El poder de poder

Mónica Bauer
Paula Santilli
Marty Seldman

Fragmento

El poder de poder

PRÓLOGO


¿Alguna vez has pensado qué sucedería en tu comunidad, y en todas las comunidades del mundo, si las mujeres que quisieran tener un trabajo y una carrera pudieran conseguirlos? ¿Has imaginado el impacto que tendría en nuestras hijas e hijos? ¿Has considerado el efecto económico y lo que aportaría para cerrar la brecha de género en nuestros centros de trabajo? Las oportunidades y los sueños que se podrían realizar serían extraordinarios.

La participación de las mujeres en la fuerza laboral conlleva innumerables beneficios para sus familias, sus centros de trabajo, la sociedad y la economía de sus países. Como señala la ONU Mujeres: “Allí donde las mujeres prosperan, también prospera la economía”.1 Numerosos estudios han demostrado que las sociedades con mayor igualdad de género no sólo ofrecen mejores oportunidades para las mujeres, sino que también tienden a crecer más rápido y de manera más equitativa, al mismo tiempo que reducen la pobreza y potencian la innovación.

Sin duda, el desarrollo económico y la igualdad de género van de la mano. Se refleja en el producto interno bruto (PIB), en entornos de trabajo más productivos, en el impulso a la innovación y en mejoras en la calidad de vida. La participación de las mujeres en la fuerza laboral es esencial y su impacto así lo demuestra.

No obstante, las mujeres todavía no pueden alcanzar su máximo potencial en muchas partes del mundo, como América Latina o India, mi país natal. En algunos lugares se les asigna el papel de madres y encargadas de la familia, usualmente a costa de sus aspiraciones profesionales. Y cuando nos atrevemos a trabajar y tener una familia al mismo tiempo, a menudo somos criticadas.

Entiendo este problema de primera mano. Mi esposo y yo tenemos dos hijas. A principios de mi carrera hubo un día que no olvidaré jamás: recibí una nota de mi hija de cinco años mientras pasaba largas horas en la oficina. “Querida mamá —decía su mensaje—. Te quiero. Por favor, ven a casa. Por favor, por favor, por favor, ven a casa. Te quiero, pero te querría más si vinieras a casa.” Sé que no soy la única que ha recibido una nota de este tipo. Como puede atestiguar la mayoría de las mujeres que trabajan, tener un hijo mientras se construye una carrera es más difícil y doloroso de lo que debería ser.

Paula Santilli, Mónica Bauer y Marty Seldman entienden el valor de apoyar a las mujeres; los felicito por escribir este libro e invito a las mujeres a aprovecharlo al máximo. A lo largo de sus páginas se recopilan historias que nos inspiran y fortalecen, pero también transmiten mensajes invaluables: su compromiso, liderazgo y resiliencia le dan un valor único a PepsiCo. Mujeres como Lorena Jiménez, Josefina Reyes, Hilda Gamboa y Tamara Rueda han crecido profesionalmente a pasos agigantados gracias al apoyo que recibieron para superar desafíos, tanto de la vida como del trabajo. Sus trayectorias demuestran que las ambiciones profesionales son alcanzables si se cuenta con los aliados y el ecosistema adecuados.

En mi caso, mi predecesor como CEO, Steve Reinemund, a veces se ofrecía a recoger a mis hijas de la escuela cuando mi esposo viajaba, para así ayudarme a cumplir con mis múltiples responsabilidades. Además, desde que era niña, mi padre y mi abuelo me inculcaron la creencia de que tenía el poder de ser lo que quisiera y de alcanzar cualquier sueño que aspirara lograr. Eso era inusual en el sur de la India. Gran parte de lo que soy es el resultado de la motivación que tuve cuando era joven. Siempre me dijeron que debía perseguir mis sueños con plena convicción, y todos los días agradezco por ello.

A lo largo de mi carrera he aprendido muchas lecciones. Una de las más profundas es que si queremos que las mujeres alcancen sus aspiraciones, debemos apoyarlas con becas, capacitación, préstamos, licencia de maternidad, mentoría y horarios flexibles, entre otras iniciativas. Necesitamos brindarles el ecosistema que necesitan para prosperar y que las ayuden a lograr un mejor equilibrio personal y profesional.

Durante mi gestión como CEO de PepsiCo introduje una filosofía que llamamos Desempeño con Propósito. Tiene que ver no sólo con trabajar para ofrecer buenos rendimientos financieros para la empresa, sino también para responder a las necesidades cambiantes del mundo que nos rodea. Algunas de estas necesidades son apoyar al talento femenino, ser más solidarios, ayudarlas a construir una comunidad y promover políticas y programas específicos de acuerdo con sus necesidades.

Como estrategia de negocio, este enfoque ha tenido sólidos resultados. Entendimos que las mujeres son clave para que un negocio crezca y hemos podido comprobarlo. Hoy, PepsiCo es un caso de éxito que muestra cómo la búsqueda de la igualdad de género y una cultura de inclusión pueden tener excelentes resultados.

Pero no importa si eres CEO o si estás empezando tu carrera, todos pueden contribuir a la causa de la equidad de género. Puedes darle tu opinión a tu colega. Puedes ayudarla a tomar decisiones sabias y sensatas. Puedes ofrecerle consejos sobre cómo equilibrar el trabajo y la familia. Puedes estudiar las 12 reglas de coaching en este libro para crecer, y compartirlas para ayudar a otras a crecer y que también conviertan sus carreras en casos de éxito. Puedes hacer algo por todas.

Imaginemos un futuro donde todos tengamos las mismas oportunidades independientemente de nuestro género y luego trabajemos todos los días para que se haga realidad. Hacer esto no sólo tendrá impacto en nuestras carreras y trabajos, también tendrá una gran repercusión en toda América Latina y más allá.

INDRA K. NOOYI
EXPRESIDENTA DEL CONSEJO DE
ADMINISTRACIÓN Y EXCEO DE PEPSICO


1ONU Mujeres, Informe anual 2017-2018, Nueva York, ONU Mujeres, 2018, disponible en <www.unwomen.org/es/digital-library/publications/2018/6/annual-report-2017-2018>.

El poder de poder

PRESENTACIÓN


Una sala de juntas llena de hombres y yo, la única mujer entre ellos. Así era el panorama cuando, a los 18 años, empecé a trabajar en una agencia de publicidad en Argentina. Hoy, tres décadas después, la situación ha cambiado poco; las reuniones todavía no están balanceadas en cuanto al género. Como CEO de PepsiCo en América Latina, muchas veces sigo siendo la única muje

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