda de divorcio a Apu en una escena de Los Simpson: «¿Cuándo aprenderán los humanos que los sentimientos, como ustedes los llaman, siempre se interponen en el cobro de grandes sumas de dinero?».

Esto no quiere decir que tengas que dejar la empatía a un lado en tu carrera profesional, pero será muy importante que seas emocionalmente inteligente y que sepas gestionar tus sentimientos y emociones, así como utilizar la información obtenida para tomar las decisiones más acertadas en cada momento y poder conseguir la pronunciación más favorable para tu cliente.

Al fin y al cabo, son los casos ganados los que van a proporcionarte éxito en tu vida laboral, y no las tonterías que la sociedad te hace creer.

Ahora bien, eso tiene consecuencias. La gente te juzgará y hablará sobre ti; seguramente comentará que eres un ser sin sentimientos ni escrúpulos que antepone el dinero al amor. Pero ¿realmente te preocupan esas opiniones? Simplemente provienen de personas físicas con plena capacidad de obrar, entes repletos de emociones fungibles, legos que desconocen sus propias normas y viven en la ignorancia. Tema zanjado.

Esto tampoco quiere decir que en tu profesión tengas que dejar a un lado la ética y la moral en detrimento del trabajo jurídico; por eso existe un Código Deontológico.

Siguiendo en la línea de lo expuesto anteriormente, debemos tener un mínimo de empatía hacia los demás y comprender que no siempre podemos utilizar las adversidades ajenas a nuestro favor. Por ejemplo, justo después de que ocurra una desgracia (imaginemos un accidente aéreo) no sería deontológica ni moralmente correcto hacer publicidad de nuestros servicios jurídicos con respecto a las herencias o testamentos aprovechándonos de lo que ha ocurrido.

A fin de cuentas, la abogacía no es una profesión en la cual debas aceptar todo tipo de casos aunque moralmente no te parezca correcta su defensa. Es fundamental creer a tu cliente y en su inocencia; de esta manera lograrás empatizar mucho más con él o ella y estoy seguro de que esto influirá notablemente en los fundamentos que utilices en el pleito y también en el fallo de la sentencia. O si pierdes el caso, al menos podrás dormir tranquilo por las noches.

Aquí surge una gran discrepancia en el mundo de la abogacía que se resume en una simple frase:

¿Defenderías a un asesino aun a sabiendas de que es culpable?

La respuesta la dejo al libre arbitrio de cada uno, aunque claro está que si eres un abogado de oficio no te va a quedar más remedio que hacerlo.

Además, es muy importante saber cómo tratar las emociones de los demás. Va a ser imprescindible jugar con ellas para decantar la balanza a nuestro favor y hacer que los demás vean las cosas desde nuestro punto de vista.

Me refiero sobre todo a asuntos en los cuales va a ser un jurado popular el que juzgue; mucha gente se deja llevar por sus emociones para dar un veredicto. Por ejemplo, si estás defendiendo el caso de una víctima de asesinato, en tu alegato deberás intentar plasmar la gran aflicción de la familia al perder a la víctima y que el daño psicológico es irreparable: eso va a ayudar a que el culpable salga condenado. Pero si, por el contrario, quien dicta sentencia es un magistrado profesional, será más difícil que el alegato sentimentalista cale hondo en su decisión, porque, como bien he explicado durante todo el capítulo, los juristas tenemos la virtud o el defecto de ser más insensibles que la gente normal.

cap-32

RELACIONES Y VIDA SOCIAL (AMIGOS)

Ya no te hará falta desearle el mal a tus rivales, sino que irás más allá y los empezarás a demandar ante los tribunales

¿Cómo afecta estudiar Derecho a las relaciones con los demás, es decir, a la vida social?

Uno decide matricularse en la carrera de Derecho por diversas razones, pero estoy seguro de que una de ellas es porque piensa que la universidad va a ser algo así como lo que se ve en películas americanas tales como American Pie: todo el año de fiesta en mansiones con piscina y música a todo volumen, bebiendo alcohol en vasos rojos, siendo popular y conociendo a un montón de gente universitaria.

Pero… ¿es realmente así la vida universitaria?

Pues desconozco cómo es en otras carreras, pero siento deciros que en Derecho no es oro todo lo que reluce. ¿De verdad piensas que vas a tener tiempo para hacer todas esas cosas maravillosas?

Seguramente la única vez que te reunirás con tus compañeros será para preparar alguna exposición, copiar alguna práctica de clase o en la biblioteca para estudiar (o hacer que estudias).

Lamento tener que ser yo el que te haga leer estas confesiones tan duras; no obstante, no te desanimes: todo esfuerzo tiene su recompensa. Al fin y al cabo, el objetivo es luchar por un futuro.

Llegados a este punto, estarás preguntándote si los únicos amigos que conservarás durante la carrera tendrán su domicilio en la biblioteca. Pues no, no serán tus únicos amigos, tendrás muchos más. Por ejemplo, cuando estés asistiendo a esas maravillosas clases de Derecho Romano, es bastante probable que te topes con los entrañables Cayo, Ticio y Sempronio.

«Entonces… ¿no tendré amigos de carne y hueso?»

Sí, los tendrás, o más bien los habrás tenido. Es bastante probable que, a medida que estés cursando la carrera, vayas perdiéndolos. Y es que la carrera de Derecho es como un agujero negro que te absorbe y no te va a quedar tiempo para verte con tus amigos. Al final todo el mundo se olvidará de ti: tu

Suscríbete para continuar leyendo y recibir nuestras novedades editoriales

¡Ya estás apuntado/a! Gracias.X

Añadido a tu lista de deseos