Disrupción

Mario Borghino

Fragmento

Título

APRENDE A LEER EL ENTORNO

Origen

Como consultor, llevo 12 años estudiando el tema de innovación en las organizaciones y las estrategias de los líderes disruptores, en más de nueve países. He encontrado que la mayoría lucha con la influencia del modelo tradicional del negocio que gestaron. Hoy se encuentran ante un mercado maduro, informado, tecnificado y saturado de productos, que muchos no saben cómo enfrentar; sin embargo, aquellos que han logrado salir adelante aprendieron que la solución no es sólo mejorar innovando, sino transformando su negocio.

Otros sufren porque no soportan el embate de nuevos competidores que han llegado a ganar mercado y su desgaste en las utilidades les ha reducido su capacidad de reinversión.

El estancamiento de muchas empresas tiene que ver más con una lectura incorrecta de las nuevas tendencias que por el efecto del entorno económico que se vive.

En el año 2005, inicié mi estudio del crecimiento de empresas disruptoras, con el propósito de descubrir por qué empresas jóvenes, sin capital, sin experiencia, sin marca crecían exponencialmente. Mi pregunta era ¿por qué?, ¿qué estaba sucediendo?, ¿qué estaba cambiando? Ya que no era un tema local, sino un fenómeno globalizado. La tecnología, principal disruptor del mundo empresarial, estaba cambiando la forma de hacer dinero con el negocio.

La tecnología, más que el capital y la maquinaria, se ha transformado en la fuente de riqueza en esta era digital.

Cuando inicié la investigación, observaba en mis asesorías, sin importar el país que visitara, que mis clientes se quejaban del surgimiento de nuevas empresas que hacían lo mismo que ellos y de que nuevos productos satisfacían una misma necesidad. Los nuevos competidores estaban inundando el mercado de productos: Nike salía al mercado con más de 700 tipos de pares de tenis; Seiko ofrecía más de 3 mil tipos de relojes. En supermercados había más de 40 mil productos para elegir. La industria automotriz producía más de mil tipos de carros distintos. El color que pidas, al precio que necesites y en las condiciones que puedas, con sólo hacer un click.

Hoy el mundo se pobló de nuevos empresarios haciendo lo mismo que tú, vendiendo lo mismo que tú y atendiendo a los mismos clientes. Estos nuevos empresarios y emprendedores, muchos de la generación millennial, se han caracterizado por tener un total dominio de la tecnología y habilidad para integrarla en sus nuevos productos o en los procesos comerciales de la empresa. Con ello crearon modelos de negocios envidiables, con crecimientos que ninguna empresa tradicional ha logrado. Los nuevos emprendedores como Steve Jobs, que comenzó en un garaje, salieron a conquistar nichos de mercado que los empresarios de la era industrial dejaron al descubierto. Empresas como la televisión o los periódicos hoy luchan para defender un modelo tradicional donde el internet está devorando su mercado sin piedad. Hoy ya no sólo compites contra empresas trasnacionales, sino con el nuevo joven emprendedor que vive en la acera de enfrente. La amenaza no sólo viene de otras fronteras, sino de los nuevos emprendedores: miles de jóvenes universitarios, creando modelos de negocios que los viejos empresarios ni se imaginan. Ni Sears, Liverpool o El Palacio de Hierro en México; ni Nordstrom en Estados Unidos; Harrods en Londres, o El Corte Inglés en España se pudieron imaginar un modelo disruptor y revolucionario como Zara o Amazon. Los disruptores que surgen son el nuevo peligro para los líderes del mercado tradicional, a los que les tomó generaciones llegar a donde hoy están.

La agresividad competitiva es avasalladora; el mercado se reinventa con empresas que nacen en una pequeña oficina y que utilizan la robótica y la tecnología digital para competir en un mundo saturado de productos que requieren bajos costos y un alto valor para el consumidor. Quien no comprenda cómo integrar la tecnología en sus productos y en su gestión diaria del negocio se tendrá que conformar con las migajas del mercado.

Como te decía, en 2005 los empresarios sentían los primeros efectos de la revolución tecnológica con precios bajos. Ellos contrarrestaron con lo único que sabían hacer: promociones y descuentos, con el propósito de recuperar el mercado perdido. Recuperaban el volumen de unidades pero sus utilidades estaban desplomándose.

Crisis de 2008

En la crisis económica de 2008, los empresarios que comprendieron correctamente las nuevas reglas del juego para competir en un mercado tecnificado hoy crecen exponencialmente, y el resto se debilita. Estos empresarios disruptores, que mencionaré en las próximas páginas, son los que comprendieron la nueva dinámica de hacer dinero. Encontraron el secreto de integrarse a la era digital y reinventaron su negocio para tener costos más bajos y más valor para un mercado saturado de productos similares. Para ello tuvieron que transformarse en verdaderos disruptores y no sólo en innovadores, mejorando lo que han hecho siempre.

A partir de 2008, ese modelo de sólo competir con los pre- cios para mantener el volumen ya no tiene la misma respuesta, ni los nuevos costos te lo permiten. Hoy todos tienen precio, pero la mayoría no sabe cómo vender distinto para crear valor ante el cliente o reinventarse para cambiar su estructura de costos. El aprendizaje de usar el veneno del precio como el único recurso para conquistar el mercado se les está diluyendo entre sus manos. La guerra frontal de precios está aniquilando a muchos en un mercado que se ha inundado de productos similares.

Por otro lado, el consumidor con los años aprendió, y dejó de ser un manso cordero dependiente del proveedor para convertirse en un verdadero tirano en el momento de la compra. El nuevo mercado saturado se ha convertido en el paraíso para los consumidores y en una pesadilla para el empresario tradicional.

La disrupción y el crecimiento acelerado

Las nuevas empresas disruptoras tienen un crecimiento envidiable, comparado con el de cualquier empresa tradicional. La mayoría tiene un crecimiento de 100% en promedio cada año. El crecimiento orgánico y progresivo de las empresas tradicionales las está dejando rezagadas ante este tipo de competidores tan inesperados. Amazon inició sus operaciones el 5 de julio de 1994, y hoy, Jeff Bezos, su fundador, es el empresario más rico del mundo.

La innovación tecnológica nos invadió, y trajo consigo nuevas empresas que enamoraron al consumidor de todo el planeta. Hoy, a los clientes no les importa abandonar un producto que usaron por años. La lealtad migró a los museos históricos; el viejo cliente leal ya está en el jardín de los recuerdos.

Entramos a la cuarta revolución industrial. Estamos en los albores de la robotización de la industria y de la digitalización de las transacciones, de productos y de servicios. Está comprobado que, cuando se rompen los patrones del mercado, los empresarios necesitan aprender una nueva forma de pensar cómo hacer más dinero.

Los negocios del siglo XX no f

Suscríbete para continuar leyendo y recibir nuestras novedades editoriales

¡Ya estás apuntado/a! Gracias.X

Añadido a tu lista de deseos